NI PLAN, NI ANTICRISIS.
Si algo ha caracterizado a José Luis Rodríguez Zapatero y a su Gobierno es la inexistencia de un vínculo entre sus palabras y la realidad. Cuanto más acuciante se hacía una respuesta a la oleada de desconfianza de los mercados hacia nuestras cuentas públicas, Zapatero anunció un gran pacto con todos los grupos políticos, del que saldría un plan para sacar a España de la situación de crisis económica que vive. El resultado de las reuniones con todos los grupos es un documento de 55 puntos que ni tiene la ambición de ser un plan ni aborda el problema de una estructura productiva inadecuada. No es ya que le falte lógica o que las medidas estén mal encaminadas, es que le falta incluso la intención de atender los problemas más urgentes de nuestro sistema económico, o los más graves y estructurales. Luego ni es un plan ni es anticrisis.
No habla de reducir el peso del Estado o del absurdo de que el número de funcionarios de la Administración central haya aumentado a medida que sus funciones han ido mermando. El Estado necesita una reestrucruración que acabe con una fracción del número de trabajadores públicos que tiene actualmente. La Sanidad y las pensiones son insostenibles a largo plazo, y eso lo saben el Gobierno y la oposición. En este documento no se hace mención de ello. La educación, lejos de mejorar, relega a España, a cada año que pasa, a una situación peor en comparación con otros países. La financiación autonómica y local carecen de lógica desde el punto de vista económico, y si España quiere aspirar a una calidad suficiente de los servicios públicos a un precio que no sea desorbitado, también necesita resolver esta cuestión. El mercado de bienes necesita una liberalización, y el de trabajo está reconocido por profesionales de todo el mundo como uno de los más ineficaces. De nuevo, el lector del documento del Gobierno tratará de localizar en vano éste u otros problemas.
Así las cosas, ¿qué sentido tiene participar en la foto que, sin duda, se hará el Gobierno con sus socios del momento? Esa pregunta se ha hecho Mariano Rajoy, y reconforta saber que para eso no se va a contar con él. Porque el “documento de Zurbano” es un engaño, y tan criticable es haberlo elaborado como lo sería darle cobertura política. No obstante, lo que está por ver es si el Partido Popular, y su líder, saben cuáles son las reformas que necesita nuestro país para retomar la senda de la prosperidad y, especialmente, si tendrá el valor político para hablarle a los españoles con sinceridad sobre los ajustes a que deben atenerse. Y, por el momento, Mariano Rajoy no ha dado muestras de estar a la altura de las circunstancias. (edit. FACTUAL)
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