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domingo, 7 de junio de 2009

NORMANDÍA.






Hace 65 años, fuerzas estadounidenses y británicas desembarcaron en la costa oeste francesa con intención de liberar a Europa del avance nazi. Comenzaba así, el 6 de junio de 1944, el desembarco de Normandía, la operación naval más importante de la historia.

PIE DE FOTO
Inspirado en aquella operación militar, el cineasta Steven Spielberg la llevó al cine magistralmente en “Salvar al soldado Ryan” (1998). Tanto es así que los primeros 20 minutos de la cinta, sin apenas diálogo y cargados de explosiones, tiroteos y crudas escenas que muestran a soldados descuartizados y acribillados en primer plano, han entrado a formar parte de la memoria cinematográfica.

De lo que no hay duda es de que la labor de Spielberg al frente de esta producción fue, además de lúdica, educativa. Habían pasado 47 años del estreno de “El día más largo”, primera cinta que abordaba esta cuestión, y aquel hecho histórico merecía una revisión. El director de origen judío se aseguró de no dejar ningún cabo suelto. Quiso enfatizar la aportación indiscutible de Estados Unidos a la contienda y el factor trascendental de su intervención. El primer minuto de la cinta lo confirma: una bandera norteamericana ondea sobre las casi diez mil tumbas de soldados en el cementerio de Colleville sur mer, donde descansan 9.387 soldados norteamericanos en una explanada de 70 hectáreas de cruces blancas y donde, este sábado, las autoridades británicas, francesas y norteamericanas rinden homenaje a los caídos.

Pese a que la historia militar se ha afanado en destacar el desembarco en la playa de Omaha -en el que participaron las divisiones norteamericanas-, lo cierto es que no fue el único escenario escogido para desarrollar la operación. Las de Utah, Gold, Juno y Sword completaban los 80 kilómetros de costa objetivo a batir de los Aliados. Pero, ¿por qué se optó por la invasión por agua? Pese al riesgo que comportaba esta estrategia, las ventajas de la costa normanda no podían desperdiciarse. Lo sabía el encargado de dirigir la misión, el comandante norteamericano Dwight David Eisenhower (en la imagen), al llevar a cabo una campaña de distracción de las fuerzas alemanas, un análisis detallado del terreno francés y al aunar en una misma operación fuerzas terrestres, aéreas y navales.

El emblemático comandante, luego convertido en presidente de EEUU, se aseguró de debilitar las líneas enemigas antes del desembarco de los soldados a cielo abierto. Así, parte de las defensas de hormigón instaladas por los alemanes en la costa fueron destruidas, lo mismo que las vías férreas y las bases aéreas. Sin embargo, nada evitó la tragedia humana: murieron algo más de 200.000 soldados del frente aliado de los casi tres millones alistados.(Elena Viñas/El Imparcial).

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No fue suficiente el diálogo. Y gracias, una vez más, a los Estados Unidos de América. Frente a tanto desagradecido y tanto desagraciado, sea de derechas o de izquierdas, quiero reafirmar mi gratitud hacia el sacrificio de los norteamericanos para hacer frente a la barbarie nazi.

Sebastián Urbina.


1 comentario:

  1. Anónimo10:19 a. m.

    y gracias a Inglaterra, Francia, Canadá, también.

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