Actualizado Sábado, 06-06-09
Allí donde el Ejecutivo de Zapatero anuncia ayudas directas e inyecciones de liquidez, la administración regional de Aguirre plantea ambiciosas rebajas fiscales y supresión de las restricciones a la actividad económica. En síntesis, se trata de los dos modelos clásicos de política económica aplicados desde la segunda posguerra mundial: el que apuesta por la inversión de los recursos públicos y la intervención directa del Estado en la economía, opción basada en las tesis de John Maynard Keynes,
y la más puramente liberal, que se basa en la convicción de que el mejor estímulo para la economía es el de la supresión de las trabas fiscales para así fomentar de este modo el consumo y la inversión. Estos últimos son los postulados revigorizados allá por la década de 1970 por Milton Friedman y sus seguidores de la Escuela de Chicago.
Para apreciar la oposición entre ambos modelos basta con comparar las medidas que una y otra administración, la estatal y la autonómica, han puesto en marcha. El Gobierno Central puso en marcha el llamado «Plan E», el Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo. El grueso de las medidas de este plan contempla inyecciones de liquidez directas. Así, el Fondo Estatal de Inversión Local, ha supuesto la concesión a los ayuntamientos de un total de 8.000 millones de euros para que acometan obras públicas con carácter inmediato. La idea del equipo de Zapatero es la de reactivar de este modo la contratación en el sector de la construcción, una medida que ha generado no pocas críticas. Son muchas las voces que señalan que con esta medida sólo se genera empleo temporal y además en una sector cuya hipertrofia ha sido uno de los desencadenantes del colapso de la economía española.
Y es que el presidente Zapatero acostumbra a calificar a su Gobierno con indisimulado orgullo como de «izquierdas».
Tampoco Aguirre ha ocultado nunca en qué modelo económico cree. La batalla que hace décadas libran en los espacios académicos y gubernamentales los economistas de uno y otro signo parecen en los últimos tiempos haberla emprendido Zapatero y Aguire anunciando medidas radicalmente opuestas en materia económica y fiscal. El patrón es siempre el mismo: Zapatero apuesta por las ayudas directas con cargo a las arcas públicas, mientras Aguirre se decanta por las rebajas fiscales.
Aguirre sí cree en las desgravaciones para la compra de viviendas. Las divergencias más llamativas se han producido en materia de automoción y vivienda. A los pocos días de que el presidente anunciara en el Debate sobre el Estado de la Nación como sus propuestas económicas más destacadas la supresión de la desgravación por la compra de una vivienda para rentas superiores a los 24.000 euros anuales y la concesión de una ayuda directa de 2.000 euros a todos los que compraran un coche, Aguirre se desmarcaba haciendo público que en Madrid, el tramo autonómico de la desgravación por la adquisición por la compra de viviendas se incrementaría en un 20% nada menos. También en lo relativo a las ayudas a la venta de automóviles, el Gobierno madrileño se ha distanciado radicalmente de las propuestas aprobadas por el Gobierno. Así, en la Comunidad se ha aprobado una reducción de un 20% para el impuesto de matriculación. El Gobierno ha criticado esta medida asegurando que incentiva la compra de los vehículos más potentes y nocivos para el medio ambiente como los todoterrenos.
Sólo el tiempo y el juicio de los historiadores determinará cuál de estos dos modelos económicos redunda en un mayor beneficio de la sociedad. De momento Aguirre y Zapatero sostienen su particular guerra de medidas. Un ejemplo de que todavía la ideología puede tener peso ne la política real. (Guillermo Daniel Olmo/ABC)
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HECHOS Y VALORACIONES.
Este viejo debate tiene trazas de seguir a menos que se establezcan mecanismos para controlar los resultados de seguir una u otra política económica. Si hablamos de ámbito mundial (y no sólo español) el libro de J. Norberg 'En defensa del capitalismo global', o el de Guy Sorman 'La economía no miente', muestran bien a las claras (con cifras y estadísticas, con frecuencia de los organismos internacionales) que la liberalización económica ha permitido el crecimiento económico de países pobres frente al estancamiento, o deterioro, de los paises pobres que han seguido políticas económicas intrvencionistas.
¿Servirá para aprender de la experiencia? Lo dudo. El sectarismo ideológico no se siente afectado por los hechos. Los hechos adversos a sus tesis ideológicas. Los favorables son los únicos que les interesan.
Sebastián Urbina.
Me parece un artículo muy brillante junto con el de Keynesianos de todas formas existe un problema con el liberalismo, es un liberalismo falso. Y me explico, voy a poner el ejemplo de España observemos las empresas que gana dinero de verdad en este país, cuales son, sin lugar a dudas las que están en los mercados regulados ( Banca, Eléctricas, Hidrocarburos, Gas y Telecomunicaciones) y el resto a veces ganan a veces pierden, estos cinco mercados, son los que nutren de fondos a los partidos políticos y estos a su vez, son los que permiten, que estas empresas, campen a sus anchas en nuestro país, haciendo y deshaciendo lo que les place. De tal forma que la competitividad de cualquier empresa en España, sea bajísima, a la vez que las cuentas de resultados de los cinco sectores anteriores, sea altísima y los políticos de este país, puedan gobernar sobre sus súbditos, de una forma casi despótica. Consecuencias, cualquier joven español con la carrera recién acabada o con algunos años de experiencia, que quiera crear su empresa, tiene unas posibilidades casi nulas de triunfar, puesto que tiene que pagar todo a un precio altísimo. El liberalismo sí, pero todos liberales o ¿no?
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