POR QUÉ
LOS PROGRES ODIAN A HOULLEBECQ
Debelador
de la miseria socialista.
Houellebecq retrata, sin
complejos, la tendencia universal y de toda época del socialismo a la
complicidad con el mal si obtiene algo a cambio.
M.H. lo
ejemplifica profusamente. En la distopía retratada en Sumisión el
socialismo es actor decisivo y cómplice de la islamización política y cultural
de Francia.
Es sólo un sombrío pronóstico, pero el
socialismo, con sus políticas de puertas abiertas y fallida asimilación de la inmigración musulmana ya ha contribuido al
fracaso multicultural que experimenta Francia y ha plantado la semilla de lo
que anticipa M.H. Saint Denis, las ingobernables banlieues, los sucesivos atentados islamistas de distintos
tipos, son consecuencias de esa política y explican la desaparición virtual del
partido socialista como actor político.
Houellebecq no deja pasar el hecho de
que los socialistas de todos los partidos y sus cooperadores de
izquierda y derecha también han sido cómplices de la destrucción del sector
primario en Francia.
En Serotonina narra con realismo cómo el estado de
bienestar francés, tras décadas de subvenciones al campo, ahora lo ha
traicionado. Todo
ello bajo la excusa del libre comercio planteando un escenario de abandono y ruina para la agricultura nacional que no
puede competir con productos extranjeros a los que la UE exime de la avalancha
regulatoria y fiscal que sufre la producción nacional.
De la disposición para
aliarse con cualquiera por letal o corrupto que sea para mantener el poder o
evitar que sus rivales accedan a éste, en España y en el mundo hay pruebas
inequívocas (Revolución
rusa, Guerra Civil española, Pacto Molotov-Ribbentrop, apoyo al Ayatolá Jomeini
en los 70 por la izquierda francesa, gobiernos de Pedro Sánchez…).
(El Debate/26/7/2025.)
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