En un país normal María Jesús Montero estaría ya dimitida o destituida.
En una democracia de mediana calidad, y no digamos en una escandinava, es sencillamente impensable que una vicepresidenta o una ministra, ministro o ministre tilde de «vergüenza» que «se diga que la presunción de inocencia está por delante del testimonio de una mujer joven y valiente».
(Eduardo Inda/LaRazón/5/5/2025.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario