Laura Fàbregas (Argentona, 1987) es llamada «traidora» («botifler») en su tierra natal, algo que comparten muchos compatriotas catalanes y vascos, pero que ella asume con orgullo. Esta periodista abandonó el discurso dominante y se rebeló contra el pensamiento único: pasó de marchar en la Diada a pelearse contra los independentistas en los platós de TV3. Ahora cuenta su proceso en Diario de una traidora, un libro que son sus memorias y las de una época, la del procés.
Aunque pudiera parecer un cambio drástico, casi una conversión ideológica, en realidad responde a una constante en el cursus personal e intelectual de Fàbregas, que es su voluntad de ir siempre contracorriente; de ser, como dice en italiano a modo de un guiño a su pareja, Luca, una rompicoglioni. Por eso, cuando el nacionalismo catalán dejó de ser una corriente residual y romántica y pasó a convertirse en un movimiento dominante, ella renegó de él. Y pagó las consecuencias: el desprecio del rebaño, el estigma social y hasta el hostigamiento a su familia.
(Marcos Ondarra/The OBjective/6/4/2025.)