INMADUREZ Y
DEMAGOGIA.
Podemos aparece en
la escena política española en Enero de 2014. Después participa en las
elecciones europeas de Mayo del mismo año, logrando cinco escaños con el
7,98 % de los votos, lo que lo convirtió en el cuarto partido más votado
de España.
Pablo
Iglesias, el líder más conocido de Podemos, y otros, como Errejón o Monedero,
han dicho repetidamente que no les afectan las clásicas distinciones de
‘derechas e izquierdas’. ¿Por qué? Para entender, según ellos, los verdaderos
problemas que nos aquejan debemos sustituir el conocido ‘derecha-izquierda’ por
el de ‘arriba-abajo’.
‘Arriba’
están los privilegiados, y ‘abajo’ están los empobrecidos, que serían la gran
mayoría. Lo que esto nos muestra es el deseo de sus dirigentes de mostrar su
transversalidad. No son de derechas ni de izquierdas, como ‘la casta’. Han
venido a hacer justicia, a eliminar las desigualdades, a eliminar la corrupción
y proteger a los más débiles.
¿Quién no va
a estar de acuerdo con estas cosas? En realidad, deberíamos preguntar ¿por qué
no somos todos de Podemos?
Lo primero
que debería sorprendernos es que un partido, a los cuatro meses de su
aparición, se convierta en la cuarta fuerza política de España. Con lo difícil
que es. Que se lo pregunten a Rosa Díez de UPyD. Después de abandonar el PSOE
entra en la ‘Plataforma Pro’ nacida en el seno de ‘Basta Ya’. Y en el año 2007
se configura como un nuevo partido político, UPyD. Ya sabemos cómo ha terminado.
O el caso de Albert Rivera. A pesar de sus recientes éxitos electorales, que le
convierten en un partido influyente para configurar mayorías de gobierno, lleva
unos diez años batallando en política. Podemos, en cambio, sólo ha necesitado
cuatro meses para lanzarse al estrellato. ¿Qué ha pasado?
El populismo
y la demagogia no son fenómenos nuevos, pero podemos dar algunos ejemplos. En
Latinoamérica, Perón, Vargas, Fujimori, Chavez, etcétera. En Europa, Berlusconi,
Tsyriza, el FN de Le Pen, el Movimiento 5 Estrellas italiano, o Podemos, entre
otros. Las manipulaciones de los sentimientos, resentimientos y angustias
populares se remontan, al menos, a la antigüedad clásica. Suele decirse que fue
Aristóteles el que primero definió la demagogia. Es una ‘forma corrupta de
democracia’. Añadiendo que el demagogo es un ‘adulador del pueblo’.
Digamos, de
momento, que en las épocas de crisis es cuando más efecto tienen las soflamas
de los populistas y demagogos. Y ahora estamos en una de ellas. Aunque es cierto
que ha estado acompañada de altos niveles de corrupción de los dos partidos que
han gobernado España durante cuarenta años.
Veamos esta supuesta transversalidad de
Podemos. ¿Es verdad que no son ‘ni de aquí, ni de allí’? Con independencia de
sus programas, podemos conocer el significado más concreto de su alternativa,
‘arriba-abajo’, recordando a quiénes admiran. Esto tiene importancia porque sus
programas han ido modificándose según las conveniencias. Por ejemplo, las
promesas iniciales de una renta básica, no pagar la deuda o la jubilación a los
sesenta años, han desaparecido. ¿Por qué?
Porque una vez conseguido el éxito mediático y
electoral, se trata de ampliar el espectro de votantes y, para ello, se
requiere algo de moderación. En concreto, Podemos trata de vender un discurso
socialdemócrata para no asustar a un electorado indignado con la crisis y la
corrupción. Es decir, aumentar los votos de los actualmente indecisos que
desconfían de su radicalidad.
Volvamos a sus admirados líderes y modelos.
Cualquier lector interesado puede ver en las hemerotecas las declaraciones de
sus líderes. Especialmente en 2014, se realizaron declaraciones en las que
mostraban su admiración por la Cuba de Fidel y la Venezuela de Chavez.
Me pregunto si hace falta mucho más para darse
cuenta de lo alejado que está la ideología de Podemos de las democracias
occidentales.
Ciñéndonos a Europa, el partido comunista griego Syriza, fue calificado por
Pablo Iglesias como ‘partido hermano’. Su líder Tsipras se trasladó a España
para apoyar a Pablo Iglesias, y éste se trasladó a Grecia para apoyar a
Tsipras. Syriza se atribuyó el éxito de la
"izquierda radical" en las "elecciones locales en España".
Y añadió, en un acto político en Santiago, que estaban orgullosos de los
resultados de Podemos.
La prestigiosa revista ‘The
Economist’ manifestó su preocupación por la financiación que el Kremlin
puede estar brindando al populismo europeo. Se refería a Podemos, Syriza y el
Frente Nacional de Marine Le Pen.
Llegados a este punto podríamos decir que
Podemos es un partido de ‘izquierda radical’ y ‘populista’ No solamente porque
lo diga la revista The Economist sino por sus estrechos contactos y
vinculaciones de todo tipo con el chavismo bolivariano y el régimen iraní.
Si esto es así ¿por qué tanta gente ha votado
a Podemos?
Distinguiría dos aspectos. Uno objetivo y otro
subjetivo. El objetivo es la corrupción. No se trata de que solamente España
tenga corrupción. En todos los países hay corrupción. Lo realmente preocupante
es lo extendida que está. En el Índice de Percepción de la Corrupción de 2014,
España ocupa el lugar 37.
Por comparar, Alemania ocupa el lugar 12,
Reino Unido el 14 y Suiza el 5. En cuanto a los países admirados por Podemos,
Cuba (lugar 63) y Venezuela (lugar 161).
A menos que una persona admire, realmente, los
modelos de Cuba y Venezuela, no tiene sentido votar a un partido de ‘izquierda
radical’. O sea, comunista. La inmadurez política hace que muchas personas
crean las falsas promesas de Podemos. También muchos griegos creyeron las
promesas de Syriza, el ‘partido hermano’ de Podemos. Ganaron las elecciones,
pero, medio año después, Grecia estaba al borde del abismo.
¿Qué ha pasado? Prometieron lo que la gente
quería oír. Pero eran falsas promesas. Una cosa es la justa indignación y otra
la inmadurez política que facilita ser engañado. En resumen, pagarán los ricos,
no habrá corrupción y tendremos más derechos gratis. Y controlaremos la prensa,
los jueces … O sea, la típica mentalidad totalitaria.
Sebastián Urbina.
(Publicado en ElMundo/Baleares/30/Junio/2016.)
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