Pero en algún momento habrá que pedir cuentas por toda la bazofia que se vierte y exigir incluso que tenga, por lo menos, congruencia.
Sánchez, veamos, ha anunciado alegre y demagógicamente nuevos impuestos "a los ricos", pero ni dice ni dirá que va a imponerles un tributo más a los ricos catalanes. Ni quiere decirlo ni puede. ¿No van a gestionar todos los impuestos, cien por cien, en Cataluña? ¿No ha tragado con la soberanía fiscal catalana?
Al autor de la ruptura le cuesta tomar conciencia de las dimensiones abismales de lo que ha hecho. Habrá que contárselo con sus propias palabras.
Con el concierto económico, los catalanes sí podrán tener Lamborghinis. Serán de los pocos.
Los pobres desconcertados, en cambio, tendrán que contentarse con el autocar, con el viejo, renqueante y atestado autocar que les deja el socialismo.
(Cristina Losada/LD/5/9/2024.)
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