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miércoles, 1 de diciembre de 2021

SUPREMACISMO Y PROGRESISMO

 

Supremacismo y progresivo (1)

Por Sebastián Urbina

Antes de hablar de progresismo digamos algo del ‘autoengaño’. Según el sociólogo Jon Elster, el autoengaño es: "La expresión de un deseo, o sea, la tendencia a creer que los hechos son como a uno le agrada que sean. Es un fenómeno difundido cuya importancia en los asuntos humanos nunca se acentúa en la medida suficiente". Ya en el siglo XIX, el filósofo y antropólogo L. Feuerbach dijo: "El ser humano prefiere la representación a la realidad".

¿A qué viene mezclar autoengaño y progresismo? El progresismo controla- no sólo en España- la mayoría de los medios de comunicación/manipulación y sistema educativo. Y consiguen crear una realidad paralela, facilitando el autoengaño.

La divisa de la Granja Animal de George Orwell (en su libro ‘Rebelión en la granja’), rezaba: “Todos los animales son iguales”. Sin embargo, llegados los cerdos al poder, cambiaron esta divisa: “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. Ya pueden imaginar quiénes eran ‘más iguales’. los cerdos.

No pretendo comparar los cerdos de la Granja de Orwell con los progresistas. Orwell escribe una fábula muy crítica con la Unión Soviética de Stalin. Nada que comparar. Dicho esto, pasemos a los progresistas. Nos tenemos que preguntar por qué, en general, (siempre hay excepciones en la vida social) los progresistas se sienten moralmente superiores.

¿Superiores, a quién? A la derecha, en sus diversos matices. Observe el lector que acepto la simplona distinción derecha/izquierda porque es la utilizada habitualmente. No porque crea en ella. En estos graves momentos por los que atraviesa España (2020/2021), lo que debería preocupar a los políticos- con un poco de inteligencia, decencia y respeto constitucional- no es si unos son de derechas y otros de izquierdas (siempre que estén dentro de la legalidad democrática), sino quiénes defienden la libertad y la unidad (no la uniformidad) de España y quiénes quieren su ruptura, como los golpistas, comunistas y filoetarras. Que son socios de este infame gobierno de golfos de progreso. Encima, esta chusma reparte carnés de demócrata, a través de las criadas mediáticas subvencionadas.

Pero no a Vox, porque es fascista. La gentuza que lo dice (¡comunistas, socialistas, golpistas y filoetarras!) no ha leído sus estatutos, ya que- si lo hicieran- no podrían mentir tan descaradamente. Rectifico, sí que pueden. Entre estos impresentables está la presidenta Armengol, que quiere salvar la democracia ilegalizando a Vox. ¡Despierte ciudadano, antes de que sea demasiado tarde! Francisco Vázquez (PSOE) y María San Gil (PP) se unen (asociación NEOS) para alertar de la "destrucción" que amenaza a España con este Frente Popular.

¿Son los progresistas los únicos que se sienten superiores? No. Los catalanistas también se sienten superiores y tampoco son progresistas. Hacia 1934/35, el sector profascista de Nosoltres Sols’ defendía la superioridad racial de los catalanes frente a los "africanos españoles", considerados "un elemento de la raza blanca en franca evolución hacia el componente racial africano semítico (árabe)". El resultado: un mayor coeficiente de inteligencia del catalán frente a los "españoles", cuya inmigración en Cataluña supondría un peligro de contagio del carácter "gandul y pro-africano español". (Núñez Seixas, Xosé M, 1992, ‘Nacionalismos periféricos y fascismos’).

En su libro ‘La raza catalana. El núcleo doctrinal del catalanismo’, el profesor de la Universidad de Barcelona Francisco Caja muestra el cuerpo ideológico del catalanismo, que estaba caracterizado por una fuerte y enfermiza xenofobia. Sin embargo, con la derrota de Hitler, las actitudes xenófobas y racistas cayeron en un gran descrédito. Ya no quedaba bien defender la xenofobia o el racismo. De ahí que el supremacismo catalanista actual sea la versión moderna de la enfermiza xenofobia y del racismo que anteriormente defendían en público. Y donde fuera menester.

A pesar de todo, la cabra tira al monte. Por ejemplo, las declaraciones del expresidente de la Generalidad, Quim Torra, refiriéndose a los españoles: "Son bestias carroñeras, víboras, hienas con una tara en el ADN". (El Mon, La llengua y les besties’.). Pero no pasa nada. No hay que escandalizarse. Lo ha dicho un catalanista contra los españoles. Somos un país suficientemente cretino como para escandalizarnos si la presidente de la Comunidad de Madrid (la excelente Díaz Ayuso) hubiera dicho lo mismo de los catalanes. ¡Qué escándalo fascista! ¡Dimisión inmediata! ¡De rodillas! Pero insultar a los españoles es gratis, especialmente si insultan las naciones oprimidas, Cataluña y el País Vasco. Es progresista. Una enfermedad política auténticamente española. No creo que, en el mundo, haya una sociedad más políticamente idiota que la española.

Otro detalle, mucho más reciente que la citada xenofobia enfermiza de los ‘demócratas’ catalanistas. Adrià García, dirigente de las ‘juventudes de Demòcrates de Catalunya’, partido integrado en el grupo Junts de Carles Puigdemont, defiende que la Generalitat no debe vacunar a los policías y guardias civiles destinados en la región, porque "no se sienten ciudadanos catalanes". (OkDiario/11/4/2021.) No pasa nada, son españoles. Encima, policías y guardias civiles. ¡Y la izquierda anuncia el peligro del nacionalismo español! ¿Cómo se puede ser tan miserable? ¡Y hay cretinos que lo creen y proclaman! Especialmente los siervos mediáticos subvencionados. ¡Socorro, que viene la ultraderecha!

Si, además, el sistema de enseñanza/adoctrinamiento dice a los estudiantes que España les roba, entre otras mentiras y descalificaciones, no es de extrañar que hayan inoculado el odio a España a generaciones de catalanes. Así lo dice el famoso artista catalán Albert Boadella: "El catalanismo se nutre de la xenofobia y el odio a España".

Me parece suficiente para el que se quiera enterar. Los que no se quieren enterar, jamás se darán por enterados.

Detengámonos, ahora, en el progresismo. ¿Tiene algo que ver el progresismo español- o antiespañol- con este supremacismo catalanista? Antes, recordemos a los incrédulos que el que fue vicepresidente del gobierno de Pedro Sánchez, el comunista Pablo Iglesias, calificaba al himno nacional español de "cutre pachanga fachosa". Es sólo un ejemplo entre muchos de su desprecio a España. Y este tipejo fue vicepresidente del gobierno de España, colocado por el farsante Pedro Sánchez. Otra muestra de la peligrosa gentuza que tenemos que soportar, gracias a los votantes de progreso. ¿Se imagina que un vicepresidente del gobierno francés dijera lo mismo de su himno? O de cualquier otra nación. Dudo que haya algún país que se insulte a sí mismo como España. Somos líderes mundiales en estupidez.

La convicción que tiene la izquierda- con las excepciones de rigor- de ser moralmente superior, no se debe a ningún motivo racial o xenófobo, como sucede con el nacionalismo identitario catalanista. Y vasco, digamos de paso. Se debe a su defensa de una sociedad igualitaria. Eso dicen. De ahí que la izquierda no se conforme con la igualdad de oportunidades. ¿Por qué? Porque la igualdad de oportunidades provocará, inevitablemente, resultados desiguales. Es decir, unos aprovecharán mejor que otros la igualdad de oportunidades, lo que provocará desigualdad. La izquierda presume de querer la igualdad de resultados, no la igualdad de oportunidades, que es de derechas. O sea, todos igualmente mediocres, manipulables y resentidos con los que triunfan.

¿Por qué la izquierda quiere (o lo dice) igualdad de resultados? Porque quiere una sociedad igualitaria y aborregada. Sin embargo, Milton Friedman, considerado uno de los cinco economistas más importantes de la historia de la economía, escribió: "Una sociedad que pone la igualdad antes que la libertad se verá privada de una y otra. Una sociedad que pone la libertad antes que la igualdad terminará con una buena dosis de ambas".


(MallorcaDiario/1/12/2021.)

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