POR REYES, CARBÓN.
Mucho
me temo que este año, los Reyes Magos nos van a traer carbón a todos
los españoles: el Gobierno de ultraizquierda de Pedro Sánchez y Pablo
Iglesias, con el apoyo de los separatistas que quieren trocear España.
Algunos amigos me reprochan cómo suelo describir al socialismo. Piensan que soy una especie de radical, y dicen que así pierdo lectores. Pero yo suelo escribir bien sosegado, intentando ser objetivo y riguroso en cada detalle, y guiado siempre por el amor cristiano hacia todos mis semejantes, comenzando por los que de buena voluntad caen en lo que a mí me parece un engaño evidente. Sí, un engaño. Porque el socialismo hace gala de ayudar a los desfavorecidos, pero en realidad les perjudica. Veamos un ejemplo.
Zapatero reformó el régimen del servicio doméstico (hay quien se refiere al sector como empleadas de hogar, puesto que la gran mayoría son mujeres), supuestamente para protegerles. La cosa quedó un poco suavizada con Rajoy, pero luego Sánchez le dio una nueva vuelta de tuerca.
Algunos amigos me reprochan cómo suelo describir al socialismo. Piensan que soy una especie de radical, y dicen que así pierdo lectores. Pero yo suelo escribir bien sosegado, intentando ser objetivo y riguroso en cada detalle, y guiado siempre por el amor cristiano hacia todos mis semejantes, comenzando por los que de buena voluntad caen en lo que a mí me parece un engaño evidente. Sí, un engaño. Porque el socialismo hace gala de ayudar a los desfavorecidos, pero en realidad les perjudica. Veamos un ejemplo.
Zapatero reformó el régimen del servicio doméstico (hay quien se refiere al sector como empleadas de hogar, puesto que la gran mayoría son mujeres), supuestamente para protegerles. La cosa quedó un poco suavizada con Rajoy, pero luego Sánchez le dio una nueva vuelta de tuerca.
Además del endurecimiento de las
cotizaciones sociales, es decir, el impuesto que debe pagar el empleador
a la Seguridad Social, se le unió el incremento del salario mínimo. El
efecto combinado de estas medidas supone, según un artículo de Diego
Sánchez de la Cruz publicado en octubre, que el coste mensual del empleo
doméstico ha ascendido hasta los 1.260 euros.
“Solo entre 2018 y 2019, se ha encarecido en casi 3.000 euros como consecuencia de las medidas aprobadas por el gobierno socialista. Por tanto, el nuevo marco supone elevar a 15.000 euros el pago anual asociado a un trabajador de servicio doméstico ocupado a tiempo completo, un desembolso imposible de asumir para buena parte de las familias españolas.”
¿Cuál es el resultado de estas políticas? De acuerdo con la Encuesta de Población Activa (EPA), de 750.000 trabajadores en activo que existían en 2008, habríamos descendido a 600.000 en 2019, o sea, una reducción del 20% del empleo en el sector. Claro, algunos de estos empleos habrán pasado a la economía sumergida, al haberse convertido en ilegales. Por lo que el efecto real de estas medidas “protectoras” es exactamente el contrario al supuestamente pretendido: destrucción de empleo y economía sumergida, es decir, mayor desamparo.
Ahora el pacto Sánchez-Iglesias plantea un nuevo incremento del salario mínimo, hasta los 1.200 euros, que siempre queda bien. Esto, junto con la subida de impuestos, va a terminar de asfixiar a los empleados de hogar, a las familias, y a la natalidad, cuando sufrimos un gravísimo problema demográfico que va a despoblar España en las próximas décadas, empezando ya. Puestos a hacer demagogia, si el salario lo fija el Gobierno, a mí 1.200 euros me parecen pocos. Lo podrían subir a 3.000, para que podamos vivir todos con un cierto desahogo. No seáis ratas.
Y como esto, todo. Lo ha demostrado el socialismo en multitud de ocasiones, que están ahí para quien las quiera ver. En Venezuela, más del 90% de la población se encuentra ya en la pobreza, según ha informado la ONU. La Iglesia venezolana acaba de declarar que existe una verdadera emergencia humanitaria. Sin salir de Europa, tenemos la experiencia de los países del Este, que tienen bien presentes sus recuerdos del comunismo, del que huyen como de la peste. Francisco José Contreras se hacía eco estos días con gran éxito del Holodomor ucraniano bajo la URSS, cuando 4 millones fueron exterminados mediante hambrunas provocadas intencionadamente.
“Solo entre 2018 y 2019, se ha encarecido en casi 3.000 euros como consecuencia de las medidas aprobadas por el gobierno socialista. Por tanto, el nuevo marco supone elevar a 15.000 euros el pago anual asociado a un trabajador de servicio doméstico ocupado a tiempo completo, un desembolso imposible de asumir para buena parte de las familias españolas.”
¿Cuál es el resultado de estas políticas? De acuerdo con la Encuesta de Población Activa (EPA), de 750.000 trabajadores en activo que existían en 2008, habríamos descendido a 600.000 en 2019, o sea, una reducción del 20% del empleo en el sector. Claro, algunos de estos empleos habrán pasado a la economía sumergida, al haberse convertido en ilegales. Por lo que el efecto real de estas medidas “protectoras” es exactamente el contrario al supuestamente pretendido: destrucción de empleo y economía sumergida, es decir, mayor desamparo.
Ahora el pacto Sánchez-Iglesias plantea un nuevo incremento del salario mínimo, hasta los 1.200 euros, que siempre queda bien. Esto, junto con la subida de impuestos, va a terminar de asfixiar a los empleados de hogar, a las familias, y a la natalidad, cuando sufrimos un gravísimo problema demográfico que va a despoblar España en las próximas décadas, empezando ya. Puestos a hacer demagogia, si el salario lo fija el Gobierno, a mí 1.200 euros me parecen pocos. Lo podrían subir a 3.000, para que podamos vivir todos con un cierto desahogo. No seáis ratas.
Y como esto, todo. Lo ha demostrado el socialismo en multitud de ocasiones, que están ahí para quien las quiera ver. En Venezuela, más del 90% de la población se encuentra ya en la pobreza, según ha informado la ONU. La Iglesia venezolana acaba de declarar que existe una verdadera emergencia humanitaria. Sin salir de Europa, tenemos la experiencia de los países del Este, que tienen bien presentes sus recuerdos del comunismo, del que huyen como de la peste. Francisco José Contreras se hacía eco estos días con gran éxito del Holodomor ucraniano bajo la URSS, cuando 4 millones fueron exterminados mediante hambrunas provocadas intencionadamente.
Por estos motivos, el Parlamento Europeo ha condenado
este año al comunismo, declarándolo tan execrable como el nazismo.
Nuestra respuesta: un comunista, vicepresidente. Un comentario a mi último artículo negaba el comunismo de Podemos. Tienen en Youtube los vídeos de Pablo Iglesias elogiando a Lenin, "el calvo con una mente prodigiosa". En Twitter, su celebración del aniversario de la revolución rusa. Fueron célebres las declaraciones de las “tres comidas diarias” de los venezolanos según Errejón. Y un largo etcétera.
A nivel local, tenemos el homenaje a la comunista Aurora Picornell, que hemos denunciado desde Societat Civil Balear. Viene a ser como homenajear a José Antonio: víctima de la guerra, sí, pero de ideología totalitaria. Los medios han recibido nuestro comunicado con un silencio bien elocuente. Criticar el comunismo es incómodo; homenajearlo está bien visto.
Estamos inmersos en una lucha global del socialismo contra las democracias liberales que es bien patente en Hispanoamérica. Y en ese marco, España se alinea con Evo Morales, como muestra el reciente incidente en la embajada de México, y con Maduro, como indica la presencia de Zapatero por allá. Menudo panorama.
Terminaré con un chiste, que seguimos en Navidad: “El comunismo es una idea magnífica, definitivamente deberíamos implantarlo. Salvo que te guste comer.”
Feliz 2020.
Nuestra respuesta: un comunista, vicepresidente. Un comentario a mi último artículo negaba el comunismo de Podemos. Tienen en Youtube los vídeos de Pablo Iglesias elogiando a Lenin, "el calvo con una mente prodigiosa". En Twitter, su celebración del aniversario de la revolución rusa. Fueron célebres las declaraciones de las “tres comidas diarias” de los venezolanos según Errejón. Y un largo etcétera.
A nivel local, tenemos el homenaje a la comunista Aurora Picornell, que hemos denunciado desde Societat Civil Balear. Viene a ser como homenajear a José Antonio: víctima de la guerra, sí, pero de ideología totalitaria. Los medios han recibido nuestro comunicado con un silencio bien elocuente. Criticar el comunismo es incómodo; homenajearlo está bien visto.
Estamos inmersos en una lucha global del socialismo contra las democracias liberales que es bien patente en Hispanoamérica. Y en ese marco, España se alinea con Evo Morales, como muestra el reciente incidente en la embajada de México, y con Maduro, como indica la presencia de Zapatero por allá. Menudo panorama.
Terminaré con un chiste, que seguimos en Navidad: “El comunismo es una idea magnífica, definitivamente deberíamos implantarlo. Salvo que te guste comer.”
Feliz 2020.
(Gabriel Le Senne/MallorcaDiario/2/1/2020.)
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