lunes, 1 de noviembre de 2010

BALEARES (PP)



  • ¿A quién representan Font y Pastor?

  • Una de las virtudes de la crisis que se ha desatado, con la ayuda del fascismo mediático catalanista, en el PP balear es esta especie de “caretas fuera” que ha provocado y que tiene, en Font y en Pastor, sus principales y más señalados protagonistas. Es cierto que los motivos reales de la indignación de estos dos políticos no son demasiado nobles en la medida que tiene su origen impulsor en una estricta frustración personal de quienes esperaban y aspiraban a unos cargos que no les han sido otorgados. Tanto Font como Pastor callarían como muertos y volverían al redil si se les ofertara algo apetitoso. Como han hecho en recientísimo pasado, aparcarían sus reservas catalanistas y se embarcarían, con fervor y entusiasmo, en el españolismo del PP.

  • Sin embargo, la percha que han escogido- el catalanismo- para mostrar su disconformidad y amagar las correspondientes amenazas es, probablemente, cierta a pesar de la absoluta carencia de escrúpulos de estos dos sujetos cuyos principios, de acuerdo con Groucho Marx, pueden ser intercambiados por otros si el pesebrismo los acoge. Es decir, Pastor y Font creen en los presupuestos básicos del fascismo catalanista imperante en el establishment político balear y así lo han declarado sin pudor: detestan el “españolismo”, quieren que su lengua sea el catalán y no el mallorquín, no están dispuestos a garantizar la libre elección de la lengua vehicular de la enseñanza y menos dispuestos aún a garantizar el bilingüismo aprobado en el último Congreso del PP.

  • ¿Es importante esta disensión en materia de principios y valores que le ha surgido al PP en su ámbito interno? Depende de cómo la cúpula dirigente valore la disensión, es decir, si esta discrepancia y sus consecuencias pueden afectar a las posibilidades electorales del Partido Popular. Personalmente, pienso que esta incidencia es cero de cero, es decir, cero absoluto. Pastor y Font no son lo que se dice nadie sin un PP que los respalde.
  • En el caso de Font, su campechanía y simpatía le ha valido una propina de muchos años de vida política en primera fila. Hemos sido todos- incluida la oposición- muy caritativos con Font: un político que es condenado por delito electoral- hizo votar a los muertos- debe quedar proscrito para siempre de la vida política y no sólo por razones estéticas, sino de credibilidad: alguien que ha vulnerado el sacrosanto principio de representatividad, que es la piedra angular de la democracia, no inspira precisamente confianza, por mucho que reclame- y Font reclama- su derecho a la “reinserción”. Claro que tiene derecho a la reinserción tras pagar por su delito, pero lo oportuno es que se reinserte en otros ámbitos distintos de la política.

  • El caso de Pastor es menos sorprendente que el de Font porque, desde la alcaldía de Manacor, ha financiado, apoyado y respaldado el catalanismo más puro y duro. Pastor tiene un evidente problema de ubicación: su partido no es el PP, sino el PSM o la UM antes de la conversión al “regionalismo bien entendido” como se decía en tiempos de Franco. Lo que sorprende, tanto en el caso de Font y de Pastor, no son sus “alçades de cul”, sino el caso que les pueda hacer un Bauza que parece creerse lo que le dicen e imponen los fascismos mediáticos que llevan camino de convertirse en sus mentores. Esta es la cuestión de fondo, no Font y Pastor, cuya relevancia política es más bien escasa por no decir casi nula.(Antonio Alemany/LB)

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