¿Todavía cree usted en la milonga del 'Oasis catalán'? ¿Cree que Cataluña es una excepción en el pedregal hispano? Si cree estas milongas no se entera de nada. O no se quiere enterar.
Treinta y cinco años educando en el odio a España dan para mucho. ¿Tampoco lo sabía? Bueno, mejor que visite otro blog. Le dirán que todo va bien. Y lo que va mal es culpa de los 'centralistas españoles'. Y de regalo una frase bonita:
'Cada vez que Mariano abre la boca crea un nuevo independentista'.
PD. ¿Cómo lo sabe? No lo sabe. Lo suelta porque espera que haya súbditos que asientan con la cabeza. Como borregos. O sea, como súbditos.
PD. Aunque fuera así- que no lo saben- no sería algo criticable. Aplicar la ley vigente es obligación de todo gobernante democrático. Tanto si hay burros que rebuznan, como si no los hay)
PD. ¿Cómo lo sabe? No lo sabe. Lo suelta porque espera que haya súbditos que asientan con la cabeza. Como borregos. O sea, como súbditos.
PD. Aunque fuera así- que no lo saben- no sería algo criticable. Aplicar la ley vigente es obligación de todo gobernante democrático. Tanto si hay burros que rebuznan, como si no los hay)
LA CATALUÑA ASILVESTRADA.
España / Nick Ashley
''Una consulta en Cataluña sería muchísimo menos civilizada''.
.
Este escocés residente en España y experto en relaciones internacionales
analiza las similitudes y diferencias entre Escocia y Cataluña.
(ABC)
Aplique el cuento a Cataluña.
ESCOCIA ES MENTIRA.
Sin duda, el rasgo más notable de la identidad nacional escocesa es que tal cosa no ha existido jamás. Léase, si no, La invención de la tradición, el delicioso libro de aquel viejo comunista sabio que fue Eric Hobsbawn. Un asunto, el de la existencia real o no de la singularidad diferencial escocesa, que, en el fondo, tampoco tiene mayor importancia. A fin de cuentas, toda nación no es más que un relato compartido por un número suficiente de gente. Lo importante es que el relato resulte creído por la mayoría.
Que sea o deje de ser auténtico, eso es lo de menos. Aunque, en el caso escocés, el cuento nacionalista resulta tan clamorosamente falso que ni siquiera esa faldita plisada con que se adornan los autóctonos procede del acervo local. Sucede que los antiguos habitantes de Escocia nunca vistieron faldas a cuadros, ni tampoco tocaron gaita alguna en sus festejos y desfiles rituales.
De hecho, la pretendidamente ancestral gaita escocesa fue una novedad bastante moderna que se implantó en la zona mucho después de la unión política con Inglaterra.
Y es que el genuino instrumento nacional de Escocia nunca fue la gaita, sino el arpa. Algo que no deja de obedecer a la lógica si se repara en un pequeño detalle nada baladí, a saber, que los montañas de Escocia estaban pobladas por irlandeses desde tiempos inmemoriales. Irlandeses eran sus habitantes e irlandesa, en consecuencia, era su cultura. Los highlanders de Escocia no eran más que un apéndice de Irlanda. Apenas eso. La fantasía de que formaban un pueblo diferenciado con su propia cultura secular es un invento retrospectivo acuñado en el siglo XIX por un par de célebres falsificadores, James y John Macpherson.
Tanto la historia como la literatura nacionales de Escocia resultarían creación exclusiva de aquella pareja de trileros intelectuales. Una gran bola muñida por la prodigiosa imaginación de dos farsantes, a eso se reduce la pretendida literatura indígena celta de Escocia. Pero así se escribe la Historia. O que se lo pregunten a los que se creen ese otro cuento, el del 11 de septiembre de 1714. ¿A qué extrañarse, pues, de que la famosa faldita de los patriotas de Edimburgo fuese ideada y confeccionada por un inglés decimonónico, el empresario cuáquero de Lancahire Thomas Rawlinson? Al igual, por cierto, que los legendarios distintivos de los clanes escoceses, invención del también inglés sir Walter Scott. La nación escocesa es mentira, sí. Pero ¿a quién importa la verdad?
Un censo de disidentes"
Aplique el cuento a Cataluña.
ESCOCIA ES MENTIRA.
Sin duda, el rasgo más notable de la identidad nacional escocesa es que tal cosa no ha existido jamás. Léase, si no, La invención de la tradición, el delicioso libro de aquel viejo comunista sabio que fue Eric Hobsbawn. Un asunto, el de la existencia real o no de la singularidad diferencial escocesa, que, en el fondo, tampoco tiene mayor importancia. A fin de cuentas, toda nación no es más que un relato compartido por un número suficiente de gente. Lo importante es que el relato resulte creído por la mayoría.
Que sea o deje de ser auténtico, eso es lo de menos. Aunque, en el caso escocés, el cuento nacionalista resulta tan clamorosamente falso que ni siquiera esa faldita plisada con que se adornan los autóctonos procede del acervo local. Sucede que los antiguos habitantes de Escocia nunca vistieron faldas a cuadros, ni tampoco tocaron gaita alguna en sus festejos y desfiles rituales.
De hecho, la pretendidamente ancestral gaita escocesa fue una novedad bastante moderna que se implantó en la zona mucho después de la unión política con Inglaterra.
Y es que el genuino instrumento nacional de Escocia nunca fue la gaita, sino el arpa. Algo que no deja de obedecer a la lógica si se repara en un pequeño detalle nada baladí, a saber, que los montañas de Escocia estaban pobladas por irlandeses desde tiempos inmemoriales. Irlandeses eran sus habitantes e irlandesa, en consecuencia, era su cultura. Los highlanders de Escocia no eran más que un apéndice de Irlanda. Apenas eso. La fantasía de que formaban un pueblo diferenciado con su propia cultura secular es un invento retrospectivo acuñado en el siglo XIX por un par de célebres falsificadores, James y John Macpherson.
Tanto la historia como la literatura nacionales de Escocia resultarían creación exclusiva de aquella pareja de trileros intelectuales. Una gran bola muñida por la prodigiosa imaginación de dos farsantes, a eso se reduce la pretendida literatura indígena celta de Escocia. Pero así se escribe la Historia. O que se lo pregunten a los que se creen ese otro cuento, el del 11 de septiembre de 1714. ¿A qué extrañarse, pues, de que la famosa faldita de los patriotas de Edimburgo fuese ideada y confeccionada por un inglés decimonónico, el empresario cuáquero de Lancahire Thomas Rawlinson? Al igual, por cierto, que los legendarios distintivos de los clanes escoceses, invención del también inglés sir Walter Scott. La nación escocesa es mentira, sí. Pero ¿a quién importa la verdad?
Un censo de disidentes"
Denuncian la campaña de la ANC: intimidación y coacción a domicilio.
La Asociación por la Tolerancia cree que las
encuestas "puerta a puerta" que harán son "una forma potencial de
identificación de desafectos" que podría conllevar "posteriores
represalias".
(Crónica Global.)
Efectos colaterales.
Efectos colaterales.
Ante las amenazas de desobediencia civil.
Empresas americanas frenan sus inversiones en Cataluña.
La Cámara representa a firmas multinacionales
como Morgan Stanley, General Electric, IBM o Microsoft y facturan más de
248.000 millones en toda España.
(Crónica Global.)
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