ANÁLISIS TRAMPOSO
Hace tiempo vi, aunque no entero, un programa televisivo en el que se hablaba de las elecciones norteamericanas. Uno de los contertulios, un analista político de cuyo nombre no puedo acordarme, decía lo siguiente: las elecciones norteamericanas han constituido un enfrentamiento político entre la derecha (Kerry) y la derecha cerril (Bush). Naturalmente, el fino analista político se situaba en el lado bueno, en la izquierda. Traduciré, según mi leal saber y entender, las palabras de este contertulio. Las traduciré porque no es lo mismo hablar por televisión ante, supuestamente, millones de espectadores que hacerlo tomando unas copas con los amiguetes.
En este último contexto, no puede sorprender que este analista de izquierdas calificase a Bush (aunque algunos lo hicieron incluso por televisión) de ‘tonto del culo’, ‘facha’, ‘criminal’ e ‘hijo de puta’. No estoy exagerando nada. Por esto trataré de traducir lo que las palabras del comprometido y fino analista querían decir, en el contexto televisivo. Para una buena parte de lo que se llama ‘la izquierda’, la derecha apesta. Con mayor o menor habitualidad, la derecha española (básicamente el Partido Popular) ha sido acusada de ‘facha’, ‘carca’ y otros calificativos que obligan a taparse la nariz. Esta sería la zona Kerry. Un millonario casado con una supermillonaria. Pero ya se sabe que uno puede ser de izquierdas con yate, avioneta privada, residencia de superlujo y otras menudencias progresistas. Sólo debe leer el periódico correcto, escuchar la radio correcta y decir las frases adecuadas que le identifiquen como un miembro fiable de la tribu.
¿Por qué deberían los progres taparse la nariz y apoyar a Kerry? Porque el otro es peor. Observen el matiz del fino analista político. Bush representa la derecha cerril. Si con la derecha tout court hay que taparse la nariz (como con todas las derechas que en el mundo han sido) ¿qué habrá que hacer con la derecha cerril? Primero hagamos la traducción. Derecha cerril quiere decir ‘extrema derecha’ y extrema derecha quiere decir ‘fascista’. Tampoco exagero. Hace varios meses estaba hablando con un catedrático (de cuyo nombre no puedo acordarme), de estos y parecidos temas, y me dijo que no participaba de la opinión de sus amigos más radicales de que Bush era peor que Bin Laden. Él creía que eran equiparables. Lo que mostraría, supuestamente, su equilibrio y sensatez.
¿Y dónde está el análisis tramposo? En que el fino analista político comparaba una realidad (USA) con una idealidad (el paraíso comunista), aunque ya no se dice así. Ahora se dice ‘otro mundo es posible’, aunque no se explique cómo se llega y cuánto tendremos que pagar. Lo de siempre. Pues bien, la idealidad (sea la que sea) siempre gana a la realidad. Ninguna realidad, con sus inevitables imperfecciones, puede compararse a una idealidad. Supongamos que el fino analista político hubiese decidido actuar honestamente, sin trampa, y hubiese comparado una realidad con otra realidad. ¿Hubiese utilizado los ejemplos de Cuba y Corea del Norte? ¿Hay norteamericanos que tratan de huir a Cuba, o hay cubanos que tratan de huir a Estados Unidos? ¿Hay coreanos del Norte que tratan de huir a Corea del Sur, o coreanos del Sur que tratan de huir a Corea del Norte?
Dado que los ejemplos reales no son presentables, salvo para la izquierda reaccionaria, los finos analistas políticos tienen que comparar un irreal mundo feliz con una realidad, como Estados Unidos. Aún más, no se trata de una descripción de esta realidad sino de una selección de los aspectos más negativos de la misma, para mostrarlos como rasgos sistemáticos y sintomáticos. Ninguna descripción es plenamente objetiva. Pero cuando los finos analistas han descrito previamente a su dirigente político como ‘hijo de puta’, ‘tonto del culo’ y otras finezas, es difícil esperar un mínimo de objetividad. Ni saben lo qué es, porque dividen el mundo en buenos (ellos) y malos (los otros).
El onanismo intelectual de una cierta izquierda (básicamente la izquierda reaccionaria) le hace inmune a los hechos. No se trata de que alguien, legítimamente, diga que la realidad no le gusta y se recluya en sí mismo. Creo que es una opción equivocada pero no me refiero a esto. Me refiero a los sectarios enfermizos que ya no pueden ver los hechos que les disgustan o que perjudican sus proclamas. Sólo ven los hechos que confirman sus recetas. Cuando esta ceguera intelectual va unida a una íntima convicción de superioridad moral, estamos en presencia de un fósil reaccionario de izquierdas. Por cierto, los fósiles reaccionarios de derechas son igual de cretinos.
En resumen, que para el fino analista político si la derecha tout court (representada por Kerry ) huele mal , la derecha representada por Bush, da miedo. Miedo por la satánica mezcla de maldad y estupidez. ¡Si serán tontos los americanos que le votan! Lo mismo piensan de los españoles que votan al PP. Unos diez millones de tontos o fachas. El problema es que la izquierda reaccionaria sólo acepta que les voten a ellos. Les produce urticaria que millones de personas (alienadas, por supuesto) voten a Bush o Aznar. Dado que los dos son fachas, votarles es votar fascismo, no democracia. Sólo se vota democracia si se les vota a ellos, los ‘verdaderos’ demócratas. Es decir, a la izquierda reaccionaria le gusta el partido único. Pero como no es democráticamente homologable, acepta que existan ‘los otros’, pero perdiendo siempre las elecciones, sin alzar mucho la voz y haciendo calceta. Si alzan la voz, serán ‘extrema derecha’.
PD. El escritor Tom Wolfe (autor, entre otros, de ‘La izquierda exquisita’) dijo que votó a Bush para ver a los progres USA huyendo del país. ¡Por favor, que no vengan aquí!.
Sebastián Urbina.
31 Enero 2005.
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