EL SANO CHIVO PROGRESISTA.
Prohibir los pisos turísticos empeorará aún más las cosas, que podrían mejorar si se atendiera a lo que los bienpensantes progres sistemáticamente ignoran: los costes.
Casi el 30 por ciento del precio final de la vivienda nueva son impuestos, recuerda Arruñada, que recomienda que seamos conscientes de nuestras preferencias y sus costes: «Todo sería más llevadero si entendiéramos que nada es gratis, y fuéramos menos contradictorios. No queremos construir en altura; ni derribar viejos edificios; ni construir en los pocos solares que permanecen vacíos; ni transformar en viviendas los antiguos edificios administrativos, industriales y de oficinas.
Vale. Pero aceptemos entonces que, bajo ese cúmulo de restricciones, la vivienda tenderá a encarecerse bajo cualquier régimen regulatorio».
(Carlos Rodriguez Braun/La Razón/4/9/2024.)
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