Le sobran los motivos para haberse ido a su casa hace mucho, especialmente desde que pactó su investidura en el extranjero con un prófugo de la justicia. Compró siete votos a cambio de una ley de amnistía que borra los delitos de esos políticos que le dieron sus votos y que el propio presidente y sus ministros calificaban de inconstitucional.
Ese ha sido el mayor caso de corrupción política de la historia democrática de España.
Comparado con eso el caso Begoña Gómez es un juego de niños. Lo que nace de la mano de los proetarras de Bildu y de los ‘golpistas’ catalanes no puede ser bueno para España. Quizás sí lo sea para Sánchez, pero no para nuestro país.
(Benjamín López/EsDiario/25/4/2024.)
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