No veo solución mejor
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Estaba pensando en la grave situación política que vivimos, y en sus repercusiones en el ámbito económico y social, y me pareció- y me parece- que la solución para que las democracias no se conviertan en una farsa democrática, o sea, en autocracias con fachada democrática, está en la educación. Seguramente, alguien dirá que ya tenemos ‘sistema educativo’.
Aclararé algunas cosas. En el mes de abril de 2024, un joven mata a su padre a patadas, porque no quiso darle 20 euros para seguir bebiendo. Fernando, murió con 67 años en Narón, A Coruña, a golpes: los que le propinó su hijo, al parecer ebrio, delante de su abuela. (El Debate)
No digo que estas barbaridades no hayan pasado nunca, con anterioridad. Lo que digo es que una educación permisiva- que califican de ‘progresista’- que excluye, en mayor o menor medida, el esfuerzo, el mérito, la adquisición de conocimientos y la disciplina, facilitará comportamientos como el antes citado. ¿Por qué?
Pondré un ejemplo, que los de mi generación conocerán, seguramente en su propia experiencia. Sucedía en mi casa, y en la de mis amigos. Si no estabas enfermo, o pasaba algo raro, en el caso de que no terminaras la comida, te la guardaban para la noche. ¿Qué significa esto? Que no puedes hacer lo que de te dé la gana. Que tu capricho no es la palabra final. Que hay una disciplina. Y un respeto a tu madre que- normalmente- preparaba la comida.
Luego está la adquisición de conocimientos, hoy olvidada o minusvalorada. Nosotros no caemos del cielo, sino que venimos del pasado. Por eso es importante conocer el pasado. ¿Qué hicieron? ¿Cómo lo hicieron? ¿Por qué? La respuesta a estas y otras preguntas nos ayudará a conocernos mejor, a conocer mejor las dificultades de la vida y la resolución de problemas. Pero la educación progre no quiere transmisión de conocimientos. Quiere experiencias y buen rollito.
Junto al conocimiento de nuestro pasado hay que preparar a las jóvenes generaciones para el próximo futuro. Aunque el futuro es indeterminado, y no podemos garantizar este futuro a nuestros hijos. Podemos darles instrumentos para desenvolverse mejor en el mundo que tengan que vivir. Y enseñarles que las garantías ‘no están en las drogas, ni en las doctrinas totalitarias’ sino en el esfuerzo y trabajo bien hecho. De ahí la importancia de una educación que prepare para ser lo más autónomos posible y no depender de una paguita gubernamental.
Resumiendo, transmisión de conocimientos, técnicas de última generación, capacidad argumentativa, autodisciplina, esfuerzo, respeto, reconocimiento del mérito…
Mientras tanto, Sánchez defiende, en el Congreso, su reforma del delito de malversación en el Código Penal y la supresión del delito de sedición. Para cumplir con las exigencias de los golpistas catalanistas, a cambio de sus siete votos, que le permitan seguir en el poder.
La famosa Ley del Sólo sí es sí, ha beneficiado – al menos- a uno de cada diez delincuentes sexuales. Y se supone que es una ley progresista/feminista, del gobierno progresista de Sánchez.
El Ministerio del Interior publicó los datos de denuncias de ocupaciones ilegales de viviendas en 2022. Son 16.726, un 14,4% más que en 2019. Y sigue a peor.
También en 2023, Sánchez acerca a todos los presos de ETA a las prisiones del País Vasco y Navarra, de acuerdo con el pacto con Bildu, heredero político de la banda terrorista.
Pedro Sánchez: ‘Hemos rebajado los impuestos a la clase media y trabajadora’. Sin embargo, según el Instituto Juan de Mariana, España se sitúa en el primer puesto europeo en subida de la presión fiscal. Según este trabajo (2024), desde 2018 Sánchez ha aplicado 69 aumentos de impuestos.
Para no extenderme demasiado en las mentiras y cacicadas de Sánchez, además del asqueroso ‘caso Tito Berni’, mencionaré el gran escándalo de corrupción del caso ‘Koldo’. Millones de euros en fraudulentas compras de mascarillas, mientras moría gente por la pandemia. Y la mujer del presidente, investigada por presunta corrupción y tráfico de influencias. Las criadas mediáticas, calladitas.
Terminemos con la guinda de estiércol, la amnistía a los golpistas catalanistas, que anuncian que volverán a dar un golpe de Estado. ¿Por qué esta gran infamia? Porque ‘el puto amo’, necesita los siete votos de Puigdemont para seguir gobernando. ‘Somos la izquierda’.
Si todo esto, y mucho más que me dejo en el tintero, no escandaliza y se sigue votando a esta chusma sin escrúpulos (que basa su política, -típica de déspotas- en la dialéctica totalitaria ‘amigo/enemigo’), es que parte del pueblo se ha convertido en populacho. Prefieren ‘el puto amo’, a la democracia.
Cambiar de gobierno, es necesario, pero es una solución provisional. Para que los votantes no sean feligreses/fanatizados de una determinada opción política, se requiere un profundo cambio educativo. Capaz de formar auténticos ciudadanos.
Honrosas excepciones aparte, mi desprecio a las élites españolas. Y a las miserables criadas mediáticas. Lean la entrevista a John de Zulueta (The Objective) sobre su libro ‘España fallida’.
PD. ‘Si hay un idiota en el poder, es porque quienes le eligieron están bien representados’ (Mahatma Gandhi)
Sebastián Urbina.
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