Tenemos sed y nos dan vinagre. Mientras que el agua dependa del Ministerio de Transición Ecológica, una máquina de sectarismo financiada con dinero de todos nosotros se continuará demoliendo presas.
Las Confederaciones hidrográficas están dirigidas por ambientalistas en lugar de por ingenieros. Priorizan las truchas en lugar de las personas. No tenemos claro si lo que prima es borrar la huella de nuestros antepasados o salvar el cauce de algún río.
Lo que sí parece evidente es
que no se trata de una iniciativa ni a favor de los hombres, ni de la
tierra sedienta, ni siquiera de las truchas.
Es puro sectarismo del Gobierno más tóxico de la historia reciente
(Bieito Rubido/Edit/El Debate/4/5/2023.)
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