miércoles, 6 de julio de 2022

¡A PASARLO BIEN!

 

¡A pasarlo bien!

Por Sebastián Urbina

Leí un artículo de Carmen Álvarez, ‘De sexo y responsabilidad’. Reproduciré unas líneas para que el lector sepa de qué va la cosa.

"Me pregunto cuántos padres conocen lo que es el juego del muelle o la ruleta sexual. Tras consumir alcohol, o no, varios chicos se sientan en círculo con el pene erecto y varias chicas juegan a la penetración con ellos cambiando de pareja cada 30 segundos. El juego lo pierde el primero que consiga eyacular. Supe de esta práctica por personal sanitario de urgencias a los que acudían madres con niñas que, pese a la enorme educación sexual que se supone reciben en los colegios, se sorprendían porque habían quedado embarazadas".

Antes de ir a lo que más me interesa, comentaré que la presidenta Armengol -y la izquierda, en general- es partidaria de enseñar a los niños de cero a seis años, a masturbarse. Y la derecha no quiere ‘batalla cultural’ (salvo Vox) y calla, o habla con sordina. ¿Verdad, Alberto? Sigamos, pues, con las pajas. Imagino que el profesor y la profesora (si aún se llaman así) harán una exhibición masturbatoria delante de sus alumnos. No hay que esconderse, ni avergonzarse. Es lo más natural del mundo. ¡Saquen el pajarito y bájense las bragas, que empezamos la clase!

Dicho esto, voy a otra cuestión importante, aunque todo lo es, porque todo forma parte de un ‘todo’, valga la redundancia. Y este ‘todo’ progresista tiene que ver con el título de este artículo. ¡A pasarlo bien!

¿Es que está mal ‘pasarlo bien’? Claro que no. Hay que ser muy tonto para creerlo. El problema aparece cuando se transmite la idea -de manera directa, indirecta o ambas- de que ‘pasarlo bien’ es el objetivo fundamental de la vida. En esta línea tenemos las declaraciones del ex ministro de Educación y Universidades, Castells: "Suspender es humillar al alumno". No le humillemos. Que no sufra. ‘Mi mamá me mima’. Queremos derechos, no obligaciones. Unas pajas por aquí, un follaje colectivo por allá. Un salario social por acullá. Etcétera.

Ahora contemplemos a una familia normal (ya sé que es expresión vaga) que tiene apurillos para llegar a fin de mes. Tiene dos hijos. Los educa en el respeto a los demás y en la propia responsabilidad. Les cuida amorosamente cuando están enfermos. Dedican el tiempo que pueden, aunque estén cansados del trabajo (que, en este caso, tienen), para ayudar a sus hijos en sus deberes y en su camino por la vida. Y un largo etcétera de amor, libertad y disciplina.

Me pregunto si estos padres son el resultado de la máxima progresista, ‘¡A pasarlo bien! Creo que no. Una persona decente procura pasarlo bien (sería imbécil si no lo procurara), pero también sabe que tiene responsabilidades. Y si hay un conflicto entre el placer y el deber, cumple con el deber. No deja, por ejemplo, al niño encerrado en el coche, mientras se toma copas con los amigos en el bar. Y un largo etcétera de situaciones que el lector puede imaginar.

Me temo que mucha gente (no puedo precisar el tanto por ciento) piensa que transmitir a los niños la idea de que ‘pasarlo bien’ es un objetivo vital fundamental, dará lugar a sociedades más felices.

Yo creo lo contrario. ¿Por qué? En vez del impersonal ‘pasarlo bien’, se trata de que ‘yo’ lo quiero pasar bien. Es decir, son millones de ‘yoes’ cuyo objetivo fundamental es pasarlo bien. Y se les prepara para que así sea. Mimándoles y evitando contratiempos para que no sufran. Lo que tú digas, nene. Ahora quieres ser nena. Pues muy bien. No discutas mis sentimientos que me ofendo.

Si la sociedad está formada por millones de ‘yoes’ cuyo objetivo fundamental es pasarlo bien, podemos esperar que los más débiles de la sociedad, estén peor. ¿Por qué tengo que preocuparme por los enfermos, los más pobres y los ancianos? Yo he venido a pasarlo bien. Pero una sociedad que se despreocupa de los más débiles, es una sociedad moralmente despreciable.

Hay que rechazar una educación basada en el hedonismo, la irresponsabilidad, el menosprecio por el esfuerzo y el mérito. Porque proponer a los niños -directa o indirectamente- una vida en la que ‘pasarlo bien’ sea el objetivo fundamental, fomentará la creación de personas egoístas, débiles ante la adversidad y más fácilmente manipulables.

¿Es este el comportamiento de los padres antes citados? No. Ellos anteponen sus deberes y responsabilidades. Podemos preguntar ¿para qué tener hijos? Son una molestia y un gasto. Y yo lo quiero pasar bien. ¡Son dos días, tío!

Una sociedad decente y próspera tiene ciudadanos que son y quieren ser libres, cumplen con su deber, respetan al prójimo, y tienen sentido de la responsabilidad. Y, además, se lo pasan bien. ¡Faltaría más!

Pero una sociedad gobernada por socialistas, comunistas, golpistas y filoetarras, quiere aborregar desde el principio y hacer creer que la felicidad es el placer, banalizando el sexo. Con pajas colectivas desde la tierna infancia, mucha ideología de género, LGTBI, y sin suspensos. Menospreciando valores como el esfuerzo, la responsabilidad y el mérito. Con criadas mediáticas subvencionadas manipulando las conciencias.

En resumen, un proceso acelerado de idiotización e infantilización de la sociedad, fomentado por este infame gobierno. Alberto sigue en babia, centrado en la prima de riesgo. Le basta, de momento, porque Sánchez y cuadrilla son horripilantes.

PD. La alcaldesa Colau anima a los niños a "experimentar" y "disfrutar" del sexo tras proclamarse bisexual.

 

(MallorcaDiario.)

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