UN SIMPLE ESPEJISMO.
Quien se piense que los datos sobre la economía española que acaba de publicar el INE suponen el fin de la recesión se va a equivocar de pleno. La décima de crecimiento que registró el PIB en el primer trimestre del año no es más que un espejismo porque se debe, única y exclusivamente, a las fuertes dosis de gasto público que el Gobierno ha inyectado en la economía pero que no están sirviendo, en absoluto, para situar a nuestro país en la vía de salida de la crisis, sino todo lo contrario.
Siguiendo las pautas clásicas del modelo keynesiano, Zapatero ha optado por combatir la crisis gastándose lo que tiene y lo que no tiene para estimular la demanda de forma artificial, sin llegar a entender la verdadera naturaleza de los graves problemas que aquejan a la economía española. En cierto modo, lo ha conseguido, como muestran las cifras del primer trimestre. Lo malo es que ese tímido crecimiento no cuenta con unos cimientos sólidos en los que sustentarse y en cuanto se acaben las inyecciones de gasto público el espejismo va a desvanecerse sin más.
Lo malo es que cuando esto se produzca, las cosas no van a volver a donde estarían de no haber tenido lugar el ‘New Deal’ en versión cañí con que nos viene regalando ZP desde 2007, sino que van a estar mucho peor. Y, encima, en lugar de disciplinar a las autonomías para que asuman su parte de culpa, y del recorte, que es mucha, el presidente se empeña en que casi todo lo asuma la administración central sin darse cuenta de que las cada vez más menguadas espaldas del Estado ya no pueden soportar tanta carga.
Zapatero ha disparado las cifras de déficit y ahora su corrección exige drásticos recortes del gasto público que, en cuanto empiecen a producirse, van a hundir nuevamente a la economía en la recesión. Sin esos recortes, el futuro de la economía española será todavía peor de lo que ya es porque, estando como estamos al borde de la suspensión de pagos, no habrá ayudas ni de la Unión Europea ni del Fondo Monetario Internacional y entonces seguro que nos echan del euro para arrojarnos sin misericordia alguna al más profundo de los infiernos. Lo que viene sucediendo con nuestra economía desde 2007 será una broma en comparación con los terribles tormentos que le aguardan si esta posibilidad se llega a materializar.
Además, a ZP no se le ha ocurrido mejor cosa para reducir el déficit que subir los impuestos –primero decidió incrementar el IVA y ahora anuncia una demagógica subida para los más ricos– lo cual va a jugar en contra del crecimiento económico. Y lo mismo cabe decir de sus propuestas de recorte de los pagos del Estado. En vez de dejarse de tonterías como la economía sostenible, que nos está resultando tan costosa; en vez de eliminar ministerios tan inútiles como onerosos como los de Igualdad o Vivienda, Zapatero sigue adelante con sus apuestas políticas y carga el ajuste del gasto en las espaldas de los funcionarios y los pensionistas, para deprimir el consumo aún más si cabe después de que lo haga ya el aumento del IVA.
Pocas estrategias más equivocadas podría haber en esta situación. Y, encima, con su política de gastar a lo loco ha endeudado a España hasta las cejas, con lo que el dinero de los contribuyentes, que debería utilizarse para impulsar la actividad productiva y el empleo, o, si no, para bajar impuestos, se va a tener que destinar a devolver las astronómicas cantidades de deuda que se están emitiendo y a costear la abultada partida de intereses a que han dado lugar. Vamos, que las ocurrencias del presidente nos van a salir por un ojo de la cara y van a dejar tras de sí una enorme estela de paro y empobrecimiento.
Lo que tendría que hacer Zapatero, ya que se empeña en seguir en el poder contra viento y marea, es empezar a tomar medidas que de verdad generen empleo, que es la mejor forma de comenzar a reducir el déficit tanto por la vía de los ingresos como de los gastos. Y ello exige, en primer lugar, que se apruebe de una vez por todas la reforma laboral que necesita este país. Ahora que los sindicatos, irritados por la propuesta de recorte del gasto público de Zapatero, dicen que se ha acabado el diálogo social, es el mejor momento para hacer por decreto lo que Méndez y Toxo jamás permitirían que se firmara en una mesa de negociaciones. Pero también hay que hacer que la financiación vuelva a fluir hacia el sector privado, lo cual no va a suceder mientras haya que combatir el tremendo agujero presupuestario que han generado las ocurrencias de ZP y, sobre todo, mientras no se proceda de una vez por todas a la reestructuración de las cajas de ahorros, cerrando las que haya que cerrar y fusionando las que haya que fusionar, sin andarse con contemplaciones respecto a lo que digan o puedan decir las comunidades autónomas.
Pero como Zapatero no va a hacer nada de esto, como no va a dar su brazo a torcer en lo referente al saneamiento presupuestario, nos vamos de cabeza nuevamente a una nueva y profunda recesión que vendrá seguida de un muy largo estancamiento con altísimas tasas de paro. Lo dicho, el crecimiento del primer trimestre no es más que un espejismo. (Emilio J. González(LD)
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¿Quién es más idiota, ZP o el que le vota?
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