LENGUA Y LIBERTAD.
(Editorial LB). Del diputado autonómico del PSM, Antonio Alorda, se dice que es uno de los cerebritos de nuestros catalanistas locales. De ahí que haya que ponderar sus declaraciones y juicios de valor. Por ejemplo, cuando afirma que “es muy triste que representantes del PP no muestren amor por la lengua propia” por el hecho de que han criticado el totalitario plan de inmersión catalana que quiere aplicar a la sociedad entera el Govern socialocatalanista. Típico y tópico argumento fascista. De entrada, puede ocurrir que algunos de estos representantes del PP tengan como “lengua propia” el castellano, al igual que más de la mitad de la población balear. Está claro que, para Alorda, todos esos castellanoparlantes no son “buenos mallorquines” o ni siquiera mallorquines a secas. En segundo lugar, Alorda se arroga la potestad de decidir quién ama y quién no ama la lengua, mostrenca pretensión digna de mejor causa. Y, en tercer lugar, hay amores que matan, siendo ejemplo paradigmático de este tipo de “amor” el que experimenta Alorda hacia el catalán que precisa de “odiar” a otra lengua- la castellana- para obtener el label de “enamorado”. No entiende nada de nada el señor Alorda de los términos en qué está planteada la cuestión lingüística, que no es lingüística, sino de libertad, sin que nada tengan que ver enamoramientos más o menos fogosos. Parafraseando a Sócrates, Amicus Alorda, sed magis amica libertas Dicho en román paladino: En Alorda es amic, però es mes amiga sa llibertat.
Marzo 23rd, 2009 at 22:24
Ahí quería yo llegar. Tenemos nuevo plan lingüístico del Govern, y ya empiezan a asomar otra vez los “fascistas”, los “totalitarios”, etc. En la próxima entrega se hablará de nacionalsocialistas y de Auschwitz, seguro.
Me pregunto si alguna vez será posible asistir en esta tierra a un debate de verdad entre catalanistas (tipo Alorda) y “amantes de la libertad” (tipo El Autonomista), sin echar mano de tantos tópicos repetidos mil veces. Alorda habla del “amor por la lengua propia” y El Autonomista de la “libertad”, y es como si los dos se estuvieran refiriendo al Espíritu Santo. Unos hablan de Lengua y otros de Libertad, y es como si se tratara de categorías religiosas que merecen en sí mismas un respeto reverencial. Al margen de los hablantes de dicha lengua y de los beneficiarios de dicha libertad.
Intentemos reducir la cuestión a lo elemental: ¿Qué libertad debe prevalecer, la del ciudadano que desea que no se le imponga el catalán/mallorquín en ningún ámbito ni lugar, o la de ese otro ciudadano que desea ser atendido, o por lo menos comprendido, en esa lengua?
Marzo 23rd, 2009 at 23:59
Ambas, estimada Sor Benjamina deben prevalecer, la libertad y el que el ciuadano que lo desee sea atendido en catalán (yo prefiero llmarlo mallorquín). El problema es que esto no es lo que quiere Alorda y utilizo a Alorda- que me perdone la licencia- como signo y símbolo del catalanismo. Y exactamente esto es lo que nos diferencia a los que defendemos el bilingüismo y los que defienden el monolingüismo catalán, hasta el extremo de que los que defienden las dos lenguas que aman son considerados como sujetos que no aman la lengua mallorquina.
No estamos en el mismo plano moral, unos y otros como no lo están la lengua y la libertad. La libertad es atributo esencial de la condición de ciudadano y por esto es inalienable, inembargable e irrenunciable, anterior a cualquier ley, constitución o poder constituyente, superior a la nación y a cualquier otro constructo socio-político. Es uno de los derechos fundamentales de la declaración de los Derechos del Hombre. La lengua puede ser lo que se quiera, adorarla y venerarla, pero, creo que obviamente, no está en el mismo plano que la libertad. La lengua no posee ningún derecho ni ninguna libertad. El que tiene- debe tener- libertad para hablar la lengua que le de la gana es la persona, única titular de derechos y libertades.
Lo siento, Sor Benjamina: defender lo contrario- como está haciendo el actual Govern con su plan totalitario, es técnica, doctrinal y políticamente “fascismo”. Yo no quiero imponer lengua alguna a nadie, ni el mallorquín ni el castellano, pero no puedo tolerar que se me quiera imponer el catalán o el castellano. Si fuera el catalán el perseguido y acosado por las instituciones públicas y por partidos y políticos perfectamente representados por Alorda diría de los castellanistas lo mismo que digo ahora de los catalanistas. No defendería con ello ninguna lengua- ni el catalán ni el castellano- sino la libertad de elección de culquiera de las dos lenguas, porque ni el catalán ni el castellano tiene derecho alguno.
Esto es lo que trato de explicar y decir con este y otros comentarios.