¡ECHEMOS A PSOE/PODEMOS!
INICIATIVA EN LA RED
La calle estalla contra PSOE y Podemos: 6 de octubre para echar a Pedro Sánchez.
Salomon Lush, 20 de agosto de 2018 (Periodista Digital.)
La forma de llegar a La Moncloa, sus socios Bildu o los golpistas catalanes, sus primeras decisiones como presidente, sus avión oficial para ir al FIB, la crisis del Aquarius, el sospechoso empleo de su mujer, Begoña Gómez, los 500 "enchufes" del nuevo Gobierno socialista, la subida de impuestos, el acercamiento de presos de ETA y golpistas del 'procès' a cárceles vascas y catalanas, la manipulación en TVE...
SÁNCHEZ Y SUS SINIESTROS AMIGOS.
El presidente Pedro Sánchez ha estado muy ocupado en Doñana en estas largas vacaciones que se pega. No ha tenido tiempo ni para acercarse un rato a la Línea de la Concepción y Algeciras, donde se vive una situación tan trágica como alarmante. Entre el narcotráfico y la invasión africana, aquella zona de España parece el ensayo de creación de una zona liberada. O secuestrada, según quieran. Por dejación. Dejada de la mano de Dios con las leyes y la Constitución abolidas por la fuerza de los hechos. Es decir como en Cataluña. Con la clara diferencia en descargo de los narcotraficantes en la Línea que estos no quieren destruir, sojuzgar ni atropellar a nadie. Los delincuentes de las fuerabordas podrían ser referente moral para esos otros que son más de yate y destruyen con ahínco la posibilidad de la paz en Cataluña. Mucho han logrado. Se tardará toda una posguerra en revertirlo. Incluso si la guerra dura solo minutos.
No sabemos cuándo termina Sánchez esas vacaciones de niño rico. Habrá que suponer que su ocio será en general secreto de Estado. Sánchez decretó ya como secreto de Estado todo lo concerniente a su vuelo en Falcon de las FFAA a la juerga playera de Castellón con su mujer y no se sabe quién más. No vaya nadie a pensar que este alarde hortera a costa del erario es más propio de Baby Doc o Nicolás Maduro que del jefe del Gobierno del Reino de España. Secreto era también el encuentro con un personaje siniestro, George Soros. Vendría a darle consejos, esperemos que no órdenes. Tiene guasa que la primera visita internacional de un socialista radical en La Moncloa sea la del mayor especulador financiero conocido por usar sus ganancias para intentar doblegar a gobiernos democráticos. Este enemigo de la Nación que ayudó al golpe de estado en Cataluña fue recibido por Sánchez con la obsequiosidad y premura del subordinado.
Tantos años se permitió que se adoctrinara a los catalanes en que es deseable romper España y posible hacerlo sin costo. Sin acritud, daño ni gasto. Ahora toca lo más duro, devolver a tantos de golpe a la realidad de la que fueron enajenados. Dejar claro que les han mentido. Que destruir España, que ha costado infinito esfuerzo y sangre construir, en muchos siglos de sacrificios comunes, inmensas gestas, paces y mil guerras, costaría infinito dolor y también sangre. Que deben reconciliarse con la realidad y que todo esfuerzo contrario es un inútil disparate. Unos mozos traidores pueden ayudar a violar la ley y a ofender al Rey, pero no pueden arrancar a España parte de ella misma. Este Gobierno no tiene solución ya que debe existencia y dependencia y obediencia a los enemigos del Estado. Pero llegará la suspensión de la autonomía y, quizás, el estado de excepción. Al final pasará lo que tiene que pasar para evitar males mucho mayores. Para defender la existencia de España. Y la Constitución, esa que jamás ha defendido este Gobierno salvo para amenazar grotescamente a cinco militares que jamás la han cuestionado. Torra arenga a «atacar al Estado español» pero al Gobierno las amenazas directas de la Generalidad a los españoles no le importan. Juega con fuego. Su política de hechos consumados que dejan al Estado inerme fuerzan a toda la España que no se resigna a reaccionar con urgencia. Y el Gobierno se puede y debe encontrar este otoño con los españoles en la calle. Porque quien amenaza a la Constitución y a la Nación no es ningún militar, no son «las derechas» que grotescamente quiere el Gobierno criminalizar, sino el ejecutivo de Sánchez y sus siniestros amigos.
(Hermann Tertsch/ABC/21/8/2018.)
CORTAR LOS LAZOS DE LA TIRANÍA
SEPARATISTA.
Es innegable que desde el 8 de
octubre del año pasado algo ha cambiado en Cataluña, territorio sometido a
decenios de dictadura
del miedo nacionalista.
Encomiable prueba de ello son los catalanes que se están dedicando
a liberar el espacio público de las aberrantes cruces y los repugnantes lazos
con que la canalla separatista recuerda a los golpistas presos o cobardemente
huidos de la Justicia.
Ciudadanos anónimos que
se arriesgan a sufrir la violencia de los infames CDR, a ser marginados en una
sociedad copada por el parasitario nacionalismo hipersubvencionado y, lo más
execrable e intolerable, a sufrir la persecución de unos Mozos de Escuadra devenidos en ominosa policía
política.
Esos valerosos catalanes, que se organizan y ayudan como
buenamente pueden, y que precisan del aliento del resto de la sociedad española
–y de valiosísimos
consejos para llevar adelante su lucha–, son el núcleo de una
resistencia cívica letal para un separatismo juramentado con el control totalitario del Principado,
al que pretenden convertir en una republicucha populista pesadillesca.
Los catalanes que salen a limpiar
las calles de basura liberticida o lucen la bandera nacional en sus balcones son más conscientes
que nadie de la importancia de no dejar el espacio público en manos de los
golpistas y sus mamporreros; de acabar de una vez por todas y de la
manera más expresiva posible con el mito del "un sol poble" que, sin vergüenza,
abanderan unos indeseables que pretenden convertir a la mitad de los catalanes
en extranjeros en su propia tierra.
Pero mientras la Generalidad
vuelve a estar bajo el control absoluto de los peores enemigos de Cataluña, el
Gobierno de Pedro Sánchez, el Ausente, parece aún menos dispuesto que el de
Mariano Rajoy a hacer
frente a la amenaza separatista. Así, cree que con mesas de
negociación sobre temas secundarios va a apaciguar a los golpistas, que el
envenenamiento de la convivencia provocado por los nacionalistas se esfumará
cualquier día de estos y que es perfectamente legítimo transigir con cualquier
desmán supremacista con tal de asegurar lo que queda de legislatura.
Esos catalanes admirables que defienden su libertad y la de todos arrancando
lazos liberticidas merecen
un Gobierno que no les traicione y
que cumpla con su deber de cumplir y hacer cumplir la Constitución. Y el
amparo de una Justicia que se muestre implacable con los dinamiteros de la
democracia, especialmente con los que detentan posiciones de poder en el Estado
contra el que con toda vileza están atentando.
(Edit.ld/21/8/2018.)
1 comentario:
¡Ojalá! Ahora bien, si sólo la Muerte pudo con el gallego, y era uno, ¿alguien cree realizable la epopeya de manumitirse de esta numerosa tropa (también en esto lideramos en Europa) que nos parasita? Y no creo ser pesimista: no es que vea el vaso medio vacío, es que sobra vaso.
Publicar un comentario