(El PSOE, un partido que se mantiene en el gobierno gracias a los apoyos de los comunistas, de los separatistas antiespañoles y de los golpistas, es un partido inconstitucional.
VOX defiende la Constitución, la unidad de España y la propiedad privada. ¿Inconstitucional?)
Calvo dice que el Gobierno está ‘preocupado’ por la
llegada de VOX: ‘’Un partido
inconstitucional’’.
A preguntas
de LD, la vicepresidenta ha manifestado su inquietud con
la emergencia de VOX. En privado, Moncloa alerta: "Están muy
fuertes".
2018-11-30/Ketty Garat/LD.
ARCADI Y LOS
‘VOXÓFOBOS’.
Por lo que antiguamente llamaban "los duendes de la imprenta" y
ahora un software pillarejo, ayer se coló en la columna de Arcadi Espada una frase que parece de Pilar
Rahola en La Vanguardia, insultando a Vox:
"Se trata de un partido que propugna la discriminación de las personas
por su lugar de origen. Varias decenas de miles de andaluces que marcharon a
trabajar a Cataluña y que contribuyeron decisivamente a construir lo que Cataluña
es saben de qué va eso: ni siquiera pueden educar a los hijos en su lengua
materna cuando esa lengua materna sea el castellano, lengua oficial del estado.
Vox es ese partido que hoy llama charnegos a los magrebíes".
Digo que parece de Rahola o algún
otro vocero del prusés porque, a diferencia de
lo que es costumbre en Arcadi, la frase es rigurosamente falsa. En ningún sitio
o momento, en ningún mitin de Vox o declaración de Abascal se ha llamado
charnegos a los magrebíes. Es Vox el partido discriminado por los medios por demasiado
español, como el PSC, CiU y ERC discriminaban al PP en el Pacto del Tinell,
como Pujol en su libro La inmigración, problema y
esperanza de Cataluña al inmigrante andaluz:
"Un ser destruido, que si alguna vez llegaran a mandar, destruiría
Cataluña"; o como decía de mí tras publicar Lo que queda de España y
firmar el manifiesto de los 2.300 María Aurèlia Capmany, la intelectuala (Ocaña dixit) orgánica del PSC: "Aquests tíos ya duríen esser tots fora!".
Ese PSC de Maragall y Montilla, como explica Rafa Latorre en su excelente libro y ha sostenido
siempre Arcadi, creó el movimiento de desobediencia a la legalidad en Cataluña,
cargó en la calle contra la sentencia del Constitucional, antes de leerla, por
"ahogar los sentimientos con leyes", dobló las multas por rotular en
español y defiende el indulto a los golpistas.
Pero es al que corteja incansable
Manuel Valls, candidato de Arcadi y otros voxófobos a la
alcaldía de Barcelona.
Vox es infinitamente más constitucional que el PSC y el único partido que
en sus mítines recogía firmas para "Hablamos español", porque defiende el derecho de los niños a educarse en español en
toda España.
Y también la obligación constitucional de expulsar de España a los
ilegales. Contra la única legalidad discriminatoria que está Vox es contra la
Ley de Violencia de Género. Arcadi y yo, también.
(ElMundo/F. Jiménez Losantos/30/11/2018.)
VOX Y PODEMOS.
"Si PP
y Ciudadanos aspiran a expulsar del poder a este PSOE abrazado con orgullo a
comunistas y separatistas, dice Isabel San Sebastián, más vale que asuman la idea de aceptar a Vox
como un socio necesario, bastante más respetable que PNV o CiU".
¿Pues no
acepta con agrado el PSOE a la extrema izquierda radical y a los separatistas
solo por mantener el poder?
Como dice Ignacio Camacho, el PSOE se pone estupendo con
Vox, "que viene el coco, el hombre del saco, el espantajo
neofascista" cuando gobiernan con Podemos, el verdadero problema
para la democracia, el auténtico fascismo en este país.
(LD/29/11/2018.)
(Hay que tener poca vergüenza. Atreverse a calificar de inconstitucional a VOX y tener de compañeros de viaje a separatisats antiespañoles. ¡Qué bajo ha caído el PSOE!)
Torra rechaza celebrar el aniversario de una Constitución “franquista”.
(Crónica Global/30/11/2018.)
VOX EN ANDALUCÍA.
En los debates andaluces los
protagonistas estaban fueran del plató. Ninguno de los candidatos
oficiales tienen entidad propia y lo único que ofrecen es más de lo
mismo, una continuación del
socialfolclorismo que el
PSOE ha
ido imponiendo durante su hegemonía de décadas, un panzón de clichés
del terruño, bienestar de mercadillo y servidumbre voluntaria a través
la ideologización que sus comisarios políticos han implantado en el
sistema educativo y los medios de comunicación.
Por ello,
Vox se erigió, sin estar, en el gran protagonista.
A Susana Díaz le interesa, claro está, dividir el electorado de
centroderecha que tan plácidamente pensaban repartirse Moreno Bonilla y
Juan Marín para seguir siendo los consejeros de la dirigente socialista
en la cómoda oposición. En ese sentido, fue brutal el puyazo que metió
la presidenta de la Junta al candidato de Ciudadanos cuando le recordó
que ha estado tres años a su vera, con una relación de vasallaje que ha
encrespado y avergonzado a las bases de Ciudadanos, partido fundado
sobre la base de la regeneración y el cambio de paradigma político pero
que en Andalucía se ha visto transformado, de la mano de Marín y su
Clan de la Manzanilla (¡su mano derecha es su concuñado!), en un partido desideologizado y burdamente tecnócrata, una versión
light y descafeinada del propio PSOE.
La emergencia de Vox no se explica como un avance de la extrema
derecha sino porque ha promovido –como debió haber hecho Ciudadanos– un
cambio de paradigma frente al modelo político unidimensional, que se ha
convertido en un dogma debido a sus flagrantes ineficacias y la
claudicación de sus defensores ante el otro gran paradigma de nuestros
días, el
golpismo xenófobo catalanista.
El voto a Vox
va a ser transversal, de conservadores cultos a liberales indignados,
pasando por socialistas con vergüenza, porque se basa fundamentalmente,
más allá de medidas que sí cabe calificar como excesivamente
conservadoras (como la propuesta de prohibir partidos independentistas
no golpistas), en el cuestionamiento de las ineficiencias del Estado de
las Autonomías, convertidas en un centrifugado de los derechos de todos
los españoles a favor de los sectores más privilegiados de las
autonomías más insolidarias; en responder a las tensiones entre la
necesaria entrada de inmigrantes y la no menos perentoria consolidación
del Estado de Bienestar, amenazada esta última por aquella si no se
racionaliza el sistema de contribución y su alcance; en desafiar la
izquierdización cultural del país a través de la manipulación del
lenguaje, imponiendo la lengua de trapo
no sexista, y la
ideología de género,
la última mutación de la lucha de clases marxista, convertida en lucha
de géneros que preconiza el "machete al machote", la discriminación
legal en contra de los hombres y el mantenimiento vía subvenciones de
una potente red de comisarios
feministas en el sistema judicial y educativo.
La
entrada de Vox en los Parlamentos, empezando por
el de Andalucía, puede hacer despertar a Ciudadanos y al PP, que votaron
a favor de la infame y liberticida Ley de Igualdad del PSOE andaluz, de
su abducción por el marxismo cultural imperante, para armarse
intelectualmente y no solo resistir sino lanzarse a la reconquista de
los valores del individualismo ilustrado, la libertad política y la
igualdad en derechos que la combinación de la izquierda socialista, el
nacionalismo xenófobo y el feminismo radical está conculcando cada vez
más.
(Santiago Navajas/ld/30/11/2018.)
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