lunes, 31 de agosto de 2009

LAS MENTIRAS DEL GOBIERNO.

Juan Velarde: "No hay más sitios por donde recaudar"

31.08.09 | (PD)
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Ana Avellano (PD)-. Tres son los fracasos del Gobierno este mes de agosto, según este académico de Ciencias Morales y Políticas, responsables de que la subida de impuestos sea la única salida que ha encontrado el Ejecutivo: "El primer error fue no disponer de una energía barata; el segundo fracaso es el mercado laboral donde sindicatos y empresarios no se pusieron de acuerdo; y el tercero es el caos en el tráfico del mercado interior en España donde el Gobierno ha ampliado el gasto para ser simpático con las autonomías".


.Juan Velarde piensa que la asignatura pendiente del Gobierno es “decir la verdad a los españoles para acabar con la incertidumbre.

En una economía como la de España, ¿es la mejor opción subir los impuestos para que el Estado vuelva a tener dinero?

Lo que existe en España en estos momentos es derivado de la crisis económica en general. Todavía no se ha puesto en marcha ninguna medida seria de reactivación económica que no hay que confundirlo con dar dinero sin más. Hay que cambiar los problemas relacionados con la energía, las dimensiones del mercado, las trabas administrativas, el gasto público excesivo… Y al no haber hecho nada de esto, ahora tenemos una crisis del Estado Fiscal.

Estamos en una situación donde (como consecuencia de la crisis) no se recauda y aparece un monstruoso déficit debido a que no se recorta el gasto público. La consecuencia es la subida de los impuestos pero ésta frena la actividad económica y, al final, se recauda menos. Es desagradable subir los impuestos pero lo es más recortar el gasto público.

En este momento, ¿hay otra forma de combatir la crisis?

Ahora no veo otra alternativa para combatir la crisis. En sólo el mes de agosto, ha habido tres grandes fracasos de este Gobierno: el primer error fue no disponer de una energía barata; el segundo fracaso es el mercado laboral donde sindicatos y empresarios no se pusieron de acuerdo; y el tercero es el caos en el tráfico del mercado interior en España donde el Gobierno ha ampliado el gasto para ser “simpático” con las autonomías. Será tremendo lo que se va a ocasionar si no se equilibra el gasto público con la subida de los impuestos.

¿Qué consecuencias traería una subida de impuestos como la anunciada por el Gobierno?

Si hay un aumento en el Impuesto de Sociedades la fuga de capital que puede haber en España es tremendo, aumentar el IVA también va dirigido a las clases medias y las menos favorecidas. Si se aumenta el IRPF es cargar sobre las rentas de trabajo y normalmente son las de las clases medias. No hay más sitios por donde recaudar.

¿Cree que el Gobierno sabe lo que está haciendo?

Estamos en la época de los arbitrios no de los planteamientos económicos radicales y estudiados. En este sentido, parece ser la España del s.XVII donde cada uno lleva su formulita y nada más. Siempre hay arbitrios. En el s. XVII se hundió la economía española por apelarse a los arbitrios.

Ahora tienen que tomarse muchas medidas a corto plazo que para ciertos grupos son molestas. Por eso no se quiere hacer. La solución que ha encontrado el Gobierno es crear polémica en temas como el del aborto para que la gente piense en otras cosas.

En palabras de Leire Pajín “tenemos los impuestos más bajos de Europa”.

Depende de qué tasas e impuestos se hable. Lo que puede que quiera decir es que la presión tributaria española se había colocado a finales de los 90 en una presión tributaria muy baja en comparación con el resto de Europa. Pero ésta ha aumentado a gran velocidad mientras que en el resto de Europa han tratado de aliviarla (por la crisis).

¿Habría que tomar alguna medida “anti-crisis” concreta a corto plazo?

El Gobierno tiene que hacer muchas cosas al mismo tiempo. Primero contar la verdad. Después llamar a un grupo de expertos para que hagan un diagnóstico (como se hizo en Francia al llegar Sarkozy) y señalar cómo está España de verdad. Y contarlo a la gente.

Las medidas de continuación tienen que ser duras, lo que no se puede decir es que las cosas están bien. Hay que decir a los españoles lo que realmente está pasando para que todo pueda arreglarse.

EL OASIS HUELE Y LO NOTAN.










CATALUÑA PIERDE IMAGEN EN EUROPA.
En el último año, tres diarios ingleses y uno francés se han hecho eco del debilitamiento económico y político de España supuestamente causado por la presión nacionalista catalana. El Gobierno atribuye esa visión al «contagio» de la prensa madrileña

Para la prensa extranjera, Barcelona siempre ha sido sinónimo de Gaudí y del Barça, mientras que, de un tiempo a esta parte, Cataluña significa independentismo y, en algunos casos, radicalidad.

En el último año, coincidiendo con el complejo desarrollo del Estatut, cuatro publicaciones extranjeras se han hecho eco de las consecuencias, a su juicio negativas, de la presión nacionalista que ejerce Cataluña en el Gobierno español. Y, en algunos casos, incluso se culpa al separatismo del debilitamiento económico y político del país.

El diario francés «Libération» ha sido el último en sumarse a esa visión rupturista de Cataluña en un artículo, firmado por su corresponsal en Madrid: «¡Aviso de ciclón político en Cataluña y, por extensión en toda España y en la estabilidad del Gobierno Zapatero!», reza el encabezamiento de esta crónica, según la cual, «la mayoría de las formaciones de esta rica y turbulenta región del nordeste del país están en pie de guerra» ante la posibilidad de que el Tribunal Constitucional (TC) recorte el Estatuto.

La «grandeur» francesa entiende poco de nacionalismos internos -la causa bretona es una anécdota para el Gobierno galo-, mientras que a la prensa británica, dada la experiencia irlandesa y escocesa, cabría presuponerle un análisis más profundo de la causa identitaria. Pero son precisamente tres diarios del Reino Unido los que más críticos han sido con la evolución del Estado autonómico.

En el pasado mes de abril, el diario «Financial Times» publicaba un artículo en el que se denunciaba que las «lenguas y dialectos» y la «burocracia extra» que «imponen» Cataluña, el País Vasco y Galicia son un «inconveniente» para los inversores. Asimismo, cuestionaba la excesiva autonomía de los «gobiernos regionales».

Otro rotativo anglosajón, «The Daily Telegraph», abordó el pasado mes de junio el aumento del independentismo en Cataluña en un artículo acompañado de una llamativa foto en la que aparecía un encapuchado quemando una bandera española.

Pero el pionero en este tipo de reportajes fue el semanario «The Economist», que en agosto de 2008, alertaba del «dogmatismo lingüístico» catalán y advertía de que el Estado de las autonomías «había ido demasiado lejos». En esta ocasión la reacción institucional fue inmediata, ya que la pieza dio lugar a una protesta formal del Gobierno catalán, quien culpó a los corresponsales extranjeros de dejarse influir por la prensa madrileña.

Más recientemente, «The Economist» ha comparado el acuerdo de financiación con «Alice in Zapateroland», donde «hay regiones que, como Cataluña, ganan más que otras». Según el periodista, «las últimas reglas de financiación son, en gran medida, un resultado del Estatuto de Cataluña». (ABC)
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SE HAN DADO CUENTA.



Ahora resulta que no somos solamente los fachas y españolistas de mierda los que denunciamos estas cosas que suceden en el Oasis y en los 'territorios comanches'. El 'Daily Telegraph', el 'Financial Times' y 'The Economist' dicen lo mismo que nosotros. Deben ser los periódicos fachas de Inglaterra. También el diario francés 'Liberation' dice las mismas cosas horribles. Otro facha. Es que estamos rodeados de fachas.

Menos mal que nos quedan Montilla, Carod, Zapatero, la Pajín, Don José Blanco, Rubalcaba y un largo etcetera de progresistas. No hay peligro. Me olvidaba, y los nacionalistas periféricos que son los más progresistas de todos. Estamos salvados. Me pediré otra de gambas sin congelar.




Sebastián Urbina.

domingo, 30 de agosto de 2009

LA CASTA POLÍTICA.








Arturo Pérez Reverte. | XLSemanal | 5 de Julio de 2009




Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.

Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.

Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.

De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.




SOCIALISMO AUTÉNTICO.








NOS VUELVEN A TOMAR EL PELO Y LA CARTERA.

Dice El País –que parece no haber roto tantos puentes con el PSOE como para dejar de ser su portavoz oficioso– que la subida de impuestos del Gobierno no afectará a las rentas del trabajo sino a las del capital, reflejando una vez más la "preocupaciones sociales" de que el coste de la crisis no recaiga en los trabajadores.

Hemos escalado en la demagogia del "que paguen los más ricos" a "que paguen los capitalistas" con la misma facilidad con la que escalamos la mentira desde el "bajar impuestos es de izquierdas", al "será una subida temporal y limitada" pasando por el "no tengo intención de subir impuestos".

Zapatero recurre al imaginario socialista para justificar sus disparates en todos los frentes. La contraposición de clases asalariadas con clases capitalistas no deja de ser un resorte populista que olvida que muchos trabajadores también son capitalistas sin necesidad de ser ricos. ¿O acaso todo aquel que percibe intereses, que cobra dividendos o que posee un paquete de acciones en este país aparece en la lista anual de Forbes? Más bien cabría sospechar lo contrario, ya que en 2007 16,3 millones de declarantes en el IRPF percibieron rentas del capital mobiliario; sólo quinientos mil menos, por cierto, de quienes las percibieron del trabajo.

Demagogia no menor, sin embargo, a la que denota la idea de que van a subirse los impuestos para reducir el déficit público y mantener las políticas sociales y de inversión pública. Más bien, habría que invertir los términos: van a mantenerse las falsas políticas sociales y las ruinosas inversiones públicas para que no se reduzca el déficit y haya un pretexto para subir impuestos.

Sólo así se entiende que Zapatero no haya anunciado ni un solo tijeretazo a las partidas de gasto más superfluas y, en cambio, anuncie un aumento de impuestos que no dará ni para sufragar lo que nos ha costado el propagandístico Plan E. ¿Adivinan cuál fue el año pasado la recaudación total en el IRPF procedente de las malvadas "rentas del capital"? Apenas 6.900 millones de euros. Con esta estrechísima base recaudatoria, ¿qué piensa hacer Zapatero para reducir un déficit público que rondará a finales de 2009 los 100.000 millones de euros?

Porque aún cuando duplique el gravamen de las rentas del capital, ese déficit seguirá ahí, hipotecando nuestro presente y nuestro futuro. Pero es que además, Zapatero sabe que no puede duplicar el gravamen de las rentas del capital. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué el capital tributa al 18% y el tramo más bajo de las rentas del trabajo al 24%? Muy sencillo: los capitales son móviles y los trabajadores no demasiado. Cualquier gobierno que no sea el de Argentina o el de Zimbabue es consciente de que si aumenta significativamente la tributación de las rentas del capital, éstas volarán y con ellas la inversión, el crédito y la prosperidad dentro del país.

¿Entiende ahora por qué Zapatero quería eliminar los paraísos fiscales? En efecto, para que no fueran los refugios al infierno fiscal que quiere montar en nuestro país.

Nadie debería llevarse a engaño: si la noticia de El País se confirma, esto es, si Zapatero se ceba en las rentas del capital y no toca las del trabajo, esta reforma fiscal –y no las palabras de José Blanco– será el auténtico globo sonda de una futura revolución tributaria. Tarde o temprano Zapatero tendrá que reducir el gasto –medida que parece antropológicamente incompatible con su sectarismo– o subir los impuestos a los trabajadores. No hay más.

Lo lamentable de todo, no obstante, es que en apenas dos años Zapatero se ha terminado de cargar lo poco que seguía en pie de la economía española. Sí, habíamos sufrido la mayor burbuja inmobiliaria de Occidente; sí, nuestro sistema bancario no es el más sólido del mundo, sino que está en su mayor parte quebrado; sí, tenemos un mercado laboral más intervenido que el de Camerún; sí, padecemos una cleptocracia en todos los niveles de la administración; y sí, nuestro ritmo de ajuste ante la crisis no podía ser más lento. Pero, pese a todo, habríamos superado la crisis y probablemente en mejor forma de la que entramos.

Sin embargo, dos años después de sus primeros destellos, España es un país cada vez más empantanado en deudas e impuestos. Y todo gracias a un visionario socialista que se empeñó en forzarnos a gastar lo que no teníamos mientras se negaba a reformar cualquier aspecto de nuestro aparato productivo.

Ahora es cuando comenzamos a pagar la factura de unos dispendios que no han servido para nada. Cuatro millones de parados, caída histórica del PIB y subidas de impuestos. Esos han sido los exitosos resultados del Plan E y demás tomaduras de pelo y cartera socialistas. (Juan Ramón Rallo/LD)

PROPIEDAD PRIVADA Y POPULISMO.






La progresiva destrucción del derecho de propiedad

El Estado en la Argentina está dejando de ser la máxima expresión de la juridicidad para convertirse en una suerte de carterista

Noticias de Opinión: anterior | (La Nación)
Domingo 30 de agosto de 2009 | Publicado en edición impresa
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El transcurso del tiempo, en su mera dimensión cronológica, puede resultar, a veces, engañoso. Hace casi ocho años que la sociedad argentina protagonizó un colapso en su economía y en su organización política. Desde aquella crisis de fines de 2001 cambiaron muchos actores, se crearon y sucumbieron organizaciones y partidos, y se renovaron los temas de discusión. Sin embargo, en cuestiones fundamentales de su cultura pública, el país sigue detenido en ese año, sin poder salir de aquellas ruinas.

Una de las instituciones que se desmoronaron, y que la Argentina no ha sabido restaurar, es la del derecho de propiedad. Al contrario, se han vuelto cada vez más frecuentes las agresiones a ese principio fundamental, con total negligencia de una parte importante de la ciudadanía.

En el origen de este ciclo turbulento están la incautación de los depósitos bancarios, el incumplimiento de los contratos y el default de la deuda pública. Son anomalías que aparecen en todos los debates que dominan, hoy, la escena pública. Por el mundo sigue circulando una masa de títulos argentinos impagos. Son los que quedaron fuera del canje que realizó el Estado en 2005, cuando entregó otros bonos a cambio de aquéllos. Pero algunos de estos nuevos también fueron sometidos a un default, no tan estridente, mes tras mes, a partir de que se decidió adulterar las estadísticas del Indec para pagar menos a los poseedores de papeles ajustables por la inflación.

El ahogo del gobierno kirchnerista a grupos empresarios concesionarios de servicios públicos, mediante el congelamiento de las tarifas y "aprietes" para obligarlos a abandonar sus negocios en la Argentina, que en la mayoría de los casos pasaron a amigos del poder político o al propio Estado, constituyó otro grave ataque al derecho de propiedad.

El mismo vicio se manifiesta en otro plano. En los últimos años el poder regulatorio del Estado para garantizar la libre competencia ha sido utilizado también para agredir el derecho de propiedad. Con la excusa de evitar supuestos monopolios, se ha forzado la venta de participaciones accionarias a empresarios seleccionados de antemano por el Gobierno.

La prohibición de exportar es otra degradación del régimen de propiedad. Porque impide el acceso a mercados a quienes viven de ese comercio y, también, porque deprecia uno de sus activos principales: la tierra o las máquinas valen menos si se prohíbe la venta de lo que se produce con ellas. La expropiación se completa con un régimen de retenciones regresivo, que no se apropia de las ganancias sino de los ingresos de quienes intentan crear riqueza.

El derecho de propiedad ha perdido tanto valor en la Argentina que, siete años después del citado colapso histórico, el Gobierno incautó los ahorros jubilatorios y encontró como reacción una inesperada apatía. El pasaje compulsivo del régimen de capitalización al de reparto se llevó adelante sin tomar la precaución de un cálculo actuarial; muchos especialistas sostienen que la operación llevará a la quiebra a la Anses en la próxima década. Es la confiscación más cómoda y la más cruel: la que se adueña del futuro.

Se podrá discutir si los fondos estatizados eran o no parte del patrimonio de quienes los habían confiado a las administradoras privadas. Pero el Estado tampoco devuelve el dinero a aquellos que utilizaban el sistema para realizar ahorros voluntarios.

La expropiación previsional se ejerce también de manera menos escandalosa. La movilidad de las jubilaciones ha sido, entre 2001 y 2009, dejada de lado pese a los reiterados fallos de la Corte Suprema de Justicia. Es una violación más agresiva de la ley en la medida en que durante esos años el aceleramiento de la inflación se volvió llamativo.

El fisco también se queda con lo que no le pertenece al demorar los reembolsos del IVA a los exportadores. Miles de pymes que venden sus productos en el exterior están asfixiadas por el Tesoro, obligadas a pagar un impuesto que rige sólo para el mercado local.

La Argentina ya ingresó en una nueva crisis fiscal. El relajamiento del principio de propiedad es tal que la opinión pública se pregunta, casi indiferente, de quién será el patrimonio que el Estado incautará esta vez. ¿Será el petróleo y el gas? ¿Meterá la mano, en cambio, en la liquidez excedente de los bancos y hasta en las cajas de seguridad? ¿O se acordará de los activos que acumulan las compañías de seguros para respaldar sus compromisos? Adivinar la próxima expropiación se ha convertido en un triste deporte entre los economistas.

La falta de inhibición frente a lo que le pertenece a otro tiene consecuencias gravísimas. Como siempre sucede cuando las prácticas se ponen al margen de las leyes, los más débiles son los más perjudicados.

Por este vicio, la Argentina paga una tasa extravagante de rendimiento del capital. Es el seguro que se toman los emprendedores ante la eventualidad de perder lo que han invertido. En un país donde el patrimonio privado puede ser expropiado de un momento a otro, los actores económicos tratan de garantizarse la rentabilidad de sus bienes por adelantado. Un régimen tan excéntrico deriva en un deterioro gravísimo de la calidad de vida de la población.

No es la única consecuencia de esta falta de respeto por la propiedad que ha ganado espacio en el país. Existe un hilo bastante visible que enlaza estas condiciones generales de la economía con las agresiones cotidianas que sufre la propiedad individual a manos de la delincuencia común. Es inútil esperar una protección demasiado efectiva en este plano, de un Estado que se ha vuelto carterista.

En un contexto como el descripto, el Estado deja de ser la máxima expresión de la juricidad para transformarse en una facción. Esa defección gravísima convierte a la esfera pública en el campo de batalla de intereses desenfrenados. Toda mediación fenece, todo procedimiento parece superfluo y la argumentación es sustituida por el chantaje. Cuando el sector público desiste de ser árbitro para pasar a ser un actor más, desproporcionado y desigual, de esa guerra primitiva, la frontera de la civilización retrocede hacia las instancias más rudimentarias del orden social y el derecho de propiedad pasa así a ser letra muerta.


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MILONGAS PROGRESISTAS.

Tomen nota de lo que pasa en Argentina. ¿Qué pretenden los socialistas zapateriles? Recuerden que Zapatero se arrodilla ante los sindicatos y ataca públicamente a la patronal. ¡Malditos empresarios explotadores!

Quiere que el Estado engorde. O sea, ellos y sus amigos. Pero esto siempre sucede a costa de perjudicar la propiedad privada y la iniciativa individual, que son las que crean riqueza.

Ahora Zapatero sube los impuestos cuando antes dijo que bajarlos era de izquierdas. Pero da igual porque mucha gente traga lo que haya que tragar. Si es 'izquierdas', claro. Pues bien, resulta que el que se oponga a esta subida de impuestos (sobre las clases medias, fundamentalmente) se le acusa de 'insolidario'. Una vez más, la izquierda es solidaria y la derecha es insolidaria. La historia de 'buenos' y 'malos'.

La culpa no es suya. Es que hay mucha gente que, todavía, se traga estas milongas. Milongas 'progresistas', por supuesto. ¡Pobre Argentina! ¡Pobre España!.

Sebastián Urbina.

MENTIRAS SOCIALISTAS.


Domingo, 30-08-09
SÓLO José Luis Rodríguez Zapatero se atreve a decir «lo peor de la crisis ha pasado», tras anunciar su ministro de Trabajo que el paro seguirá subiendo.

Pero si nos dijo que la paz en el País Vasco vendría negociando con ETA y que los nuevos estatutos estructurarían definitivamente España, ¿por qué no va a poder decir que la crisis económica se resuelve con más parados?
Más parados, más déficit, más impuestos y más contracción, como confirma el Instituto Nacional de Estadística.

Concretamente, la mayor contracción económica en 40 años. Mientras los «brotes verdes» que nos anunció allá en la primavera se convierten en «brotes marrones» cara al otoño: la industria no toma el relevo de la construcción, como previsto, y las exportaciones caen un 15,7 por ciento, con lo que la esperanza de que compensen el descenso del consumo interno se evapora. Pero ¿qué importa todo eso a nuestro presidente? A lo mejor piensa que preside el gobierno alemán, pues, en efecto, lo peor de la crisis parece haber pasado en Alemania, aunque es muy posible que si él fuera su canciller, estarían todavía en lo más profundo de ella.

Pero no lo es, para suerte de los alemanes y desgracia de los españoles, que tendremos que seguir contemplando su peculiar manera de afrontar una crisis económica que empezó negando y ha seguido trampeando, de parche en parche, de engañifa en engañifa, de camelo en camelo, hasta situarnos en la peor de todas las situaciones posibles y, lo más grave, sin mostrar el menor indicio de cambiar.

A él, lo que le interesa es cargarse al PP, impedir que la «derecha» vuelva a gobernar, aunque tenga que aliarse con los que no quieren ser españoles, rehacer, en fin, la historia de España, como si la historia pudiera rehacerse
como si fuera un suspenso de junio o un error de sexo de la naturaleza. Eso es lo importante, lo urgente, lo fundamental, todo lo demás puede esperar. A ello se ha dedicado desde que llegó a la Moncloa, y en ello sigue con una tenacidad digna de mejor causa.

¿Qué va a decirnos este otoño, cuando los 8.000 millones de euros destinados a reparar las aceras de nuestras villas se agoten, los turistas se vayan, las exportaciones no crezcan, el déficit siga creciendo y los parados ronden los cinco millones?

Bueno, ya nos lo ha dicho: subir los impuestos, lo que en plena crisis es algo así como dar un purgativo a alguien con colitis. Aunque ya verán como se las arreglará para justificar la diarrea. De entrada, nos ha dicho que la subida será «temporal y limitada». Temporal, hasta las próximas elecciones y limitada, a sus rivales.

Si este hombre tuviera tanta habilidad para gobernar como para engañarnos, seríamos la admiración de Europa, en vez de estar en el furgón de cola. Pero, en fin, es lo que hemos elegido, ¿no? Y no una vez, sino dos. (José María Carrascal/ABC)

ZP NOS LLEVA A LA RUINA.

LOS IMPUESTOS DE ZAPATERO

Luis María ANSON

Pues no. No es cierto el "axioma" zapateril de que a más impuestos más recaudación. Eso lo explicó muy bien Ludwig Erhard, el autor del milagro alemán de posguerra. El 80% de una tarta de 100 es 80. El 30% de una tarta de 1000 se eleva a 300. De lo que se trata es de hacer prosperar la economía, de agrandar el pastel. Los impuestos excesivos suelen acarrear consecuencias negativas.

La disparatada política económica de las dádivas y las mercedes, impulsada por las ocurrencias de Zapatero, ha vaciado las arcas del Estado, multiplicado el déficit y disparado la deuda pública.

La solución zapateresca, aceptada dócilmente por Elena Salgado, la anticipé en esta misma columna el pasado día 1 como los lectores de El Imparcial pueden comprobar: subir los impuestos. Es decir, pan para hoy y hambre acuciante para mañana. Un parche para salir del paso en el año 2010, comprometiendo el futuro. Una solución parcial a corto plazo, negativa a medio y largo plazo.

De lo que se trata es de ayudar a las pequeñas y medianas empresas que son las que crean empleo estable y no a los ayuntamientos. De lo que se trata es de implantar una política de austeridad, cercenar los gastos del Estado, reducir los Presupuestos generales, disminuir el número de funcionarios, contener la hemorragia de la suntuosidad y el despilfarro, obligar a los partidos políticos y a los sindicatos a que vivan de las cuotas de sus afiliados, evitando que se dediquen al derroche gracias a las subvenciones estatales pagadas por todos los contribuyentes.

Lo que se va a hacer es un disparate más. Sangrará sobre todo a las clases medias de la sociedad española. Pero en su política de dar palos de ciego conforme a sus ocurrencias, Zapatero ha anunciado ya, sin estudio previo, sin medir las consecuencias a medio plazo, una subida de impuestos que terminará hiriendo aún más a la economía española.

sábado, 29 de agosto de 2009

CORRUPCIÓN.

El número dos del PSOE en Galicia, implicado en una trama de malversación de fondos

29.08.09 | (PD)
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(PD).-Sobre llovido, mojado. Según reveló ayer el PP, un informe de una asociación recabado durante la anterior etapa del gobierno bipartito implicaría al actual número dos del PSOE gallego, Pablo García, en una presunta trama de fraude y malversación de fondos públicos, vinculada a la contratación de un agente electoral socialista con cargo a ayudas para la promoción de empleo que ahora investiga la justicia.

Este informe está firmado por el presidente de la asociación Viticultores do Castro, con sede en la Ribeira Sacra ourensana, entidad utilizada para la percepción de las ayudas y posterior contratación como administrativa de María Isabel Blanco, quien sin embargo acabaría trabajando en una oficina del sindicato Uniones Agrarias -afín al PSOE- en Vimianzo (La Coruña), en la otra punta de Galicia, y a las órdenes del candidato socialista a la Alcaldía de Muxía, Félix Porto.

Blanco reconoció públicamente que actuó como agente electoral de Porto en Buenos Aires antes de las elecciones municipales de 2008 al mismo tiempo que percibía su salario como si trabajara en la oficina del sindicato, cuyas relaciones con Viticultores de Castro no han sido probadas todavía documentalmente.

Precisamente, antes de ocupar la secretaría de organización del PSOE gallego, Pablo García ejercía esta misma responsabilidad en Uniones Agrarias. Según explica en el informe Darío Rodríguez, presidente de los Viticultores do Castro, García fue quien designó a María Isabel Blanco para su contratación, y argumentando «falta de espacio» en las dependencias del sindicato en Orense, el propio sindicato trasladó a esta persona hasta Vimianzo.

VÍA ABC

TABACO.






Según Acotur

Cerca de 4.000 bares y restaurantes cerrarán en Mallorca si se endurece la Ley Antitabaco

Palma, 29 (LB/EP).- Entre 3.500 y 4.000 bares, cafeterías y restaurantes de la isla cerrarán en el caso de que se ampliase la Ley Antitabaco, tal y como ha planteado la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, y se prohibiese fumar en estos espacios, según la Asociación de Comercio y Empresas de Servicios Turísticos de Mallorca (Acotur).

FAMILIA.


CONGRESO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS.

Querido/a amigo/a:

Como sabes, del 10 al 12 de agosto, un grupo de 17 voluntarios de HazteOir.org viajamos a Ámsterdam para participar en el V Congreso Mundial de las Familias (World Congress of Families). Te envío esta crónica para que te hagas una idea del evento, que reunió a los principales líderes provida de todo el mundo.

¡Desde que llegamos a Ámsterdam el domingo todo fue un no parar!

Lo primero una reunión en el hotel con la gente del equipo para conocernos y repartir horarios, luego la aventura de cenar en una ciudad que nadie conocía y finalmente a la cama a prepararse para la que se nos venía encima el lunes.

Madrugón el lunes, que teníamos que preprarar el stand antes de que empezase a llegar la gente. Llegamos al RAI (el centro de convenciones) y nos encontramos una mesa con un panel para carteles que ponía HazteOir.org, en cinco minutos la alegría y el color de HO y DAV ya se hacían notar, dos roll-up, globos rojos y naranjas, chapas, abanicos, pegatinas, bolis, pulseras...¡no cabía nada más en el stand!

La gente empezó a llegar y a acercarse al stand a por regalitos de HO (tendríamos que haber llevado más abanicos, se acabaron en un momento).

Las ponencias, todas muy interesantes, nos ayudaron a conocer la situación de la familia en otros lugares del mundo. ¡En cada descanso la avalancha de gente a nuestro stand era brutal...

Todo esto se repetia una y otra vez cada día, desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche que acabamos, después de una película o documental sobre la familia, luego a dormir, que volvía a tocar madrugar para que todo estuviera perfecto.

Los dos primeros dias sufrimos las "protestas" de los grupos ultrafeministas y de Gays que habían atacado la sede de los organizadores del congreso... todo el apoyo que consiguieron fueron once personas con banderas del arcoíris en la puerta del RAI el primero y UNA sí, sí, UNA feminista el segundo. Pintaron los alrededores del RAI con consignas como "Christians go home and die" pero la policía holandesa (y aquí hay que felicitarlos) los tapó al cuarto de hora.

Gracias a toda la gente que se acercó a nuestro stand, ya fuese a por abanicos o para ver quienes eran esos que tenian tantos globos... ¡conseguimos salir en la portada de la Razón y dos entrevistas en la COPE!

Toda esta gente quería ayudarnos de algún modo, sabían que en España tenemos muchísimo trabajo que hacer por la vida y por la familia, por eso gente de todos los continentes nos dijo que harían manifestaciones en las embajadas de España en sus países. ¡El 17-O va a ser algo Mundial!

Este viaje a Amsterdam nos ha servido para conocer mucha gente buena de muchos países distintos que luchan por lo mismo que nosotros, que buscan lo mismo que nosotros y que nos quieren ayudar.

No puedo acabar sin agradecer a todos los que vinieron con nosotros el tiempo de sus vacaciones que han dedicado a la vida y a la familia, a que se conozca la situación de España en el mundo.

Si quieres ver las fotos de este V Congreso Mundial de las Familias no dejes de visitar el Flickr de HO:

http://www.flickr.com/photos/hazteoir/sets/72157622036594798/show/

La experiencia de Ámsterdam, sin duda, servirá para hacer más eficaz nuestra lucha a favor de la familia y de la vida. La siguiente cita, ya lo sabes, el 17 de octubre en Madrid.

Un saludo,

Luis Tejedor López y todo el equipo de HO

SUBIDA DE IMPUESTOS.

A LA ATENCIÓN DE ECONOMÍA

NOTA DE PRENSA

Sábado 29 de agosto de 2009

UPyD Baleares exige que no se plantee ninguna subida de impuestos sin un debate transparente y riguroso, y sin agotar antes todas las posibilidades de eliminación del derroche, de los gastos públicos innecesarios o simplemente no prioritarios en la actual situación económica. Que no se acuda, por lo tanto, a pedir sacrificios a los ciudadanos antes de haber estudiado e implementado todas las medidas de rigor y austeridad posibles en las propias Administraciones.

La situación financiera de las administraciones públicas españolas es extraordinariamente seria: el déficit público acumulado en los años 2008, 2009 y 2010 será de aproximadamente el 25% del PIB anual (Servicio de Estudios del BBVA), es decir, que siendo el PIB español de aproximadamente un trillón de euros, el Estado se habrá gastado en tres años 250.000 millones de euros por encima de la recaudación. Evidentemente esta situación es insostenible, tanto por nuestros compromisos con la UE (la Comisión Europea exige que en 2012 el déficit no supere el 3% del PIB) como por nuestra solvencia internacional: si como país no somos capaces de vivir según nuestras posibilidades el acceso al crédito internacional cada vez será más difícil y más caro.

El Gobierno, que tanto ha tardado en reconocer la gravedad de la situación de crisis económica y que, quizás por esa voluntaria e irresponsable ceguera, no ha sido hasta ahora capaz de plantear ninguna medida seria para enfrentarla, abrumado por el gigantesco déficit, ha abierto el debate de la subida de impuestos en la forma demagógica y engañosa en que acostumbra a tratar los problemas de la sociedad española y de sus ciudadanos, sea cual sea la naturaleza de estos problemas: pacto social, aborto, educación, libertad lingüística, etc.

El Sr. Blanco manifestó hace unos días que sería necesario subir los impuestos a las rentas más altas para financiar el gasto social y la inversión. Parece proponer una subida de impuestos progresista de “quitar a los ricos para dáselo a lo pobres”. Lamentablemente el progresismo del Sr. Blanco no soporta la prueba de los números. Contemos como “ricos” a los que declaran rentas de más de 90.000 euros al año. Pues bien, en el año 2006 el IRPF total pagado por esos declarantes (poco más de 300 mil) supuso menos del 2% del PIB. ¿Cómo se va a conseguir, por lo tanto, reducir un déficit público que en 2010 será superior al 10% del PIB subiendo unos impuestos que suman menos del 2% del PIB? Obviamente es imposible y lo que hace el Gobierno es vender como progresismo fiscal una medida que no es más que el anuncio de una subida generalizada de los impuestos a las rentas medias, que son las que pagan el IRPF, una subida de impuestos que no ayudará nada, al contrario, que perjudicará la reactivación de la economía española.

UPyD exige al Gobierno que no eluda la primera y fundamental vía de control del déficit, es decir, el rigor y la honradez en la gestión pública, y la obligatoria reducción de los gastos. Es inaceptable que se planteen subidas de impuestos cuando el Gobierno ha gastado 11.000 millones de euros (aumento de la financiación autonómica, más del 1% del PIB) para comprar su supervivencia política, cuando, por poner un ejemplo, hay decenas de TV públicas que cuestan centenares de millones de euros al año, y cuando la incapacidad de priorizar es la norma del funcionamiento de las Administraciones Públicas en todos sus niveles. El Gobierno y las Administraciones Públicas en general no deben demandar ningún nuevo sacrificio a los ciudadanos antes de estudiar e implementar todas las medidas de rigor y austeridad posibles.

UPyD Islas Baleares

http://www.upyd.es/baleares (web de UPyD Islas Baleares)

Coordinadora Territorial: Elena Vallhonrat (650233973)

Portavoz: Arturo Muñoz (647943826)

Portavoz Adjunto: Gonzalo Lozano (609628896)

Relaciones con la Prensa: José Antonio de Haro (617.251.820)

LA ENFERMEDAD IDENTITARIA.











OTRA VUELTA DE TUERCA EN LAS AMENAZAS (LD)

Los partidos catalanes "prescindirán" de un fallo que cuestione el Estatuto

Mientras el TC retrasa indefinidamente la sentencia sobre el Estatuto, los partidos catalanes se van poniendo cada vez más nerviosos y amenazantes. Insisten, sin ningún tipo de tapujo, en que no acatarán un fallo que cuestione el texto, algo que, advierten, amenazaría la existencia del Gobierno.

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Los catalanistas, una vez más, se sitúan fuera y frente al sistema democrático. Es la enfermedad identitaria. Identitaria y antidemocrática.

Sebastián Urbina.

VARAS DE MEDIR.

Redacción | Publicado el 31 Julio, 2008 |MD)


ENSAÑAMIENTO CONTRA LOSANTOS.

La justicia para que sea justa debe ser igual para todos. No nos parece de recibo que se castigue a un periodista por expresar sus opiniones respecto a tal o cual personaje, por muy desabridas que sean, cuando los demás hacen exactamente lo mismo respecto a él u otros personajes.

Siempre hemos dicho que estas cuestiones, tanto en el caso Gallardón como en el Zarzalejos, se deberían solucionar sin meter a los tribunales por medio, como en el XIX y principios del XX se resolvían los feroces duelos entre intelectuales y articulistas desde las páginas de los diarios de la época. Nos encontramos con personajes de notoria relevancia pública que sin duda han tenido y tienen a su disposición medios de sobra para exponer sus puntos de vista y poner en su sitio, con la misma contundencia o con la que deseen a Losantos. No se trata de humildes ciudadanos que no puedan responder con la debida repercusión a las críticas del locutor. Es más, para el público sería enriquecedor asistir a una batalla de argumentos, datos e ingenio entre los mismos, en vez de escuchar la árida prosa jurídica de una sentencia.

Pero sobre todo no entendemos como es posible que a Losantos se le pueda poner a caer de un burro, con expresiones tan despectivas como talibán, víbora, nazi, Jiménez Losdemonios, terrorista, golpista de las ondas etc. etc. o se manifieste la alegría más o menos encubierta por el tiro que le pegaron los de Terra Iure, o como hizo Luis del Olmo, se usen expresiones tan desafortunadas como le “subiría a los altares y luego pondría una bomba en esos altares”,

y a la vez se criminalicen las expresiones, también desafortunadas, pero menos intensas, de Losantos, cuando incluso nunca han llegado a tal grado de inquina. Nada tenemos que agradecerle en MD a Jiménez Losantos y a su truppe, es más, como siempre hemos estado fuera de su exclusivo club liberal, nos resultaría muy fácil hacer leña del árbol caído, pero a diferencia de otros que sí le deben muchos favores y que no dudan en poner tierra por medio ahora, nosotros queremos romper una lanza a su favor, porque nosotros, a diferencia de otros que presumen de lo que no son, sí creemos firmemente en la libertad de expresión, de Losantos y Gabilondo o de El Plural y Minuto Digital, en definitiva del pluralismo sin censuras más o menos encubiertas, ya sean económicas o judiciales.

Y es que no puede ser que se pueda llamar asesino a Aznar y no se pueda calificar de traidor a Zapatero. Detrás de los que se quejan de los excesos de Losantos, que desde luego no vamos a negar, -muchas veces hemos considerado que el locutor se equivocaba al unir a sus muchas veces acertadas críticas descalificativos personales- nos tememos que se esconde el espíritu de lo que Jean-François Revel denominaba “cláusula del totalitarismo más favorecido”, que empleaba para referirse a la hipocresía de la izquierda europea que hacía distingos entre los abusos del totalitarismo nazi y los del comunista, para condenar y perseguir el primero, para acto seguido negar, justificar, disculpar o tratar benévolamente al segundo, cuando sus actos eran exactamente igual de deleznables desde un punto de vista éticamente objetivo.

Así parece que con el ensañamiento al que esta siendo sometido Losantos, el mensaje que se nos quiere mandar es que unos pueden “pasarse” y otros no, según la orientación política contra quien vayan dirigidas sus críticas. Y eso, es ni más ni menos que una derogación de la libertad de expresión, sea acertado o desacertado el estilo, el tono o las formas de Losantos, porque al final lo que se limita es el fondo de la opinión, según guste o disguste a quien domina los resortes del poder, y eso, se pinte como se quiera pintar, es el fin de la libertad.

FALSIFICACIÓN DE LA HISTORIA.

La quiebra de la historia progresista indice de la polémica

Pío Moa Rodríguez

Sobre el artículo del profesor Jesús Montero Barrado
y el denominado «revisionismo histórico»

Puerta de Alcalá, Madrid 1937

Para examinar el problema de la república y la guerra civil siempre viene bien volver sobre los juicios que, sobre la base de la experiencia hicieron los «Padres espirituales de la república» o personajes como Azaña o Besteiro. Como los he expuesto muchas veces, no los repetiré ahora. Recordaré solo que, explícitamente unos, implícitamente otros, concluyen que la república fue un trágico fracaso, y caracterizan a sus líderes como unos auténticos bellacos, embusteros y corruptos. Y, como señalaron Besteiro y Marañón, fueron los nacionales quienes libraron al país de aquella pesadilla.

En cambio, ya desde antes de la transición, fue tomando forma una maciza y masiva defensa de la república, confundida además con el Frente Popular. Defensa de inspiración comunista, pero que durante varios decenios se fue desarrollando y arrollando cualquier opinión adversa, imponiéndose en los departamentos universitarios, casi monopolizando los medios de masas, hasta convertirse en un verdadero y gigantesco negocio.

¿Quién tiene razón, personajes de la talla intelectual y moral de Besteiro, Marañón, Pérez de Ayala u Ortega y Gasset y los testimonios de Azaña, Alcalá-Zamora, &c., o esta historiografía cuya base de expansión ha sido el historiador Tuñón de Lara, de mentalidad inocultablemente stalinista?

La respuesta es fácil, pero aun así la cuestión no puede resolverse simplemente aludiendo a la superioridad intelectual y moral de unos y a lo que han significado históricamente los otros. Conviene recurrir a los hechos empíricos.

Así, por ejemplo, sabemos hoy que la legitimidad de la república no pudo proceder ni del golpe militar con que trató de imponerse en 1930, ni de unas elecciones que perdieron por gran diferencia –en los datos que se conocieron al principio– los republicanos y socialistas. Los cuales, una vez en el poder, no publicaron los resultados de las votaciones de modo mínimamente fidedigno, como tampoco publicarían, en absoluto, los de las elecciones del Frente Popular, de 1936: este mero hecho, sin necesidad de más consideraciones, priva de validez democrática los resultados proclamados. En cuanto a la idea de que solo valían los votos de las capitales de provincias, porque beneficiaron a los republicanos, y los demás no, por «caciquiles», ya demuestra la concepción de estos señores: solo valen los votos a su favor. Volverían a demostrarlo en las elecciones de 1933. Por lo demás, los cacicatos que montaron entonces y montan ahora mismo las izquierdas son bastante más corruptos y difíciles de desarraigar que los de la Restauración.

La legitimidad de la república nació de la entrega del poder que le hicieron los monárquicos, en plena quiebra moral. Una legitimidad que las izquierdas republicanas se ocuparon de socavar desde el primer momento con sus violencias, asesinatos, quemas de iglesias, bibliotecas y escuelas, cierre de centros de enseñanza, muchos de ellos prestigiosos, reducción del clero a ciudadanos de segunda, &c. Los apologistas de aquellos republicanos suelen enredarse en largas consideraciones sobre el estatuto catalán la reforma agraria, la reforma militar o la construcción de algunos miles de escuelas. Ya he explicado muchas veces en qué consistieron aquellas reformas, en las que el sectarismo compitió con la ineptitud y la demagogia más grosera, y tampoco voy a repetirlo indefinidamente.

Otro hecho establecido sin discusión es que Franco respetó la legalidad republicana muchísimo más que cualquier político de entonces. Azaña intentó dos golpes de estado al perder las elecciones de 1933… y fue probablemente el líder más moderado entre las izquierdas. Franco, pese a no gustarle aquella legalidad, la aceptó, desde el momento en que el propio rey la había aceptado. Y la defendió contra el asalto revolucionario de las izquierdas y separatistas en 1934, algo que estos jamás le perdonaron. Cuando se sublevó ya lo habían hecho antes los socialistas, los comunistas, los anarquistas, los republicanos de izquierda y los separatistas catalanes. Y se sublevó considerando que la legalidad había sido aplastada, como efectivamente lo fue, por el Frente Popular. La posición de Franco ha sido enormemente tergiversada: en 1930-31 era partidario de una democratización ordenada, y después de seis años de experiencia con unas izquierdas tan bien caracterizadas por Marañón, Pérez de Ayala y tantos otros, concluyó que en aquellas condiciones no podía funcionar una democracia, como, efectivamente, no puede funcionar cuando varios de los principales partidos destruyen la ley. De ahí su dictadura autoritaria (no totalitaria, la distinción es clave).

Contra lo que se rebeló Franco fue contra un Frente Popular salido de unas elecciones no democráticas, es decir, fraudulentas, un frente que inmediatamente se dedicó a destruir las bases mismas de la ley desde el gobierno y a organizar un proceso revolucionario desde la calle, con cientos de asesinatos (incluidos asesinatos entre las propias izquierdas, preludio de los mucho más masivos que organizarían entre ellas al reanudarse la guerra civil en 1936) quemas de iglesias, de centros políticos y periódicos de la derecha, de registros de la propiedad, ocupaciones ilegales de fincas, revisión arbitraria de actas parlamentarias contra la derecha, destitución ilegal del presidente de la república, persecución a las víctimas y apoyo a los victimarios, liquidación de la independencia judicial (¡puesta bajo el control de los sindicatos!), &c., &c. Franco no consideraba, desde luego, que aquello fuera un gobierno legítimo, sino una tiranía revolucionaria que amenazaba a la sociedad y la integridad de España.

Pero los historiadores que he llamado lisenkianos, por analogía con el célebre Lisenko, aseguran que las elecciones fueron normales y democráticas, que el gobierno era legítimo y que defendía la libertad. De nuevo, ¿quién tiene razón?

Si atendemos a los hechos y dejamos de lado las embarulladas justificaciones ideológicas, está clara la respuesta.

Durante un tiempo me sorprendía mucho de cómo los émulos de Lisenko en la historiografía y la intelectualidad española podían ignorar con tal desenvoltura los hechos reales, y me empeñaba en recordar estos una y otra vez, esperando que entrasen en razón. Tardé en darme cuenta de que no es que los ignorasen: los conocían perfectamente. Lo que pasa es que para ellos no eran significativos. O, peor, les parecían bien y los justificaban de un modo u otro. Para ellos lo esencial era una concepción ideológica sumamente vaga y contradictoria, pero que les permitía distinguir con claridad quiénes eran los buenos y quiénes los malos, al margen por completo de las acciones de cada cual. Lo he expuesto en relación con las apologías recientes de Negrín: no es que ignoren que este entregó a Stalin el grueso de las reservas financieras del país, convirtiendo al Frente Popular en satélite del Kremlin; o la inmensa corrupción organizada por Negrín; o la hegemonía alcanzada por el PCE –partido agente de Stalin y orgulloso de serlo–; o la decisión –criminal– de prolongar la guerra todo lo posible para combinarla con otra guerra mucho sangrienta que se estaba gestando en Europa; o la destrucción brutal de patrimonio histórico y artístico del país; o el saqueo de bienes privados y oficiales, el mayor atraco que se ha perpetrado en España desde el poder en toda su historia; o el abandono de sus propios sicarios a la venganza de Franco, mientras los jefes escapaban con los tesoros robados…

Por supuesto, no ignoran nada de esto, porque es materialmente imposible ignorarlo a estas alturas (aunque han hecho lo posible por que los ignore el ciudadano común). Lo que ocurre, y yo no comprendía al principio, es que están completamente de acuerdo con todas esas fechorías, que ellos justifican porque Negrín se oponía a Franco, y eso le lava de todos sus enormes delitos: para hacer tortillas hay que romper huevos. Mientras que, a mi juicio, esos crímenes retratan la realidad de Negrín y del Frente Popular, retratan el significado de su oposición a Franco. Porque, ¡menuda tortilla de libertad, democracia y progreso iba a hacer el Frente Popular, un conglomerado de stalinistas, socialistas exacerbados, anarquistas, golpistas republicanos y separatistas catalanes, más el ultrarracista PNV, todos bajo la sabia orientación de Stalin! La pretensión de que aquellas gentes defendían la legalidad y la democracia va mucho más allá que los negacionistas del Holocausto: ¡es como pretender que Hitler defendió a los judíos!

En cuanto a Franco, libró al país de tales «demócratas», como reconocieron Marañón, Besteiro o, implícitamente, Ortega y Gasset y tantos otros. Y no pararon ahí los servicios de Franco, pues libró a España de la guerra mundial, de un resurgir de la guerra civil por medio del maquis, consiguió superar el injustísimo aislamiento impuesto por la ONU y dejó un país próspero y reconciliado, gracias a lo cual ha sido posible una transición a la democracia con escasos traumas. Considerando el balance de logros, represiones y errores, creo que ningún personaje histórico de los últimos dos siglos ha rendido al país unos servicios mayores y en circunstancias más difíciles, que Franco, y repito que una sociedad incapaz de apreciarlo es proclive a dejarse arrastrar por las peores demagogias y a perder la libertad. Cierto que fue una dictadura, pero la alternativa habría sido una dictadura mucho peor, totalitaria, pues ni hubo oposición democrática al franquismo ni demócratas en sus cárceles. El verdadero rostro de la oposición antifranquista se manifestó sin velos en el episodio Solzhenitsin. Se manifestó en su apoyo a los asesinatos de la ETA. Se manifestó en sus pretensiones de «ruptura» al llegar la transición: ruptura con cuarenta años de historia en conjunto muy positiva para enlazar de nuevo con el nefasto Frente Popular. Se manifiesta ahora mismo con su ley de «memoria histórica», que glorifica a los asesinos de las chekas y a la ETA, mientras denigra, poniéndolos al nivel de estos, a las víctimas inocentes del régimen de Franco.

Digo todo esto en relación con un artículo de Montero Barrado donde este sigue dando la vara con las enrevesadas simplezas ya mil veces leídas y rebatidas. Las ideas que él defiende han sido ya derrotadas por completo en el plano intelectual, aunque, claro, pasará tiempo hasta que sea desalojada de las posiciones de poder en las universidades y los medios, que lleva varios decenios ocupando, debido a la renuncia de una derecha sin sustancia intelectual a lo que los leninistas llamaban «la lucha ideológica». Y hay otra razón más prosaica para la oscura persistencia de esta gente en un análisis histórico absurdo: con él han ganado unas posiciones económicas de poder, ingresos y prestigio, y las defienden, claro, con uñas y dientes. De ahí, también el nivel del debate que son capaces de plantear. La historia es una disciplina muy compleja, asegura el señor Montero. Debe de serlo, pero no debe confundirse complejidad y embrollo, y él y tantos otros solo parecen capaces de producir ristras de embrolladas simplezas. En fin, recomiendo al señor Montero la lectura atenta de La quiebra de la historia progresista, y de Franco para antifranquistas, a ver si se va enterando, porque las cosas que dice pueden pasar en unas aulas donde ellos son la autoridad, pero hoy ya no cuelan en ningún foro libre.(El Catoblepas)

viernes, 28 de agosto de 2009

INCOMPETENTES.

El Gobierno más incompetente de la democracia

28.08.09 | (PD)
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(PD).- Cuando más falta hace un poder fiable que marque el rumbo nacional, el zapaterismo se pierde en un descacharrado desorden interno. La reciente voltereta de la ayuda a los parados revela un caos de profundidades abisales en la coordinación funcional de la Administración, y la comparecencia parlamentaria de la vicepresidenta Salgado ha elevado al paroxismo la trémula ausencia de pautas, criterios o simple organización interna.

Desde un plano puramente técnico, éste puede ser el Gobierno más incompetente desde que se restauró la democracia, lo que incluye el crítico año final de Adolfo Suárez, -recuerda Ignacio Camacho en ABC- que al menos tenía la atenuante de haber perdido el control de su propia mayoría.

Por lo general, en España los malos gobiernos lo han sido por falta de ideas, por abotargamiento o por soberbia, pero éste lo es además por incapacidad administrativa. A su inclinación por la improvisación y la frivolidad añade una pavorosa falta de competencia gestora que embarranca incluso sus propios proyectos -más bien ocurrencias- en un pedregal de confusión y rectificaciones. Crea un problema para cada solución y carece de fluidez, de solvencia, de formalidad y de confianza.

Esa desquiciada manera de gobernar (?) a tirones ha sumido al país en el desconcierto en una circunstancia especialmente crítica. Cuando más falta hace un poder fiable que marque el rumbo nacional, el zapaterismo se pierde en un descacharrado desorden interno. La reciente voltereta de la ayuda a los parados revela un caos de profundidades abisales en la coordinación funcional de la Administración, y la comparecencia parlamentaria de la vicepresidenta Salgado ha elevado al paroxismo la trémula ausencia de pautas, criterios o simple organización interna.

El espectáculo fue abracadabrante: la responsable de los asuntos económicos se presentó en las Cortes enseñando las palmas de las manos vacías. No tenía papeles que enseñar, ni cifras que ofrecer, ni certidumbres que aportar. Fue incapaz de aclarar las cantidades reales que van a percibir las autonomías, los impuestos que van a pagar los ciudadanos y el alcance del déficit público. Ya sería grave que un Gobierno ocultase a la nación datos tan esenciales del funcionamiento público, pero aún resulta más inquietante la muy verosímil posibilidad de que no los conozca él mismo.

Tanto en una hipótesis como en la otra, el problema causal de fondo es idéntico: una ignorancia insondable de las reglas de la gobernanza. Puede ocurrir que los encargados de dirigir el país no sepan de veras qué van a hacer ni a qué resultados conducen sus decisiones, o puede ser que los atisben tan vergonzantes que sientan un culpable remordimiento de confesarlos.

En ambos casos estamos ante una política licuada, insustancial, de una frivolidad que si ya parecía preocupante en tiempos de bonanza se vuelve francamente perturbadora en medio de una recesión angustiosa. Ayunos de método los dirigentes zapateristas trampean la crisis con parches y triscan con irresponsable alegría por los predios de un Estado que no saben administrar.

Si al menos se tratase de un trastorno organizado podría confiarse en la existencia de una descabellada hoja de ruta, pero cada vez parece más plausible la sospecha de un descontrol estructural tan aventurado como aleatorio.

CORRUPCIÓN POLÍTICA.

A LA ATENCIÓN DE ECONOMÍA-CORRUPCIÓN POLÍTICA

NOTA DE PRENSA

Viernes 28 de agosto de 2009

UpyD Baleares exige que Miquel Nadal (UM), Xisco Tarrés (PSOE) y Antonio Pascual (UM) sigan los pasos de Rafael Durán y sean cesados de inmediato o presenten su dimisión, ya que todos ellos están, al igual que Rafael Durán, imputados por un juez.

UPyD celebra la dimisión de Rafael Durán de sus funciones como portavoz del PP en el ayuntamiento de Palma, al haber sido imputado por el caso Palma-Arena. La democracia necesita gestos como el de Rafael Durán.

Hace unos días, en nota de prensa que varios medios de comunicación atendieron, UPyD Baleares exigía a Estarás (PP), a Antich (PSOE) y a Armengol (PSOE) que no ampararan a imputados por corrupción y que cesaran de inmediato, entre otros, a Rafael Durán (PP), Miquel Nadal (UM), Xisco Tarrés (PSOE) y Antoni Pascual (UM), y los despojaran de inmediato de sus funciones.

Rafael Durán ha dado el primer paso, seguramente presionado por su partido. El portavoz de UPyD Baleares, Arturo Muñoz, sigue exigiendo que Miguel Nadal (UM), Xisco Tarrés (PSOE) y Antoni Pascual (UM) den los mismos pasos, ya que todos ellos están en la misma situación que Rafael Durán, imputados por jueces por asuntos tan graves (Caso Ca’n Domenge, Caso Ibiza, Caso Carretera de Manacor), o más, que el Palma-Arena. Además, todos ellos están en funciones ejecutivas de gobierno, por lo que la ejemplaridad de sus ceses o dimisiones sería mucho mejor valorada por los ciudadanos. Los partidos del gobierno actual de Baleares tienen la oportunidad de demostrar que, no sólo son capaces de exigir al PP que depure responsabilidades con sus imputados, sino que también ellos son capaces de actuar decentemente.

UPyD Islas Baleares

http://www.upyd.es/baleares (web de UPyD Islas Baleares)

Coordinadora Territorial: Elena Vallhonrat (650233973)

Portavoz:

PERDER EL TREN.









ESPAÑA PIERDE EL TREN DEL CRECIMIENTO.

Viernes, 28-08-09
LA histórica caída del Producto Interior Bruto en un 4,2 por ciento durante el segundo trimestre del año viene a confirmar, ante la complacencia del Gobierno -«está dentro de los parámetros», dijo ayer el ministro de Trabajo-, la parálisis de la economía española y su incapacidad para generar la actividad necesaria para remontar la crisis.

Frente a los datos de crecimiento registrados en Francia y Alemania durante el mismo periodo, España acentúa su desplome y confirma que el lastre de sus alarmantes tasas de desempleo va a impedir en los próximos meses -quizás años - que la salida del túnel de la recesión se produzca a la velocidad que, en adelante, marquen las economías de nuestro entorno. Es el consumo interno, variable que volvió a hundirse en una escalada que todavía no ha tocado techo, el principal responsable del desplome del PIB, que se resiente de la brutal caída de la demanda interna y al que ni siquiera el ligero incremento de las exportaciones puede aliviar. Mientras el paro continúe afectando a casi una quinta parte de la población activa y duplique la media de los países desarrollados, España está condenada a prolongar su situación de crisis y a descolgarse de las grandes economías del mundo.

Celestino Corbacho, que ayer acudió al Congreso para dar detalles sobre el subsidio de 420 euros previsto por el Gobierno para los parados sin cobertura, reconoció en la Cámara que las próximas cifras oficiales de desempleo sufrirán un nuevo aumento por el fin de la temporada turística, haciendo de nuevo gala del conformismo que ha marcado la gestión gubernamental de una crisis pretendidamente exógena y cuya traducción española presenta rasgos tan particulares y notables como el del paro, obstáculo, cada vez más elevado, que impide que nuestra economía aproveche el tren del crecimiento que de forma tímida comienza ya a circular por los países más prósperos de la Unión Europea. La destrucción de 1.369.000 puestos de trabajos en sólo un año -de junio de 2008 al mismo mes de 2009- está en la base de la brutal caída del PIB. Con semejante tasa de desempleo, resulta imposible alcanzar los niveles de consumo que necesita nuestra industria para seguir funcionando.

La política de parches y subvenciones del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero sólo contribuye a empeorar el panorama. Lejos de aplicar un programa de reformas estructurales en el mercado de trabajo que facilite y agilice la contratación, recomendado cada vez con más urgencia e insistencia por los organismos internacionales, el Gobierno insiste en aplicar paliativos a una situación que se empeña en interpretar y vender como resultado de un contagio exterior y pasajero.

La economía española se hunde no como consecuencia de los efectos de la crisis financiera internacional, fantasma cuya rentabilidad trata de seguir explotando el equipo de Zapatero, sino como resultado de la pésima gestión del problema del desempleo y la falta de coraje y responsabilidad para resolverlo de raíz, a través de nuevos modelos de contratación y al margen de un programa de ayudas que no debiera pasar de complementario. No se trata de asegurar votos, sino de salvar el empleo, el consumo y, a la vista del derrumbe del PIB, la economía. (ABC)