¿Cuál desastre?
Ilusionarse con que se puede integrar pacíficamente a una amplia comunidad musulmana —fiel a un monoteísmo teocrático que no acepta distinguir entre el poder político y el religioso—, con la sociedad occidental democrática. Sobre éste equívoco se ha desencadenado la guerra en la que estamos inmersos.
La Justicia balear ha obligado a varios colegios de Mallorca —entre ellos un centro católico— a impartir religión islámica a petición de cinco familias magrebíes, tras considerar vulnerado el derecho constitucional a recibir formación religiosa «conforme a las propias convicciones».
Según informa El Español, el caso ha provocado preocupación entre las patronales educativas, que alertan de que esta sentencia abre la puerta a exigir nuevas asignaturas confesionales en centros de ideario propio.
(LGI/28/11/2025.)
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