domingo, 12 de noviembre de 2023

SOMOS MEJORES, SÍ

Pedro Sánchez, Dictador de la Ex España - El Español Digital "La verdad sin  complejos"

 

 SOMOS MEJORES, SÍ

En Valencia, la avenida del oeste es un lugar especial donde el comercio de barrio convive con el mercado más bonito del mundo, el central, y una fauna de putas, travestis, chulos y camellos. El psoe, fiel a sus principios y aficiones, eligió esa zona para plantar su sede. Allí viví durante años, y nunca tuve problemas con ellos. Me refiero a las putas, travestis, chulos y camellos. Con el psoe, sí.

 Por eso recorro mi antiguo barrio todas las tardes para unirme al grupo de ciudadanos que se manifiestan bajo la sede de esos desalmados que nos han vendido por su sueldo, ese plato de lentejas.

El follón comienza a oírse dos o tres manzanas antes de llegar. Lo primero, saludar a los polis. Alguno se me cuadra todavía y le pregunto, de coña, cómo se porta el personal. Estupendamente, señor Cantó. Tras varios días, reconozco a algunos de los fieles. Al del pito estridente, al del megáfono y la bandera, a la pareja de señoras magníficas, a la pandilla de chavales… Seremos un par de cientos. Quinientos el día que más. 

Y es cierto que somos mejores. Cataluña, a la que una vez miramos como ejemplo estético y cultural, lleva años produciendo las peores horteradas imaginables. Esas terribles gafas de colores, el pelo Puigdemont, las Charos, la estética de chancla… No he visto karatecas haciendo el gilipollas frente a la poli bajo la sede del socialismo de aquí, ese pagafantas al que llamaba PSC valenciano, que es el mamporrero de sus señoritos del norte. No hay muestras de ese victimismo repulsivo, pegajoso y llorica del que hacían gala los polacos indepes. Tampoco hay una petarda quejándose de que le tocaran las tetas y rompieran los dedos, las denuncias falsas del procés.

 Pam dice que en estas manifestaciones hay hombres blancos enfadados y violentos. Está pidiendo casito, la pobre. Le quedan tres telediarios. Había mucho más que eso. Mucha señora, mucho chaval cabreado. Somos mejores, sí. Esa juventud me ha reconciliado un poquito con la realidad.

Todavía nos organizamos mal, reconozcámoslo, se nota que los fachas no tenemos tanta experiencia en esto. Pero había un quejido entusiasta. El viernes, tras consumarse la vergüenza largo tiempo anunciada, subió la asistencia. Pero somos pocos. Y no entiendo por qué. ¿Cómo es posible que la gente no se dé cuenta de lo que está en juego? Además, se pasa un buen rato, conoces gente, e incluso puedes sentarte en las mesas de una cafetería, rodeado de manifestantes y tomarte unas cómodas birras mientras expresas tu queja. Los cánticos varían.

«Puigdemont a prisión», triunfa. Aquí no hay Borrell que lo acalle. «Pedro Sánchez, dictador»; «no es un presidente, es un delincuente». El festivo «socialista el que no vote» le da un aire aeróbico a la mani. Y, cómo no, «¡lolololololololooooo, qué viiiva España!». Pero hay rabia bajo esos cantos festivos, unos insultos mordidos.

Hay quienes se preocupan porque puedan aparecer los típicos radicales a hacerse notar. No los vi. Algún que otro friki, sí. Pero si alguien se sale del tiesto, se le ha echado. De todas maneras, me cabrea un poco esa precaución. En las otras, comunistas, etarras, fans de Hamás y anarcos, campan a sus anchas. Sin esconderse. Y nadie dice nada.

Toca seguir protestando. Porque ya vivimos en una dictadura. En una República bananera, en un narcoestado. El psoe ha demostrado no tener límite con tal de gobernar. Pactaría con Pablo Escobar o con los hermanos musulmanes.

 

(Toni Cantó/La Gaceta/12/11/2023.)

 

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