(La
opinión de la izquierda es parecida a la de este profesor de izquierdas,
Cotarelo.
Por
el contrario, la opinión de uno de nuestros más destacados pensadores españoles
es muy diferente. La izquierda debería sentir vergüenza. Porque, además de
negar, sin justificación, a la nación española, se arrodillan ante los
separatismos antiespañoles que quieren destruir España.
Incluso, algunos, dicen
no enterarse y dan la culpa a ‘España’ de los desencuentros y exigen más ‘hecho
diferencial’. O sea, más privilegios para los más ricos.
Han
caído muy bajo.)
LA IZQUIERDA Y LA NACIÓN.
Ramón
Cotarelo, catedrático de ciencias políticas de la UNED.
'España no es una nación, es sólo lo
que queda de un imperio'.
Gustavo Bueno
España no es un mito
Agapito Maestre.
España no es un mito
Agapito Maestre.
Es
el título del último libro de Gustavo Bueno. Esto no es, sin embargo, una
crítica literaria, sino el recuerdo de un autor que por amor a su patria, por
amor a su nación, ha cambiado, en cierto sentido, todo su programa intelectual.
No
quiero decir que haya abandonado sus investigaciones materialistas, ni mucho
menos dejada a un lado su concienzuda obra académica, pero sí que, en los
últimos años, su investigación sobre la cuestión de España es el tema
prioritario de su pensamiento. Por eso, precisamente, sería interesante que
Bueno nos explicase a los españoles las razones y, sobre todo, las pasiones que
lo llevaron por estos nuevos derroteros.
Estoy
convencido de que en esa explicación, sin duda alguna biográfica, hallaríamos
muchas de las miserias y desventuras del pensamiento español contemporáneo a la
hora de valorar la realidad nacional. El
desprecio que buena parte del «pensamiento» español, políticamente correcto, ha
tenido hacia la idea de nación española sólo es comparable, especialmente en
estulticia y maldad, al proceso desnacionalizador, casi criminal, que los
políticos nacionalistas y periféricos han sometido a la idea de España.
Lo cierto es que el filósofo materialista, serio y riguroso, que ha sido
siempre Gustavo Bueno, ha cambiado su agenda intelectual a una edad avanzada,
cuando se dio cuenta de que su patria, su nación, estaba en peligro. Este es el hecho, verdaderamente, loable.
Pues si cambiar de proyecto intelectual es siempre difícil, hacerlo a
una edad tan provecta tiene que ser doblemente reconocido: primero, porque es
una señal de vitalidad sin par en el panorama intelectual español, y, en
segundo lugar, porque está movido por un sentimiento patriótico y una idea de
nación española dignas de ser envidiadas por todo ciudadano de bien.
Sí,
cuando he leído ‘España
no es un mito’, he comprobado que Bueno no contaba cosas
inauditas, tampoco teorizaba cuestiones extravagantes, sino que ofrecía
argumentos objetivos en forma de preguntas a favor de la unidad de España. Sí,
por encima, de la argumentación contra la Leyenda Negra, creada en el exterior
contra España, y contra quienes arremeten desde el interior por su existencia y
consistencia, Bueno deja traslucir en su pensamiento una noción genuina de
patriotismo español en las antípodas de cualquier tipo de nacionalismo.
Sí, el amor a su patria no es excluyente, ama
a su nación, pero no odia a las demás patrias. Nunca hubo «nacionalismo
español», no pudo haberlo, porque el español, en el interior o en el exilio,
jamás perdió su nobleza. La afirmación de España no significa, pues, la negación o
el odio de nadie.
Demos, pues, las gracias a Bueno,
porque ha enseñado a las nuevas generaciones de españoles a decir patria sin
sentir vergüenza.
(Fundación Gustavo Bueno.)
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