MINISTERIO DE AUTODESTRUCCIÓN.
Mucho se ha escrito en los últimos días sobre las declaraciones del nuevo ministro de Cultura, Ernest Urtasun, acerca de la necesidad de "descolonizar los museos" para "superar un marco colonial anclado en inercias de género o etnocéntricas".
Decir esto, con la habitual jerga pedantesca del progresismo, es lo mismo que confesar que hay adaptar los museos a las exigencias ideológicas de los partidos izquierdistas en el gobierno.
Es decir, la imposición totalitaria de una ideología sobre la visión que desde el siglo XXI ha de tenerse de la historia y el arte de siglos pasados.
Legislar sobre la historia, sobre cómo debe ser interpretada y sobre qué aspectos de ella deben ser ocultados es una de las facetas más odiosas de cualquier totalitarismo, sea su orientación ideológica la que sea.
Ningún otro gobierno del último medio siglo, con la excepción quizá de los de su modelo José Luis Rodríguez Zapatero, ha demostrado tan claramente que la cultura le interesa un comino. Lo que le interesa es la ideología, ante cuyo altar todo lo demás ha de postrarse.
(Jesús Lainz/LD/3/2/2024.)
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