EL RASTRO DE LA LIMPIEZA LINGÜÍSTICA.
Hubo un tiempo en que el nacionalismo catalán negaba la exclusión del castellano públicamente y descalificaba por indeseables a cuantas personas se quejaban de la limpieza lingüística que se estaba llevando a cabo con nocturnidad y alevosía. Ya nadie se acuerda, ni siquiera saben que lo que les sorprende ahora, ya pasó antes. Como la amenaza de los "Mozos de Escuadra" de usar el castellano para reivindicar sus derechos laborales. Fue una huelga de celo lingüístico que sólo recogió el ABC a principios de los 90. Entonces se tomó a chirigota, aún controlaban el poder social y al grueso de la prensa.
Hoy la han publicado todos los medios y los nacionalistas ya no niegan la exclusión, se escandalizan de que nos resistamos a ella. Es de agradecer, por fin sabemos con quien nos hemos de jugar los cuartos: "No todo vale. Y amenazar con utilizar el castellano es patético. Es irresponsable. Algo ha fallado en la formación de este cuerpo policial nacional catalán". Quién lo escribe es Miquel Sellarès, presidente del Centre d’Estudis Estratègics de Catalunya, uno de los sujetos más subvencionados del nacionalismo catalán". Jordi Pujol calificó la decisión de los Mozos como "penosa" y el presidente Artur Más recordó que la lengua es "el núcleo duro" que más marca "la personalidad de Cataluña". Con el mismo tufillo a racismo cultural, el consejero de Interior, Felip Puig agradeció a los Mozos en su visita a Vilanova del Camí que le hubieran pitado en lugar de utilizar símbolos españoles. En protestas anteriores le habían cantado a Mas el "Viva España", en sintonía con los funcionarios de prisiones que utilizaron banderas españolas también como arma sindical. Todo un síntoma de la pedagogía del odio subterránea contra España que se practica desde que llegó Pujol al poder.
Como en el estudio del universo, donde la existencia de ciertos fenómenos sólo se puede inferir por referencia al comportamiento de la materia que los rodea, la actitud emprendida por los Mozos delata el catalibanismo lingüístico de sus superiores políticos. ¿Qué clase de integrismo fascistoide dirige los fines de ese cuerpo policial que lleva a sus miembros a considerar que utilizar el castellano es el arma sindical más eficaz para conseguir sus fines laborales...?
No se rompan la cabeza, es el mismo integrismo que se utiliza para convertir a los medios públicos y subvencionados en libelos, o a la escuela en instrumento de construcción nacional. El mismo que prioriza una sanidad monolingüe a una sanidad eficaz: el Gobierno autonómico ordena que, si en una conversación con un paciente este se muestra extrañado, el personal deberá preguntarle si entiende el catalán, pero tiene que seguir usándolo aunque constate que el interlocutor tenga "cierta dificultad" de comprensión. En ese caso, el facultativo habrá de "utilizar recursos no verbales y material gráfico de apoyo". Únicamente cuando la comunicación en catalán sea totalmente imposible, el empleado podrá utilizar el español, pero "debe repetir palabras o frases en catalán para ir introduciendo la lengua en el universo del recién llegado".
Importa menos el paciente que la identidad, menos los servicios sociales, que la lengua; como si el médico, antes que curar, tuviera la obligación de extirpar la lengua española de sus pacientes como si fuera un virus peligroso.
El nacionalismo ha pervertido los fines de las instituciones, todo ha de estar al servicio de la construcción nacional. Los Mozos, seguramente sin darse cuenta, han convertido al castellano en un símbolo de libertad. Los papeles se han invertido, ahora es el catalanismo el revés del franquismo, y su lengua, la opresora. (Antonio Robles/ld)
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