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jueves, 20 de agosto de 2009

MIENTEN COMO BELLACOS.











LO RECONOCE SU DIRECTOR (LD)

Greenpeace admite que miente sobre el deshielo del Ártico

Gerd Leipold, director ejecutivo de Greenpeace, reconoció en una entrevista que su predicción de que el hielo en el Ártico se habrá derretido en el año 2030 es falsa. Además defendió su derecho a plantear los temas "en un plano emocional" para modificar la forma de pensar de la opinión pública.

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MIENTEN COMO BELLACOS.

Esta es una característica típica de los verdes, así como de los rojos. ¿Tendrá algo que ver el color? Nada de eso. La cuestión central radical en el totalitarismo. Tanto los verdes como los rojos tienen que salvar a la humanidad. Incluso de sí misma. Para ello todos los medios son válidos. La Historia nos ha enseñado (para los que hemos querido aprender) que la izquierda no tiene límites en este sentido. Por eso las grandes doctrinas totalitarias son hermanas: Fascismo, Nazismo y Comunismo. Pero los verdes y los rojos de ahora no son igual, se dirá.

Afortunadamente es así. Pero la diferencia es de grados. Veamos las repetidas manifestaciones violentas de los antiglobalizadores; veamos el descaro en la utilización de la mentira para manipular a la gente. Pero lo hacen por nuestro bien, así que a callar; veamos cómo nuestro Presidente (que se ha autocalificado de 'rojo') tiene como amigos públicos y notorios a Fidel Castro y otros dictadores.

Podemos entender el antidemocrático Pacto de Tinell, por el que se excluye de las instituciones democráticas al principal partido de la oposición, como un ejemplo más de totalitarismo. Recordemos que la alternancia es una característica central de las democracias. De ahí que sea democrático criticar al adversario político, pero no intentar su destrucción, como ha intentado e intenta la izquierda.

De ahí la repetida frase de A. Finkielkraut: 'La izquierda ya no tiene ideas. Sólo enemigos'.


¿Quiénes? Los que se oponen a sus designios.

Sebastián Urbina.

PD. Por supuesto, los demás partidos también mienten. No es un problema de blanco y negro. Se trata de la utilización sistemática de la mentira como instrumento político para la destrucción del enemigo. Ya no es adversario. Y utilizar para ello las instituciones del Estado. Recordemos, una vez más, el período de Felipe González. Para los olvidadizos, recomiendo leer la parte final del libro 'España: 1809-1996', de Fusi y Palafox.

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