LIBERALISMO
y NEOLIBERALISMO.
Seguramente ha oído, alguna vez, que el capitalismo es
salvaje. Para hacer frente a tanto salvajismo tenemos varias opciones. Una es
la revolución socialista, feminista y pacifista. La otra es, mientras esperamos
este santo advenimiento, un gran intervencionismo del Estado para frenar este
salvajismo del mercado y de los malignos empresarios.
El papá-Estado sería imprescindible porque el
neoliberalismo lo somete todo a la eficiencia y la productividad. A eso se suma
que el neoliberalismo habría eliminado, o devaluado, los derechos. Esto lo
habríamos visto en España con los recortes. El Partido Popular, durante la dolorosa
crisis económica, ha realizado inhumanos recortes y machacado a impuestos a los
ciudadanos.
Muchos- preferentemente de izquierdas- han acusado al PP de
neoliberal. Sólo un malintencionado, puede acusar al PP de neoliberalismo. ‘Neoliberal’, como ‘facha’, son palabras
mágicas que obligan al otro a ponerse a la defensiva. El que las emite-
normalmente progresista- cree que ya no necesita argumentar nada.
De modo que los
demagogos de turno se mesan los cabellos con los recortes. ‘Si yo mandara no habría recortes’. ‘Cuando nosotros gobernemos habrá más derechos, universales y
gratuitos’. ¡Gastemos!
Dejo aparte que la corrupción y el
despilfarro, protagonizado por PP/PSOE, los que han gobernado desde 1978, son
absolutamente intolerables. Pero, una cosa es este bipartidismo corrupto y
despilfarrador, y otra es tragar el todo gratis y cero recortes.
Es el caso del profesor de Economía, Vicens Navarro: El neoliberalismo
fue, y es, la doctrina e ideología que tenía como objetivo derrotar a la clase
trabajadora, mediante bajadas salariales, el desmantelamiento de la protección
social y la privatización de los servicios públicos del Estado del Bienestar.
Sin embargo, ‘neoliberal’ es más un insulto que una
definición precisa. Como dice J.R. Rallo: ‘Tras revisar 148 ensayos
académicos, los politólogos Taylor Boas y Jordan Gans-Morse llegaron a la conclusión de que el
término "neoliberalismo" suele emplearse mucho por parte de los
teóricos contrarios a los mercados libres pero casi nunca aparece definido como
tal’.
Sólo falta añadir, dice Rallo, que ‘todos los males de los que se acusa al
neoliberalismo son, más bien, críticas al liberalismo. Porque el neoliberalismo
(término acuñado por Aleksander Rüstow en 1938) tiene propuestas conocidas como
la "economía social de mercado", que suponen un
programa político (regulación de la competencia, lucha contra la desigualdad,
planificación industrial, aseguramiento obligatorio de los ciudadanos,
educación estatalizada…) parecido a los programas socialdemócratas’.
O sea, el
neoliberalismo, aparte de un insulto, es, realmente, algo parecido a la
socialdemocracia. Dicho esto, el liberalismo ha ido cambiando con el tiempo,
especialmente desde M. Thatcher y R. Reagan. Desde entonces, el liberalismo se
asocia a las privatizaciones de empresas públicas y a la desregulación de los
mercados. Influidos por economistas como Hayek, Friedman, entre otros.
Sin
embargo, la grave crisis económica (2007/2008) no es principal responsabilidad
del liberalismo, sino de la mentalidad estatal, exageradamente intervencionista,
que facilitó un exceso de liquidez monetaria y endeudamiento. Lo que está en
línea con casi todos los políticos. Se ha dicho que una causa fundamental de la
crisis se debió a los mercados sin regulación. Pero el mercado financiero
estaba y está muy regulado. ¿Y quién ha hecho estas abundantes regulaciones? El
Estado.
Si el
crecimiento del crédito fue exagerado- tanto en USA, como en Europa- se debió a
la política monetaria de los Bancos centrales, prestando a los bancos a tipos
de interés muy bajos, lo que provocó un exceso de liquidez. Es lo contrario de
lo que se dice por parte de la izquierda y asimilados. De modo que el principal-
no único- responsable de la crisis económica, habría sido el excesivo afán
intervencionista del Estado.
‘’Los ingresos
per cápita son mucho mayores en los países que son económicamente más libres… Mayor libertad económica está también fuertemente correlacionada con
bienestar general, considerando factores como salud, educación,
medioambiente, innovación, progreso social y gobernanza democrática", sostiene un informe publicado por la
Heritage Foundation.
Menos intervencionismo estatal y más libertad,
implican mayor riqueza y bienestar general. Y no podría haber bienestar
general, si estas políticas liberales eliminaran los derechos y el llamado
Estado del Bienestar. Otra cosa es su reformulación.
Veamos el caso de Suecia. Dice Mauricio Rojas: ‘Una impresionante crisis a
comienzos de los 90 fue el precio que pagó por la soberbia de un Estado que se
creyó todopoderoso. Así, hubo de reinventar el Estado del Bienestar para
salvarlo de sus propios excesos y monopolios’. Así pues, el camino adecuado no es el irresponsable y
demagógico, ‘derechos universales y gratuitos para todos’, como pavonean
izquierda y derecha acomplejada.
Dice
Rojas, que ‘se han diseñado distintos
sistemas de subsidio a la demanda, como los bonos o vouchers del bienestar. Junto a ello, se han
abierto los servicios públicos a la competencia y a una amplia colaboración
público-privada que no excluye a los actores con fines de lucro’. Es lo
contrario de lo que defienden nuestros socialistas sanchistas, podemitas y derecha
acomplejada. Recordemos, hay que replantear el Estado del Bienestar, no
eliminarlo. Porque la igualdad de oportunidades es absolutamente fundamental.
El
prestigioso think tank, Free
Market Institute, ha creado un Índice de Flexibilidad Laboral con el que
estudia el grado de facilidad para contratar de los países miembros de la Unión
Europea y la OCDE. Según dicho documento, el
mercado de trabajo más liberalizado del mundo rico, es el de Dinamarca. Se
cae, así, el mito de Dinamarca como "país socialdemócrata":
su sistema laboral es el más flexible de todos. ¿Qué dirían nuestros socialsanchistas,
podemitas, sindicalistas y marianistas?
El antiliberalismo,
de más intervencionismo estatal, más impuestos,
más empleados públicos, más gasto público… es peor que el liberalismo. Aún con todos
sus defectos
G. Sorman, en su libro ‘La
economía no miente’, dice: ‘el análisis
de las grandes depresiones del S.XX muestra como la intervención de los
gobiernos puede transformar un ciclo natural en una gran crisis’.
No es progresista decirlo,
pero Adam Smith ya afirmaba, en ‘La riqueza de las naciones’: El mercado libre es fuente de progreso y
riqueza.
Sebastián Urbina.
(Publicado en ElMundo/Baleares/10/2/2019.)
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