El espectáculo de las docenas de encapuchados de negro riguroso y armados de palos desplegados por el envidiable campus de la Universidad de Navarra, en Pamplona, rememoró viejas pesadillas de muchos vascos, navarros y catalanes: un futuro de amenazas, miedo y brutalidad cotidiana.
Concentrados con el pretexto de oponerse a la visita del periodista Vito Quiles en su gira de autopromoción juvenil, suspendida por la universidad, el despliegue sirvió para desvelar a la opinión pública algo que sabemos muy bien quienes trabajamos (sin anteojeras) en los campus universitarios: que el movimiento juvenil abertzale violento se ha reconstruido estos últimos años, y con absoluta impunidad.
Vuelven los profesionales de kale borroka (lucha callejera o guerrilla urbana), el instrumento terrorista que ETA lanzó en los años noventa para extender y profundizar en la sociedad el impacto de la violencia más allá del círculo de víctimas habituales, y para reclutar nuevos terroristas.
(Carlos Martínez Gorriarán/VozPopuli/10/11/2025
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