(Una sonrisa profidén, y poco más. Esto no es solamente un fracaso para el PSOE, es un desastre para España.
¿No tienen algo mejor los socialistas? No debería ser tan difícil.)
SÁNCHEZ, UN PELIGROSO FRACASO.
LA CONSTITUCIÓN, BAZA ELECTORAL.
Este chico parece dispuesto a hacer
bueno no ya a Rubalcaba, sino a Zapatero. Al menos Zapatero, cuando Obama y Merkel le
indicaron que tenía que hacer recortes porque ponía en peligro la eurozona, los
hizo, no todos afortunados, pero al menos se le vio la voluntad.
Pero a Pedro Sánchez lo único que se
le ve tras su sonrisa de dentífrico es un total vacío de ideas y una contumacia
en el error preocupantes. Justo cuando la crisis Griega tiene a Europa en un brete, no se le ocurre
otra cosa que poner sobre el tapete la reforma de la Constitución. Un
asunto que, por su profundidad, necesita un consenso entre las fuerzas
políticas españolas que hoy no existe, y por su amplitud, largos meses de
debates de los que hoy no disponemos.
Que la Constitución del 78 necesita
retoques no lo niega nadie. Pero ese no es el problema más urgente ni
importante de España a día de hoy. Es más, podría empeorar la situación en vez de
mejorarla, al exacerbar las diferencias. Lo ve hasta un párvulo.
¿Por qué, entonces, lo plantea Pedro
Sánchez? Visto el poco tacto y el nulo olfato que ha demostrado desde que es
secretario general del PSOE, la única explicación es que se trata de una «huida
hacia delante» para
escapar del vacío de ideas en que ha caído la socialdemocracia no sólo española
sino europea, al haberse hundido el Estado de Bienestar a causa de la crisis,
sin tener un plan B para sustituirlo.
A ello se une el inmenso error de
Sánchez de convertir a Rajoy en su principal y casi único enemigo. Cuando su mayor enemigo es
Pablo Iglesias, que no disimula las ansias de hacer con el PSOE lo que ha hecho
con Izquierda Unida, devorarla, aunque hay que reconocer que la digestión
no le está resultando tan fácil como pensaba. Pero que su intención es esa,
como conseguir el liderato de la izquierda para el mano a mano final con Rajoy,
no cabe la menor duda. Ni de que Sánchez le está ayudando en la labor al
facilitarle gobernar en las principales ciudades del país.
Por no hablar de las
divisiones que está creando en su propio partido. Montarse en un federalismo más
o menos asimétrico cuando tenemos de facto ya uno que no somos capaces de
domeñar, son sencillamente ganas de meterse en camisas de once varas. Y si,
encima, hay líderes del PSOE, como la presidenta andaluza, que recelan de tal
idea por temer que su comunidad pase a ser de segundo orden, son ganas de
tirarse a la piscina sin saber nadar.
Para empezar, la Constitución hay que
cumplirla, cosa que no se hace en España, siendo lo más importante. Luego, nadie discute que
necesita retoques, ajustes. Pero eso ha de hacerse con calma, con tiento, con
mucho cuidado. Pues sería una cruel paradoja que, tras haber llegado a ella
«de la ley a la ley», se modificara por intereses partidistas o electorales,
como parecen urgirle al, todavía, líder del principal partido de la oposición.
(José María Carrascal/ABC)
1 comentario:
Testaferro, hombre de paja, partido de paja.
Publicar un comentario