ESPAÑA PIERDE EL TREN DEL CRECIMIENTO.
Viernes, 28-08-09
LA histórica caída del Producto Interior Bruto en un 4,2 por ciento durante el segundo trimestre del año viene a confirmar, ante la complacencia del Gobierno -«está dentro de los parámetros», dijo ayer el ministro de Trabajo-, la parálisis de la economía española y su incapacidad para generar la actividad necesaria para remontar la crisis.
Frente a los datos de crecimiento registrados en Francia y Alemania durante el mismo periodo, España acentúa su desplome y confirma que el lastre de sus alarmantes tasas de desempleo va a impedir en los próximos meses -quizás años - que la salida del túnel de la recesión se produzca a la velocidad que, en adelante, marquen las economías de nuestro entorno. Es el consumo interno, variable que volvió a hundirse en una escalada que todavía no ha tocado techo, el principal responsable del desplome del PIB, que se resiente de la brutal caída de la demanda interna y al que ni siquiera el ligero incremento de las exportaciones puede aliviar. Mientras el paro continúe afectando a casi una quinta parte de la población activa y duplique la media de los países desarrollados, España está condenada a prolongar su situación de crisis y a descolgarse de las grandes economías del mundo.
Frente a los datos de crecimiento registrados en Francia y Alemania durante el mismo periodo, España acentúa su desplome y confirma que el lastre de sus alarmantes tasas de desempleo va a impedir en los próximos meses -quizás años - que la salida del túnel de la recesión se produzca a la velocidad que, en adelante, marquen las economías de nuestro entorno. Es el consumo interno, variable que volvió a hundirse en una escalada que todavía no ha tocado techo, el principal responsable del desplome del PIB, que se resiente de la brutal caída de la demanda interna y al que ni siquiera el ligero incremento de las exportaciones puede aliviar. Mientras el paro continúe afectando a casi una quinta parte de la población activa y duplique la media de los países desarrollados, España está condenada a prolongar su situación de crisis y a descolgarse de las grandes economías del mundo.
Celestino Corbacho, que ayer acudió al Congreso para dar detalles sobre el subsidio de 420 euros previsto por el Gobierno para los parados sin cobertura, reconoció en la Cámara que las próximas cifras oficiales de desempleo sufrirán un nuevo aumento por el fin de la temporada turística, haciendo de nuevo gala del conformismo que ha marcado la gestión gubernamental de una crisis pretendidamente exógena y cuya traducción española presenta rasgos tan particulares y notables como el del paro, obstáculo, cada vez más elevado, que impide que nuestra economía aproveche el tren del crecimiento que de forma tímida comienza ya a circular por los países más prósperos de la Unión Europea. La destrucción de 1.369.000 puestos de trabajos en sólo un año -de junio de 2008 al mismo mes de 2009- está en la base de la brutal caída del PIB. Con semejante tasa de desempleo, resulta imposible alcanzar los niveles de consumo que necesita nuestra industria para seguir funcionando.
La política de parches y subvenciones del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero sólo contribuye a empeorar el panorama. Lejos de aplicar un programa de reformas estructurales en el mercado de trabajo que facilite y agilice la contratación, recomendado cada vez con más urgencia e insistencia por los organismos internacionales, el Gobierno insiste en aplicar paliativos a una situación que se empeña en interpretar y vender como resultado de un contagio exterior y pasajero.
La economía española se hunde no como consecuencia de los efectos de la crisis financiera internacional, fantasma cuya rentabilidad trata de seguir explotando el equipo de Zapatero, sino como resultado de la pésima gestión del problema del desempleo y la falta de coraje y responsabilidad para resolverlo de raíz, a través de nuevos modelos de contratación y al margen de un programa de ayudas que no debiera pasar de complementario. No se trata de asegurar votos, sino de salvar el empleo, el consumo y, a la vista del derrumbe del PIB, la economía. (ABC)
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