AMNISTÍA INTERNACIONAL:
UNOS CARADURAS.
Acusan a Mariano Rajoy de sofocar protestas pacíficas en España
"La Policía actúa con total impunidad, mientras que los manifestantes pacíficos y los líderes de los movimientos sociales sufren acoso constante y son estigmatizados, golpeados y, en ocasiones, detenidos para enfrentarse a cargos penales, encarcelamiento y multas", denunció la directora para Europa de Amnistía Internacional.
(El Universal. Caracas)
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Desde
la cofa
Los Gulags de Amnistía Internacional
Guantánamo
es una de las banderas de ahora de la izquierda mundial. La “resistencia”
iraquí, tan jaleada en los medios, ha fracasado en su intento de evitar que las
fuerzas aliadas lleven la democracia a Irak, por lo que el interés por estos héroes
ha decaído, aunque no ha muerto. Guantánamo resiste en el imaginario de la
izquierda como reunión de todos los males, que en su visión del mundo están
relacionados siempre con los Estados Unidos.
¿Hará falta recordar qué es el
Gulag?
¿Hará falta decir una vez más que los alemanes copiaron a los rusos el
sistema de campos de concentración, o que murieron encerrados, torturados,
vejados y asesinados millones de personas en los campos soviéticos?
En Guantánamo no ha muerto ningún
prisionero. Desconozco la veracidad de las acusaciones de torturas (que no han
sido probadas). Pero aún si fueran ciertas su comparación con el
Gulag es una negación revisionista de los horrendos crímenes del
comunismo.
No
es la primera vez que Amnesia Internacional, como debería llamarse la
organización, muestra su desprecio por las víctimas, a las que sacrifica en
nombre de su antiamericanismo. Si bien en el pasado los intelectuales de
guardia del totalitarismo negaban expresamente los crímenes cometidos por los
comunistas (de los que Chomsky es solo un ejemplo), Amnistía Internacional
sigue ahora una estrategia más sibilina, más despreciable. Compara las acciones
del gobierno de los Estados Unidos con los peores crímenes comunistas. No es la
primera vez que lo hace.
En su momento dijo que la Guerra de
Irak era el mayor atentado contra los derechos humanos en el último medio siglo. Hacer de menos
genocidios como la Revolución Cultural no les crea ningún cargo de conciencia,
si con ello se puede llenar el mundo de titulares contra los Estados Unidos.
Resulta significativo que en un
informe de denuncia de los derechos humanos en 149 países, los responsables se
hayan cuidado de dar titulares sobre los Estados Unidos. El Director
Ejecutivo de Amnistía Internacional, William Schulz, tuvo que responder ante un
periodista de la Fox si había algún tipo de evidencia que pudiera probar el
apaleamiento de los prisioneros, o su malnutrición o el tipo de maltrato que
tenemos en la cabeza cuando hablamos de tortura.
La respuesta del activista fue:
“sería fascinante descubrirlo. No tengo ni idea”. Lo que no le impide
enviar el mensaje de que tales torturas se mantienen en Guantánamo. No solo ahí, porque
según Schulz “los Estados Unidos están manteniendo un archipiélago de prisiones
en todo el mundo, muchas de ellas secretas”.
Para hacernos una idea de cómo es
Amnistía Internacional, recordaré solo dos cosas. Por un lado cómo se movilizó en
defensa de Ahmad Hikmat Shakir por medio de una Acción Urgente lanzada el 19 de
noviembre de 2001. Amnistía Internacional dijo entonces que “está detenido
e incomunicado y en riesgo de padecer torturas o maltratos”. Su movilización
resultó fructuosa y Shakir fue liberado. Y eso que él tenía los números de los
pisos francos de quienes pusieron una bomba en el World Trade Centre o estuvo
en la reunion de Al Qaeda en Kuala Lumpur en enero de 2000, junto con los
secuestradores de los aviones lanzados contra las torres gemelas. No se le ha
vuelto a ver el pelo, gracias a la preocupación de la organización activista
por los derechos de los terroristas, y a su desproporcionada capacidad de
influencia.
Cualquier ataque a los derechos
humanos debe ser denunciado. Pero Amnistía Internacional está decidida a
centrar sus ataques a los cometidos por el Gobierno de los Estados Unidos, dando con ello la
falsa impresión de que es la mayor amenaza para los derechos humanos en el
Mundo.
El efecto es que los lugares donde
se están violando de forma masiva no reciben la atención mundial, como debieran, lo que no encamina
precisamente en una mejora de la situación en esos lugares. ¿Se les habrá
escapado a los responsables de Amnistía Internacional ese efecto tan
abrumadoramente obvio?
(José Carlos Rodríguez/ld)
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