(Convencido
de que no hay peor sordo que el que no quiere oír, seguiré esperanzado en que
haya muchos que no sean así.
Principio
fundamental, con pequeñas variaciones: la derecha es mala, la izquierda es
peor. ¿Por qué?
La
experiencia, de muchos años, enseña que cuando la izquierda llega al poder,
gasta de manera insensata e irresponsable. Mucho más que la derecha. Y, en materia de corrupción, PP/PSOE son parecidos (ver hemeroteca), a pesar de los medios de comunicación, que tratan de hacernos creer que el único corrupto es el PP. Falso.
La consecuencia
siempre es la misma, deterioro económico. Como poco. Aunque no sea exactamente igual, imagine
que, en una familia, se gasta por encima de las posibilidades reales. Deuda.
Con
la diferencia de que los bancos no le prestarán dinero, pero sí al Estado. De modo que
nos endeudarán, hasta nuestros biznietos. Pero se ve que la demagogia funciona.
¡Fuera recortes! ¡Derechos universales y gratuitos para todos!
Se
lo tragarán.)
Carmena fundió las arcas
públicas madrileñas.
Manuela Carmena y su equipo de Gobierno llegaron a
presumir de que estaban por encima de la media nacional en lo que a reducción
de la deuda se refiere. Los neocomunistas se cuidaban mucho de señalar que
el mérito de ninguna de las maneras era suyo, sino de Ana Botella y de las obligaciones en tal
sentido impuestas a todos los ayuntamientos de España por el Gabinete Rajoy;
obligaciones que Carmena y su banda consideraban poco menos que un atentado
contra la democracia...
Los concejales de Carmena
blasonaban, sí, de una austeridad que era producto de una imposición del enemigo
y, aun peor, de su tremenda
incompetencia, materializada en la falta de ejecución de las inversiones
previstas.
Pero es que,
hasta ese pretendido éxito, proclamado a los cuatro vientos por una prensa
izquierdista de la misma catadura moral que ese descalificable Gobierno
municipal que los madrileños han repudiado a las primeras de cambio, era mera apariencia, una fenomenal
mentira, como está constatando con espanto el equipo de José Luis Martínez
Almeida.
Y es que los primeros datos apuntan
a que los podemitas han dejado un agujero de más de 400 millones
de euros en el
Ayuntamiento de la capital, a lo que hay que sumar un descenso brutal, del 70%,
en el superávit anual de las cuentas municipales. Esos más 400 millones
representan el 10% del presupuesto total del Ayuntamiento y, por descontado, revientan los límites marcados por la
regla de gasto, que ya sentenció Carmena con la expansión
presupuestaria que pergeñó, sin vergüenza, para este año electoral.
La
desviación casi duplica la que perpetró el anterior concejal comunista de
Hacienda, el pésimo Carlos Sánchez Matom un tipo del que finalmente ni
siquiera la propia Carmena quería oír hablar.
Para colmo, el equipo de la llorada
Carmena –qué bochorno de izquierda mediática e intelectual– aumentó el
déficit en 103 millones de euros en este último año para comprar votos y garantizarse la
reelección, lo que
terminó por descabalgar unas cuentas públicas ruinosas que obligarán a adoptar
importantes recortes de aquí a final de año.
Todo esto no es más que la enésima
prueba de lo letal que es la izquierda
para la prosperidad de una sociedad. De ahí la imperiosa necesidad de
llegar a acuerdos en la mayor cantidad de instituciones para impedirle que haga
los destrozos que suele. Instituciones como los Gobiernos regionales de Madrid
y Murcia, sin ir más lejos...
(Edit.ld/15/7/2019.)
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