EL ENGAÑO DEL PROGRESO.
Noticia de primeros de
Febrero de 2016. ‘El líder de Podemos mantiene su propuesta y se ofrece como
vicepresidente. Iglesias dice que el socialista tiene la llave para elegir
entre PP, PSOE y C's o un ‘gobierno de progreso’.
¿Qué significa
‘progreso? Habitualmente se considera que es: ‘Mejora o avance que
experimenta una persona o una cosa hacia un estado mejor, más avanzado o más
desarrollado’. O bien, ‘Desarrollo continuo, gradual y generalizado de
una sociedad en los aspectos económico, social, moral, científico, cultural,
etc’.
Cualquier persona con
dos dedos de frente se quedará perpleja. ¿Quiere decir, Pablo Iglesias, que PP,
PSOE y Ciudadanos no quieren el progreso? O sea, más de catorce millones de
españoles son tan idiotas que votan partidos que no van a favor del progreso.
¿A favor de qué votan?
Resulta que para el
líder de la camisa y la coleta, el PSOE se convertiría en progresista solamente
si formara gobierno con Podemos. Se produciría una transmutación. Pablo les
tocaría con su mano milagrosa y convertiría al PSOE en progresista.
No es posible creer tal
idiotez. Mejor dicho, sí es posible. Digámoslo una vez más. Gracias a la LOGSE,
los medios de difusión, que en su gran mayoría son ‘de progreso’, el sistema de
enseñanza- controlado por la izquierda y nacionalistas- y la estúpida cobardía
ideológica del Partido Popular, han dado como resultado que millones de
personas se traguen las melonadas de progreso como las que dice Pablo Iglesias.
Y similares.
Hagamos una primera
distinción. La izquierda radical, no la socialdemocracia tal como se entiende
en Europa, entendería el progreso de otra manera. Nos lo sugiere Porta Perales:
‘... La izquierda-
falta de ideas y proyectos- ha devenido un partido que todo lo atrapa- que
recoge todo cuanto de ‘progresista’ y ‘buenista’ encuentra en la calle:
altermundialistas, neonacionalistas, anticlericales, antinucleares, pacifistas,
feministas, multiculturalistas, movimientos de liberación del cuerpo,
tercermundistas e indignados diversos’.
Ahora está más claro.
Cuando Pablo Iglesias habla de progreso no habla de lo que la gente sensata
entiende por progreso, sino otra cosa. Iglesias quiere que este maremagnum de
protestones indignados tenga protagonismo político y reciba generosas
subvenciones. Pero no sólo eso. La izquierda radical y los movimientos que
ampara son antisistema. ¿Qué quiere decir? Que Pablo Iglesias y Podemos no se
conforman con reformar esto o aquello. Ellos quieren volver el calcetín del
revés. Por ejemplo, salir del euro, de la UE, de la OTAN, no pagar la deuda,
expropiar a las bravas, como hacía Chavez, el venezolano, apoyar referendos
independentistas y otros disparates de progreso que nos conducirían a la
miseria.
Y en este absurdo
quiere acompañarle Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE. Resulta que
no ha querido hablar con el PP, que ha ganado las elecciones. Esto, por lo
visto, es una muestra de progreso. ¿Por qué? Porque pactar con ‘la derecha’ es
una ‘línea roja’. Pero no lo es llegar a acuerdos con partidos o grupos
separatistas y antisistema que se pasan la Constitución y España por la
entrepierna. Esto es progreso.
Aunque lo mejor sería
que sustituyeran a Sánchez y Rajoy, el líder socialista no puede negarse a
llegar a acuerdos con los partidos constitucionalistas para dar estabilidad
política. Un político responsable debe mirar por el interés general de España y
de los españoles. No el suyo propio, ni el de su partido. En todo caso, si PP,
PSOE y Ciudadanos llegaran a un deseable acuerdo, deberían formalizar, entre
otras cosas, un fuerte compromiso legislativo anticorrupción. Con severos
controles.
Sigamos con la
corrupción. Resulta que los socialistas inmaculados no pueden sentarse al lado
de los populares porque apestan. Por ejemplo, Gürtel, Operación Púnica, Caso
Bárcenas, Caso Noós, Palma Arena, etcétera.
En cambio el PSOE está
limpio y puro como las monjas ursulinas. Por ejemplo, solamente los ERE de
Andalucía tienen a más de 170 imputados y el fraude va por los mil millones de
euros. Y si vamos un poco más atrás: La creciente corrupción entre la clase
política española se ha traducido hoy (18/11/2009-Público.) en datos de boca
del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, quien ha revelado que se
están tramitando un total de 730 causas contra cargos públicos por corrupción.
PSOE y PP acumulan 464 del total de las causas, 264 el Partido Socialista y 200
el PP.
En todo caso, el
irresponsable desprecio del socialista Sánchez al negarse a hablar con el
partido que ha ganado las elecciones, porque es de ‘derechas’, confirma el
dicho de Alain Finkielkraut: ‘La izquierda ya no tiene ideas. Sólo
enemigos’.
¿Qué enemigos? No los
antisistema, los comunistas, los separatistas antiespañoles e indignados
varios. No. El enemigo es el Partido Popular. Y resulta sorprendente este
odio enfermizo porque una de las señas de identidad de la izquierda de progreso
auténtico y verdadero es el ‘buenismo’. Aunque el ‘buenismo’ tiene diversos
rasgos, destaco uno de ellos, el ‘diálogo’ como solución para todos los males.
Dado que la noción de ‘autoridad’ es de derechas, la única autoridad es, y debe
ser, el diálogo. Así pues, diálogo con todos. Con todos menos con el PP. Esto
es progreso.
Pero, afortunadamente,
no toda la izquierda babea con el progresismo fraudulento. Fernando Savater lo
vio con claridad: ‘Pues bien, por mi parte, me niego a considerar
‘progresista’ en ningún sentido respetable del término a los que en veinticinco
años de hostigamiento etarra a la democracia y de mangoneo nacionalista desleal
jamás han hecho nada mejor que condenar la violencia ‘venga de donde venga’ o
lamentarse que ‘entre unos y otros...’ ...’
En este basurero cabe
gran parte de la izquierda y de la derecha acomplejada, con las honrosas
excepciones de rigor. A pesar de que tanto PP como PSOE han aportado víctimas
del terrorismo. Lo que hace aún más despreciable este falso y sectario
‘progresismo’ de pandereta. Y, encima, con aires de superioridad moral.
Sebastián Urbina.
(Publicado en El Mundo/Baleares/12/Febrero/2016.)
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