«Al socialismo se le juzga por sus intenciones y al capitalismo, por sus peores resultados. Ojo, no por sus resultados a secas, sino por sus peores resultados».
Juzgar una política por sus buenas intenciones ya es absurdo, pero es que encima es falso que las intenciones del socialismo sean buenas.
«Los países escandinavos ejemplifican el fracaso, no el triunfo del socialismo. Disponen de Estados grandes, pero también lideran todos los índices de libertad económica y de facilidad para emprender».
(The Objective/Entrevista.)
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