Pero hubo sorpresa. La afable perorata Real sonó a puñetazo en la mesa, a fiero reclamo en defensa de la Constitución y contra las maniobras antidemocráticas del gran narciso.
Que el jefe de un Estado europeo, moderno y democrático se vea obligado a centrar sus palabras de fin de Año en la defensa de la Constitución ya es estrambótico.
Pero que esas advertencias vayan dirigidas al presidente del Gobierno y a sus socios, una turba reaccionaria que vive aún en las cavernas del carlismo y la patraña, ya roza lo demencial.
Así están las cosas en esta España de finales del 2023 que se apresta a aprobar en el Parlamento una Ley de Amnistía que obliga al Estado de pedir perdón de rodillas a los cuatreros que intentaron derribarlo entre la impotencia de la Justicia y la inoperancia de una clase política que no acierta con la fórmula por darle un vuelco a la situación.
"Sin Constitución no hay democracia. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad", sentenció el Rey, harto de repetir una verdad consagrada e intocable.
(José Alejando Vara/VozPopuli/25/12/2023.)
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