Con España o contra ella (Fundación Danaes)
Las declaraciones que nuestro Presidente ha venido haciendo en los últimos días sobre la «lucha antiterrorista» según las cuales la oposición a sus planes en tal materia es simplemente fruto del partidismo político, parecen no aceptar de buen grado el ejercicio de la oposición como institución propia de la democracia.
No se ha dado cuenta nuestro Presidente que la consecuencia de sus palabras es la siguiente, a saber, que sólo caben unos planes de lucha antiterrorista, los suyos.
Porque, en efecto, si se admitiese que puede haber planes alternativos, se entraría en la discusión sobre la materia misma de que se trata, con independencia de las intenciones de aquellos que los sostienen. En otras palabras, las Cortes españolas cumplirían su función.
No sabe nuestro Presidente, en cambio, que su respuesta a las críticas, no sólo es falsa, es decir, puede haber otras formas de combatir a ETA que no haya contemplado, sino que es falaz, o sea, que aparentando argumentar, lo que hace es salirse por la tangente mediante la famosa falacia del qui prodest (a quién beneficia).
Nada tendría de particular que un partido sacara réditos políticos, o sea, votos, de su buen hacer, incluyendo en este buen hacer sus críticas acertadas al gobierno. De lo contrario, ¿mediante qué otros métodos podría el pueblo distinguir el político bueno del malo? Buena señal, desde luego, no es que el PSOE busque los votos en el silencio de la oposición.
Pero eso es lo que parece hacer Zapatero. Y Mariano Rajoy parecía haber transigido tras las pasadas elecciones.
Ayer, en el Congreso, la negativa a la moción presentada por Rosa Díez de UpyD, apoyada por el PP, para disolver los ayuntamientos gobernados por terroristas, fue conseguida con los votos del PSOE, PNV, CiU y ERC-IU-ICV.
¿Podría aplicarse el Gobierno en pensar a quién beneficia dicha negativa cuando todos los partidos que con él votaron son independentistas, es decir, buscan la secesión de partes formales de España, precisamente como ANV, contra el que iba dirigida la propuesta?
Hizo bien Rosa Díez en decir que su moción no era ni de derechas ni de izquierdas; nosotros añadiríamos, quizá corrigiéndola, que ni democrática, ni antidemocrática.
Más bien, o en defensa de España, o contra ella, como quienes le dieron su voto negativo.
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