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miércoles, 10 de febrero de 2010

EL OASIS, LÍDER.








Martes , 09-02-10
Después de ser la comunidad con el mayor número de trabajadores afectados por Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) autorizados, Cataluña también lidera en España el ranking de morosidad, de disoluciones societarias y de concursos de acredores, tanto de empresas como de familias.

Las 1.413 quiebras presentadas el año pasado representa el 24% del total en España, casi seis puntos más que la aportación catalana al Producto Interior Bruto (PIB) nacional, que está cifrado en el 18,64%, según la disposición adiccional tercera del Estatut. De lo que se deduce que Cataluña sufre más la crisis que el resto de España.

Aunque era previsible que la cifra de concursos del año pasado batiera a 2008, los registrados en 2009 suponen un 113% más que los publicados en el año anterior.
Cataluña lideró en 2009 el número de familias y empresas que se declararon en concurso de acreedores (suspensión de pagos y quiebras) ante la imposibilidad de afrontar sus pagos y deudas, con un total de 1.413 concursos, de los que 180 corresponden a familias y 1.053 a empresas, según la Estadística de Procedimiento Concursal del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicada ayer. En el conjunto de España, los concursos ascendieron a 5.922 en 2009, un 79,6% más que en 2008. El número de familias ascendió a 938 y el de empresas a 4.984, con aumentos del 132,2 y del 466,4%, respectivamente.
El liderato catalán es indiscutible, al situarse a casi diez puntos de distancia de la segunda comunidad, Madrid, con 878, seguida de la Valenciana, con un registro de 808, y Andalucía con 623.

Los sectores de la construcción e inmobiliario se mantienen como los protagonistas concursales y representan el 34% de todos los procesos incoados en 2009, aunque pierden peso respecto al año anterior, cuando supusieron el 39%. En este sentido, cabe destacar que la crisis ha comenzado a atacar a otros sectores distintos al ladrillo, como son los industriales, de automoción y distribución, que en este último año han crecido en número de concursos un 110, un 122 y un 142 por ciento, respectivamente.
Colapso judicial

El atasco generalizado que padece la Justicia en nuestro país se agudiza en Barcelona a consecuencia del ciclo económico. Al existir una mayor concentración empresarial, se producen más procesos concursales. El colapso llevó a los jueces titulares de los juzgados mercantiles de Barcelona a reclamar a las administraciones, en una insólita rueda de prensa, más juzgados especializados para hacer frente a la saturación y al incremento de la actividad.
Desde que se crearon en 2004, los juzgados mercantiles tramitan asuntos relacionados con las quiebras de empresas y los expedientes de regulación de empleo, los concursos de acreedores, litigios por patentes y marcas o cuestiones relacionadas con la propiedad intelectual e industrial, entre otros casos, algunos de los cuales conllevan cierta urgencia.
Según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), los juzgados tendrían que tramitar unos 350 asuntos al año cada uno, aunque en realidad gestionan casi el doble. De hecho, los juzgados de Barcelona gestionan el 24% de los casos de su ámbito de toda España. Ello se ve agravado por la falta de funcionarios y la poca estabilidad de la plantilla, que busca otros destinos con menos carga de trabajo. Por ello, los jueces reclaman incentivos económicos para estos funcionarios por el exceso de trabajo.

La queja surgió efecto, ya que se crearon seis nuevos juzgados y de una macroárea que les ayuda a aligerar los trámites burocráticos. La inversión será de 1,9 millones de euros, pagados entre la Generalitat, el Ministerio de Justicia y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Este Plan de Choque de la consejería y del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha paliado en parte el colapso, pero la crisis no cesa y el volumen de trabajo ya se dobla, a pesar de que, tras las nuevas medidas adoptadas, Barcelona cuenta con catorce juzgados mercantiles. (J.C. Valero-Barcelona/ABC).
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Todo se debe a la opresión de la bota castellana.

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