OCCIDENTE, SUICIDIO CLIMÁTICO.
Hace años que todo el debate en torno al cambio climático ha dejado de ser una cuestión de estudio propia del ámbito científico para convertirse en una nueva religión que, a imagen y semejanza de cualquier otra secta, se sustenta en meros dogmas de fe carentes de credibilidad.
Una religión de falsos profetas que pregonan el fin del planeta y la extinción de la humanidad como consecuencia de las emisiones de CO2 causadas por el hombre. Y lo triste es que semejante disparate ha sido comprado masivamente por las elites gobernantes y mediáticas de Occidente, con España a la cabeza, siempre dispuesta a abrazar la radicalidad más absurda.
No. Ni el estudio del cambio climático, aun existiendo, es una ciencia exacta carente de fallos y discusiones, ni las consecuencias del calentamiento global van a desembocar en el apocalipsis, ni mucho menos. El debate sobre el futuro del clima existe. Ya son más de 1.600 científicos y profesionales los que cuestionan tanto el alarmismo como la emergencia climática, incluyendo relevantes premios Nobel que acusan de "pseudociencia" a la actual teoría dominante sobre el origen antropogénico del aumento de las temperaturas.
(EDit. LD/8/9/2023.)
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