sábado, 11 de julio de 2015

SÁNCHEZ, UN PELIGROSO FRACASO



 (Una sonrisa profidén, y poco más. Esto no es solamente un fracaso para el PSOE, es un desastre para España.

¿No tienen algo mejor los socialistas? No debería ser tan difícil.)





 SÁNCHEZ, UN PELIGROSO FRACASO.

LA CONSTITUCIÓN, BAZA ELECTORAL.

Este chico parece dispuesto a hacer bueno no ya a Rubalcaba, sino a Zapatero. Al menos Zapatero, cuando Obama y Merkel le indicaron que tenía que hacer recortes porque ponía en peligro la eurozona, los hizo, no todos afortunados, pero al menos se le vio la voluntad.

Pero a Pedro Sánchez lo único que se le ve tras su sonrisa de dentífrico es un total vacío de ideas y una contumacia en el error preocupantes. Justo cuando la crisis Griega tiene a Europa en un brete, no se le ocurre otra cosa que poner sobre el tapete la reforma de la Constitución. Un asunto que, por su profundidad, necesita un consenso entre las fuerzas políticas españolas que hoy no existe, y por su amplitud, largos meses de debates de los que hoy no disponemos. 

Que la Constitución del 78 necesita retoques no lo niega nadie. Pero ese no es el problema más urgente ni importante de España a día de hoy. Es más, podría empeorar la situación en vez de mejorarla, al exacerbar las diferencias. Lo ve hasta un párvulo.

¿Por qué, entonces, lo plantea Pedro Sánchez? Visto el poco tacto y el nulo olfato que ha demostrado desde que es secretario general del PSOE, la única explicación es que se trata de una «huida hacia delante» para escapar del vacío de ideas en que ha caído la socialdemocracia no sólo española sino europea, al haberse hundido el Estado de Bienestar a causa de la crisis, sin tener un plan B para sustituirlo. 

A ello se une el inmenso error de Sánchez de convertir a Rajoy en su principal y casi único enemigo. Cuando su mayor enemigo es Pablo Iglesias, que no disimula las ansias de hacer con el PSOE lo que ha hecho con Izquierda Unida, devorarla, aunque hay que reconocer que la digestión no le está resultando tan fácil como pensaba. Pero que su intención es esa, como conseguir el liderato de la izquierda para el mano a mano final con Rajoy, no cabe la menor duda. Ni de que Sánchez le está ayudando en la labor al facilitarle gobernar en las principales ciudades del país. 

Por no hablar de las divisiones que está creando en su propio partido. Montarse en un federalismo más o menos asimétrico cuando tenemos de facto ya uno que no somos capaces de domeñar, son sencillamente ganas de meterse en camisas de once varas. Y si, encima, hay líderes del PSOE, como la presidenta andaluza, que recelan de tal idea por temer que su comunidad pase a ser de segundo orden, son ganas de tirarse a la piscina sin saber nadar.
 Para empezar, la Constitución hay que cumplirla, cosa que no se hace en España, siendo lo más importante. Luego, nadie discute que necesita retoques, ajustes. Pero eso ha de hacerse con calma, con tiento, con mucho cuidado. Pues sería una cruel paradoja que, tras haber llegado a ella «de la ley a la ley», se modificara por intereses partidistas o electorales, como parecen urgirle al, todavía, líder del principal partido de la oposición.

(José María Carrascal/ABC)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Testaferro, hombre de paja, partido de paja.