tag:blogger.com,1999:blog-14208279.post4222878438329263798..comments2024-03-21T18:53:07.005+01:00Comments on Sebastián Urbina: SENTIMIENTOS, PODER Y SEXO.Sebastián Urbinahttp://www.blogger.com/profile/12204739291945993952noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-14208279.post-16133555887423958852014-01-12T11:57:33.198+01:002014-01-12T11:57:33.198+01:00Muchas gracias. Comentario muy interesante.Muchas gracias. Comentario muy interesante.Sebastián Urbinahttps://www.blogger.com/profile/12204739291945993952noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-14208279.post-31088877315999340112014-01-12T11:03:02.344+01:002014-01-12T11:03:02.344+01:00No puedo estar más de acuerdo con el trabajo, tant...No puedo estar más de acuerdo con el trabajo, tanto, que me gustaría profundizar en la relación amorosa, y esa figura: “armas de mujer” que describe, delicada y acertadamente. <br />No es del todo cierto que el hombre pierda la cabeza por las mujeres, es que se la dedica en exclusividad, durante su cortejo, no teniendo capacidad para otros menesteres, prácticamente. Hay quien dice: “Los sentimientos amorosos nos hipnotizan cuando los experimentamos, y cuando no lo hacemos, pueblan nuestras fantasías”. <br />Este “cortejo”, tan interesante desde el punto personal, como del científico, ha dado lugar a toda una materia: “la conducta del aparejamiento”. Tiene tanta importancia que ha resultado ser el vector de nuestra evolución. Todos conocemos la teoría Darwiniana de la evolución, pero en muchos casos no se ha profundizado en su base, la selección sexual, cuyo éxito (de apareamiento) aporta la mejora genética. <br />Los varones, dependiendo de nuestro carácter, nos “pavoneamos” ante la mujer, mostrando nuestra figura como pavos reales o compitiendo como ciervos en celo. Sin tener en cuenta que las brillantes plumas suponen un aliciente para los predadores, o que en el segundo caso, la competición inflige graves heridas, además del esfuerzo que supone tener que cambiar la cornamenta todos los años. Frente a ello la mujer elige, según sus aspiraciones.<br />La estrategia sexual de los hombres resulta cortoplacista, mientras la mujer tiende al medio, largo plazo. Ambas son respuestas de la biología reproductiva, manifestada a través de seres iguales, con “ciertas” características diferentes. El hombre produce millones de espermatozoides, la mujer alrededor de cuatrocientos óvulos a lo largo de su vida. El acto sexual exige una mínima inversión energética por parte del hombre, en cambio a la mujer puede suponerle nueve meses de gestación y posiblemente otros de lactancia. Estas “pequeñas” diferencias, provocan diferentes estrategias sociales, haciendo al hombre más “desenfrenado”, y más conservadora a la mujer.<br /> El hombre acepta los hijos engendrados con su pareja, responsabilizándose de su educación y cuidado, la mujer no necesita un ejercicio de responsabilidad, simplemente son suyos. La mujer espera que el vínculo de la pareja colabore en su crianza, el hombre, que los hijos a los que dedica su atención, sean suyos. Es hecho explica, que ante una infidelidad matrimonial, al hombre le preocupe prioritariamente el aspecto físico, y a la mujer, en cambio, el emocional (siempre hablando en general).<br />Estoy seguro que alguien pensará que los métodos anticonceptivos han incidido en esta problemática de forma terminante, nada más incierto, la psicología sexual, impresa en nuestro sistema límbico, ha sido fruto de la evolución de millones de años. Los hechos relativamente recientes, son incapaces de modificar nuestras “necesidades”, a corto plazo.<br />Baste un ejemplo: Generalmente nos gusta la fruta madura. Probablemente, hace millones de años, a algunos de nuestros ancestros les gustaba que estuviera madura y a otros verde. Los primeros se desarrollaron mejor por el aporte de azucares. Su supremacía física les dio prioridad en la evolución, por ello quedó plasmada su fruición, en nuestro gusto. Sin embargo, aunque nuestra sociedad esté seriamente amenazada por la obesidad y la diabetes, esta realidad es incapaz de revertir nuestras apetencias. Simplemente nos permite controlarlas.eugenionoreply@blogger.com