Lo que no se entiende es por qué el PP no tiene la misma coherencia histórica en relación a la LEIB, una norma que no es suya y contra la que votó hace apenas dos años y medio, precisamente porque impedía la posibilidad de que el español fuera lengua vehicular.
Todo indica que la obstinación del PP en mantener contra viento y marea la inmersión obligatoria no obedece a ninguna fidelidad, ni coherencia con su pasado más remoto, sino a una rendición en toda regla ante el búnker educativo y los postulados de la izquierda balear a la que quiere heredar sin importarle perder sus «convicciones» de hace dos años y medio.
Ironías que no va a recoger la prensa balear, los radicalotes de VOX defienden ahora mismo el bilingüismo equilibrado que defendían hace apenas dos años y medio los moderaditos del PP balear durante el debate de la LEIB.
Mientras Vox ha rebajado su maximalismo original, pasando de un modelo de libre elección pura al bilingüismo con un equilibrio de lenguas como el sellado en el plan piloto, el PP de Prohens se ha radicalizado, asumiendo las posiciones más intransigentes de la izquierda y haciéndose perdonar por ésta, no sabemos si por convicción, miedo o coste electoral.
Lo que está claro es que a día de hoy el PP es el principal obstáculo para enviar la inmersión obligatoria al basurero de la historia. El PP no va a manifestar públicamente su adhesión a la inmersión pero la tolera sin rechistar y la perpetúa a través de los hechos consumados, como estamos viendo en las aulas y en los juzgados. Por los hechos los conoceréis.
(Joan Font Rosselló/OkBaleares/30/11/2024.)
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