Sánchez, Ribera, Marlaska y Robles son responsables de centenares de muertes. Sus culpas son imperdonables y vienen encadenadas, siendo el primer eslabón el lamentable desinterés inversor en infraestructuras, y cayendo el último, por supuesto, en el comodín climático.
En medio, flanqueados de muchos eslabones previos y posteriores, está el más reprobable, el que atañe directamente al autócrata por fallar en lo que constituye su primera y principal obligación. Pudiendo y debiendo actuar de inmediato, como en su día hizo Felipe González sin que nadie en aquel PSOE prepodrido planteara la más mínima duda competencial, Sánchez debió salir en defensa de las vidas y haciendas de aquellos que se vieron azotados por la cíclica gota fría, cuya periodicidad se mantiene invariable, impertérrita, ajena a lo humano, desde que tenemos registros.
(Juan Carlos Girauta/El Debate/14/11/2024.
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