- Vamos a dejar de lado- por el momento- la extraña “coincidencia”, rayana en la sincronización, de la imputación del presidente de UM y conseller del Govern, Miguel Nadal, con el incremento de la presión sobre Antich y el Pacto. Este asunto- a poco que se confirme a través de una abrumadora concurrencia indiciaria- tiene un potencial de gravedad muy superior a los casos de corrupción que se descubren y persiguen y es, en consecuencia, cuestión en la que inevitablemente habrá que profundizar. Lo malo de esta generalizada sospecha es que, subrayándola y alarmándose por su simple existencia, puede dar la impresión de que se está intentando aguar o neutralizar las corrupciones que afloran a la superficie. Una cosa en una cosa y otra cosa es otra cosa. Ambas inquietantes. Centrémonos, pues y por el momento, en UM y el rosario de presuntas corrupciones que la están atenazando, aproximándose, cada vez más, al epicentro de la cuestión de fora implacable.
- Unió Mallorquina comienza a ser el “patito feo” de la película: contamina a los que, por estrictas razones de ocupación física del poder, se asocian con ella. De entrada se confirma lo que, en solitario, vengo sosteniendo: que quién le dará el “abrazo del oso” al partido de Munar no será el PP, como siempre se ha dicho y como siempre se han creído en UM, sino el PSOE, que es lo que está ocurriendo. Al PP, contrariamente a lo que siempre han pensado, no le interesa que desparezca UM, entre otras razones porque no es seguro que el electorado uemita se pasara con armas y bagajes al PP. En buena teoría, UM recoge un voto inclasificable y, esencialmente, clientelar. Sólo se pasaría al PP si se produjera una subrogación del PP en el lugar de UM en dicha función clientelar. Y no es fácil en el actual escenario político con un PP inmerso en un proceso catártico de depuración ética y estética.
- El terremoto que se está produciendo en UM puede acabar con una ruptura de hecho del actual Pacto y en una situación de dificilísima salida. Una moción de censura constructiva del PP y UM tiene más inconvenientes que ventajas para el PP, puesto que esta joint venture sería más que problemática para los votantes del PP y, desde luego, para una buena parte de la militancia, comenzando por el 33% que representa la facción de Carlos Delgado. Sería, para el PP, pan para hoy y hambre, no para pasado mañana, sino para mañana mismo. Una moción de censura al alimón implicaría un programa alternativo del gobierno de uemitas y populares. El precio que pagarían estos últimos sería, sencillamente, inasumible.
- La segunda hipótesis es nefasta para el PSOE y el Bloc: gobernar en minoría con dos partidos en la oposición que se lanzarían a la yugular de la izquierda, haciendo imposible la gobernación y provocando, más temprano que tarde, una cuestión de confianza que sería, en realidad, una moción de censura. Y, la tercera hipótesis, consistiría en el adelanto de las elecciones autonómicas, posibilidad que coge al PSOE- el balear y el nacional- en su peor momento: probablemente perdería las elecciones.
- Según como se desarrollen los acontecimientos, UM puede situarse rápidamente al borde de su disolución por desintegración. Para colmo, bastará que se decrete la prisión provisional de algunos de los imputados- Son Oms y la autovía de Manacor y su “peaje en la sombra” son el epicentro de la presunta “big corruption”- para que la “ley del silencio” de los imputados saltara hecha añicos, se extendieran responsabilidades en todas direcciones y se armara aquí la de Dios es Cristo.
UM lo tiene mal, pero el PSOE y el PP, también. (Antonio Alemany/LB)
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