martes, 12 de diciembre de 2017

¿QUÉ DICE LA PRENSA INDEPENDIENTE?


 (Si es como parece ser, se trata de jóvenes de extrema izquierda que manifiestan su enfermizo odio a España y a los españoles. ¿Algo que aprender? ¿Algo que hacer? ¿Qué dicen las grandes cadenas de televisión y la mayoría de los periódicos?)

 ¿Y si hubiera sido una persona de izquierdas golpeada brutalmente por jóvenes de extrema derecha? ¿Dirían algo? Por supuesto.

Última hora. Tarde del martes, ha muerto.)




 ¿QUÉ DICE LA PRENSA INDEPENDIENTE?

Víctor L. está en muerte cerebral desde el pasado 8 de diciembre a causa de una brutal agresión sufrida por parte de dos supuestos agresores que le atacaron por portar la bandera de España. Su estado es irreversible debido a las graves lesiones y la muerte puede ser inminente.

Según relatan los testigos, los dos jóvenes comenzaron a increpar a la víctima, un antiguo caballero legionario natural de Tarrasa (Barcelona) pero que vivía desde hace años en Zaragoza, por llevar unos tirantes con la bandera de España. Los tres se habían encontrado en una discoteca de la zona de fiesta y comenzaron a increparle llamándole ‘facha’.

Cuando Víctor abandonó el local, los jóvenes corrieron tras él y uno de llos le golpeó con la barra de hierro. El hombre no tuvo posibilidad de defensa, pues el ataque fue por la espalda y cuando intentó defenderse ya había caído desplomado al suelo. Tendido en el asfalto fue víctima de una despiadada golpiza a merced de sus agresores.

Según El Heraldo, Víctor ingresó en el hospital Miguel Servet con un severo traumatismo craneoencefálico. Un amigo de la víctima ha explicado que “los servicios de emergencia trataron de reanimarlo, pero no pudieron hacer nada por él”.

 La Policía ha abierto una investigación, de la que se ha hecho cargo la Brigada de Información de la Jefatura Superior dado que los autores parecen ser radicales de izquierdas. Por el momento hay una persona detenida, pero se desconoce si se trata del autor del golpe con la barra de hierro o del joven que después agredió a Víctor en el suelo.

(La Gaceta) 




 LA IMPUNIDAD COMO CONDENA.

El niño que jamás ha recibido un castigo real tiene muchas papeletas de conocer la cárcel como adulto. La sociedad que se acostumbra a que los delitos queden impunes sucumbe lentamente en el caos. La descomposición puede llegar tan lejos que el enfrentamiento civil o hasta la guerra se hace inevitable. Se hace trágicamente necesaria para que los humanos vuelvan a entender el sentido de reglas y leyes y un orden cuerdo de las prioridades. 

Así como el valor de la justicia para la paz y defensa de los más débiles. En España no estamos, de momento, cerca de la guerra. Pero sí lejos del imperio de la ley. Por las grietas del agravio, de la corrupción y de la injusticia brota muy fresco el odio, esa mercancía que volvió a cotizarse en la vida política española cuando un presidente del gobierno, que sigue impune, decidió reabrir virtualmente la guerra civil española para mayor gloria personal propia

Odio fresco porque lo ejercen y difunden jóvenes que no conocen nada más allá de su primitivo adoctrinamiento ideológico y este régimen que compensa con la impunidad y indiferencia el abandono. Odio surgido de ideologías que liberan al individuo de su deber con las leyes. Cataluña es un terrible ejemplo de cómo la impunidad de décadas ha producido masas de ciudadanos confundidos en un narcisismo tan suicida como criminal.


Con la impunidad lo primero que se elimina es la verdad que denuncia a los culpables de la brutal injusticia que siempre supone el delito de proteger al delincuente. Cuando hay impunidad hay intención o miedo por quien no cumple con su deber de perseguir el delito. El treinta aniversario del atentado de Zaragoza se celebró ayer como un nuevo trámite en nuestra paradójica agenda del olvido.

 Estos actos oficiales en recuerdo de las víctimas en España son dolorosamente sospechosos. Las autoridades parecen temerlos por las preguntas que regularmente resurgen y que sus esfuerzos nunca logran apagar del todo. Por eso no estaban hoy invitados algunos familiares de las niñas muertas en 1987. Por eso este gobierno ha seguido la política del anterior para dividir a las víctimas para destruir todo esfuerzo común por forzar transparencia y verter verdad sobre terribles capítulos del terrorismo que siguen en la más absoluta oscuridad.

Por eso nadie habla de que quien dio la orden de este atentado con 11 muertos es ese Josu Ternera que ha estado y está presumiblemente localizado siempre y no ha sido traído a España porque los gobernantes no quieren. Porque «pacta sunt servanda». Al menos con los terroristas.

 Sucede con esa fecha maldita del 11-M y el tabú implacable de su inverosímil verdad oficial. Como pasa con todos los atentados de ETA. Porque también en el recuerdo de estos pesa la «verdad oficial» de una derrota de los terroristas separatistas que la vida cotidiana en el País Vasco desmiente. La impunidad nos hace perder hasta la brújula moral. No solo a los delincuentes y a esas autoridades que delinquen al violar su deber y juramento de perseguir el delito. 

La sociedad se sume en un mar de confusión y malentendidos. Las palabras pasan a significar algo muy distinto a lo que decían antes. Aún hay remedio si una masa crítica de españoles moviliza a la nación contra la impunidad. A blandir la palabra con toda su verdad. A exigir castigo para Josu Ternera por sus crímenes como para todos los responsables del golpe de estado en Cataluña hoy

Conscientes de que en esa lucha contra estas impunidades y tantas otras nos jugamos nuestro futuro en paz como nación civilizada. 

(Hermann Terstsch/ABC) 



 (Podemos e IU arropando a un presunto asesino. Que ya fue condenado por dejar tetrapléjico a un policía. ¿Y usted les vota? Debe ser tan miserable como ellos.)

El antisistema detenido en Zaragoza por homicidio fue arropado por la órbita de Podemos e IU.

Avalancha de críticas contra el gobierno municipal de Santisteve por cómo ha condenado del asesinato. (ABC)

 

 

 

TAPAD LA MUERTE DEL FACHA.

Una persona asesina a otra por la espalda de un golpe en la nuca con una barra de hierro. Tras el garrotazo, quizá ya mortal, la víctima es pateada en el suelo. Patada de gracia. Uno de los dos milita en la extrema izquierda y posa con banderas de la CNT, la hoz y el martillo. El otro luce tirantes con los colores de la bandera de España y posa con el yugo y las flechas.

 Dependiendo de quién haya sido el verdugo y quién la víctima tendremos resultados bien distintos: noticia en primera plana, manifestaciones, iniciativas políticas, condenas generalizadas y programas especiales de televisión o el más asqueroso de los silencios.


Si el muerto llevaba hoz y martillo o asimilados era un antifascista, un activista social o simplemente un joven brutalmente asesinado que ha dado cuenta del odio de la extrema derecha que, aunque no tenga partidos ni demanda de ellos, siempre está vigilante para acabar con las libertades que tanto trabajo ha costado conquistar. Lazos negros, minutos de silencio en toda España. 


Han matado a un joven por sus ideas, han truncado una vida llena de proyectos, la democracia es una broma de mal gusto. Un antifascista, por definición, jamás puede ser violento: existe porque el fascismo acecha por todas partes. La extrema derecha es el odio y la extrema izquierda el único remedio. Partidos y medios de la izquierda obligarán a la derecha a condenar el franquismo para que pueda librarse de una acusación de inducción al asesinato de la que, de todas formas, no se librará. Aquí o eres normal (izquierda) o eres franquista (derecha).


Si el muerto llevaba la bandera de España y no salía de un estadio, ojo: puede ser un facha y, de ser así, habría que matizar las condenas. Vaya, lo que sospechábamos: un día posó en una tasca con ambiente falangista y le va la Legión. Se lo ha buscado. Que no haya lazos. Que los minutos de silencio sean horas, días. De silencio de verdad. Al fin y al cabo han matado a un facha así que tocará condenar la violencia "venga de donde venga" porque está claro que tanto como la muerte no merecería pero lo mismo había votado a Falange.


Claro que si era votante del partido de la "mala puta", casi peor porque esos pueden gobernar y ya se sabe que Albert es primo de Rivera. Partidos y medios de la izquierda harán la vista gorda pero aprovecharán para indagar en el pasado de la víctima y remozar el del verdugo. En la derecha debatirán sobre la necesidad de acabar con los símbolos que nos enfrentan porque ningún extremismo es bueno. Hay que romper esta espiral de odio: insultan a Iceta, se graban encima de un tanque, matan a uno en Zaragoza…


El muerto es Víctor Laínez y llevaba unos tirantes con los colores de la bandera de España. No se le conocen antecedentes delictivos ni actividad política concreta. El detenido por el asesinato es Rodrigo Lanza, militante de extrema izquierda con intensa actividad de proselitismo y condenado años atrás por dejar tetrapléjico a un policía de una pedrada. No estaban en una manifestación, no eran hinchas de equipos rivales, no era una quedada entre bandas.


 A Rodrigo no le gustaron los tirantes de Víctor porque llevaban los colores de su bandera y lo mató. ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo contamos esta historia? Esto es España, la de antes y después del 155 que lleva un golpe de Estado a las urnas. A ver qué dicen en Bélgica.

 (Javier Somalo/ld.)

  ASESINADO POR SER ESPAÑOL.

 

Desde que ETA dejó de matar, Víctor Laínez ha sido el primer español asesinado en España por el hecho de serlo. Lo fueron a matar, además, el día de la Inmaculada, patrona de España.
Apaleado por la espalda con una barra de hierro y pateado en el suelo, la vileza del crimen deja poco margen de duda acerca de la autoría de la extrema izquierda, siempre amiga de las agresiones más cobardes y enemiga de la nación y de lo nacional.

Por eso se siente con especial dolor el vil y cruel asesinato de Víctor, porque es el de cualquiera de nosotros; como persona, desde luego, y también como hombre que amaba a su país, a la España de todos.

No podemos ocultar que este crimen culmina la enésima agresión perpetrada desde ese ámbito ideológico a resultas del clima de violencia promovido por los que odian a España. Un ámbito ideológico –o más bien un estercolero de manipulación y rencor– que goza del apoyo parlamentario de quienes convierten en héroes a los delincuentes más violentos, ya sea Alfon, Bódalo, Otegui, Ternera, los terroristas de Terra Lliure o cualquier energúmeno que ataque a la policía o a una familia que pone en su casa la bandera de su patria

Un ámbito ideológico –digámoslo también– que es tratado con cierto mimo desde muchos medios de comunicación, que tildan como "jóvenes radicales" a manadas de criminales que han hecho del odio a España su único motivo de existencia.

Quizá esta actuación de muchos de los medios –manteniendo un inexplicable silencio de cuatro días desde la brutal agresión hasta su fatal desenlace– haya sido la causa de que las redes se hayan desbordado de indignación contra la impunidad con que la extrema izquierda y el separatismo actúan en nuestra sociedad.

Es imposible evitar la consideración de cuál sería el grado de conmoción social inducido por los medios si el crimen hubiera tenido lugar bajo diferentes supuestos ideológicos. Aún más, desde luego, de haberse podido relacionar con lo acaecido en Cataluña en estas últimas semanas. Basta ver el tratamiento que recibió la actuación policial del pasado 1 de octubre –cuando fuimos agraciados con la improbabilísima estadística de que, de 800 heridos, ninguno revistiese verdadera gravedad– para hacernos una idea del peligro por el que, a estas horas, atravesaría la convivencia nacional.

¿Alguien duda de cómo, en lugar del silencio aplicado al caso Laínez, hubieran abierto los informativos, alguien duda de las condenas en el Congreso y de los partidos políticos, de los minutos de silencio, de las concentraciones ante los ayuntamientos, de la indignación en los magacines matinales y en los editoriales?

Ojalá que la muerte de Víctor termine con esta impunidad que parece proteger desde hace mucho tiempo a los asesinos de siempre. Ojalá que, en medio de la desolación que a todo bien nacido le ha producido, su muerte sirva para que recapacitemos sobre el grado de envilecimiento que ha llevado a una sociedad a que te juegues la vida, otra vez, sólo por exhibir los colores nacionales.

Es hora de exigir a todos los poderes del Estado, y a todas sus instituciones, una condena efectiva de estos criminales y de quienes les amparan. La desarticulación de todos los grupos violentos de la extrema izquierda, el cese absoluto de subvenciones, primero, y la ilegalización, después, de todas las organizaciones que promueven la hispanofobia. La aplicación de la Ley de Partidos (y su endurecimiento) para erradicar a las formaciones políticas que amparan la violencia o que persigan fines criminales como la destrucción de la unidad nacional. De exigir, en fin, a los poderes públicos que actúen en defensa de España y de los españoles.

Santiago Abascal, presidente de Vox.


1 comentario:

interbar dijo...

Hace poco le partieron la cara, literalmente, a un chaval en Malasaña. Hay un soldado en prisión por defenderse el solo contra una jauría de estos tipos; curiosamente las cámaras del metro no grabaron. Una y otra vez por llevar ropa que se puede confundir con los colores de la bandera de España.