(La propaganda dice que los malos somos los hombres. Estos comportamientos de la escritora sueca serían propios de hombres.
¿No habíamos quedado en que las mujeres son superiores a los hombres? Esta es la propaganda feminista.
¿Será cierto? ¿Se trata de un problema de quién es superior? O se trata de una ideología que rezuma resentimiento, como el de esta escritora sueca?
La compleja relación hombre/mujer no se solucionará, ni se mejorará, con resentimientos.
Pero las ideologías dominantes- como el feminismo radical- inundan los medios de comunicación y el sistema de enseñanza. Casi nadie quiere quedarse atrás porque podría ser acusado de 'facha' o de 'machista'.
Todavía hay mucha gente que le asusta que cualquier indocumentado/a le acuse de no ser políticamente correcto. ¡Qué miedo! ¡No ser de izquierdas!
Afortunadamente, muchas mujeres -tal vez la mayoría- no son como esta sueca.)
Modelos de mujer.
Camilla Läckberg, la reina sueca de la novela negra.
Entrevista ElMundo, Irene Hdez Velasco/8/6/2019.
'He usado el ser mujer en mi provecho y no me parece mal. Competía con escritores hombres, cincuentones rechonchos de pelo gris y bastante aburridos y no me ha resultado difícil ganarme la atención de televisiones y revistas gracias a unos bunos tacones, un buen maquillaje y siendo glamurosa.
¿Es usted vengativa?
Sí, sí y sí. Además tengo muy buena memoria, no olvido, mantengo el resentimiento.
EL ABORTO DE GUCCI.
Un vestido blando, muy rollo hippy, con
un útero estampado, y disimulado con rosas, es una de las joyas de la
corona y de la última polémica de la industria del lujo. Podía haber
sido un bonito guiño a la mujer, a la maternidad, a la femineidad, a la
vida, a la naturaleza, a los atributos femeninos y a la fertilidad. Pero
no. No es este el concepto, precisamente. Y, si alguno podía aún tener
la esperanza de lo primero, una chaqueta con el lema de "mi cuerpo, mi
elección" aclaran el mensaje de la anterior prenda.
Estas son las propuestas Gucci Crucero 2020. Son tan
tan tan pijiprogres, que sumándose a estos eslóganes, venderán más y
conseguirán la paz en el mundo. No sé si el mensaje entrelíneas podría
ser también lo de que practicar sexo desenfrando este verano en el
crucero, sin protección ni cabeza: ¡total! El Estado paga ese método
anticonceptivo, como muchos utilizan el aborto, desgraciadamente.
Resulta curioso pararse a pensar en cuál es el público objetivo de la
firma italiana: si acaso, las que predican el "nosotras parimos,
nosotras decididos" han pisado alguna vez una tienda de Gucci. Y es que,
las mismas que hoy salen a la calle con pancartas con semejantes
versos, antesdeayer linchaban en las redes este tipo de firmas por
utilizar pieles de serpientes y aprovecharse del Capitalismo más
agresivo para que unos pocos lo disfruten a coste de "otros muchos".
¡Qué gran paradoja! ¿Verdad?
La marca italiana, fundada a principios del siglo pasado por un
inmigrante italiano en Londres (Guccio Gucci, el botones de un hotel de
lujo), anunciaba en redes que la colección, retransmitida por Internet,
reflejaría su habitual "compromiso" con "las mujeres y las chicas".
Resulta que Gucci financia diferentes proyectos por el mundo con el fin
de respaldar los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. Hasta
aquí, todo correcto.
Sólo me queda deducir que Gucci quiere encajar en la
tendencia social de apoyar las corrientes políticas populares: y el
aborto, va como anillo al dedo, o anillo al útero. Ilusa de mí, creía
que practicaban algo tan romántico como lo de "l’art pour l’art"
generando con ello riqueza, y que la moda por la moda no debía
politizarse ni dejarse llevar por este tipo de escándalos. La famosa
regla del 80-20 (Principio de Pareto), según la cual sólo un 20% de la
población española puede permitirse adquirir un 80% de los productos de
Gucci (ni el 20, hablaríamos de un 3%, si me apuran), invita a analizar
cuál es el estatus social y, en base a este, la ideología político-moral
y religiosa del consumidor/a Gucci.
Me planteo, y les planteo, si el
público objetivo de Gucci España (cuya tienda principal está en
Serrano-Ortega) vota a Podemos, está en contra de los Toros, apoya a los
okupas, defiende la subida de impuestos, está favor de la inmigración
ilegal y en contra del uso de las pieles. Porque, seamos sinceros, ¿las
instagramers de moda de las redes son el fiel reflejo de la compradora
de la marca? El hecho de que ellas, modernas casi todas (aunque María
Pombo reconoció estar en contra del aborto, ¡bien por ella!), apoyen la
"interrupción voluntaria del embarazo" (el rey de los eufemismos, que se
utiliza para maquillar "asesinato voluntario legal de vidas") y porten
Gucci’s y Trucci’s, no significa que las cientos de miles de followers
de estas prescriptoras compren en Gucci. No, señores.
El otro día saltaba la noticia de una instagramer que, con 2,5
millones, confesaba no haber sido capaz de vender 36 camisetas (de la
colección que había diseñado), la cifra mínima que la empresa le exigía.
Desolada, @Arii lo contaba en su perfil de la red. Algo que
automáticamente repercutía en un debate acerca de si no se estaría
"desinflando" la burbuja de las influencers. En el momento en el que
seguir a una persona en Instagram/Twitter nos cueste un euro, el
chiringuito de algunas influencers reventaría.
Hasta que no asumamos que el aborto es la mayor crueldad cometida y
aceptada, normalizada, asumida, en Occidente, no vamos a avanzar como
personas. Hay que tener mucha sangre fría y muy poca espiritualidad para
acabar con una vida indefensa. Y esto, amigos, no entiende ni de modas
ni modos, sino de alma y corazón.
(Katy Mikhailova/Chic/ld.)
(SEGURAMENTE ESTA ÚLTIMA ES UN MODELO DE MUJER MUY DIFERENTE AL DE LA SUECA. HAY ESPERANZA.)
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