MITOS Y FALACIAS. CAT
Juan Arza y Joaquim Coll, vocal y vicepresidente,
respectivamente, de Sociedad Civil Catalana (SCC) —plataforma contraria a la
independencia de Cataluña— han coordinado el libro «Cataluña: el mito de la
secesión» (Ed. Almuzara), una obra coral cuya finalidad es desmontar las
falacias del populista imaginario soberanista.
Participan Manuel Cruz, Juan
Arza, Pau Mari-Klose, Pablo Nuevo, Susana Beltrán, Joaquim Coll, Fernando
Sánchez Costa, Miquel Porta Perales, Clemente Polo, Ángel de la Fuente, Mercè
Vilarrubias, Alejandro Tercero, Sonia Sierra y Félix Ovejero. ABC avanza en
exclusiva el capítulo titulado «La Historia como telón de fondo», sobre la
guerra de sucesión de 1714, escrito por el historiador Joaquim Coll.
«No es casual que la propuesta de
celebrar un referéndum sobre la independencia de Cataluña haya sido planteada en
coincidencia con la conmemoración del tricentenario de la caída de Barcelona en
1714. Quien primero lo propuso fue Josep Lluís Carod Rovira hace siete años
en un libro titulado justamente 2014, donde ponía de relieve el enorme
potencial ideológico y movilizador de esta fecha, sentimentalmente idónea para
que el pueblo catalán intentara autodeterminarse
(...) Desde entonces, lo
cierto es que al independentismo las cosas no le han podido ir mejor. Ha
logrado articular y difundir un relato que supera un discurso estrictamente en
clave identitaria. Sin
olvidarse de apelar de forma intermitente a la lengua, la cultura o, como
veremos en este capítulo, a la historia, sus esfuerzos se han centrado
sobre todo en socializar dos discursos, uno de orden político y otro económico.
El primero es el de la ruptura del pacto constitucional con la sentencia del
Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, emitida en junio de 2010 después de
cuatro años de excitante espera y a las puertas de unas nuevas elecciones
autonómicas. (...) El segundo relato es el del expolio económico, tesis
extraordinariamente popularizada, construida a partir de una lectura sesgada de
las balanzas fiscales, pero avalada directa o indirectamente por una parte del
mundo académico catalán que se ha volcado con entusiasmo a favor de la
secesión.
El secesionismo ha logrado a través
de una estrategia comunicativa persistente y extraordinariamente eficaz,
construida en gran medida a partir de falsos mitos, que buena parte de la
sociedad catalana crea que existen graves injusticias que avalan política y
moralmente el deseo de la secesión (...)
Que la intuición de Carod Rovira era
acertada al atribuir virtudes taumatúrgicas al 2014, lo confirma el simbolismo
del que se ha revestido la celebración del Tricentenario, así como
los esfuerzos más o menos disimulados de la propaganda institucional para transformar
ese conflicto dinástico en algo parecido a una guerra de separación de
Cataluña o, por lo menos, en un precedente legitimador de los deseos
nacionalistas actuales.
Ahora bien, como no es posible escribir negro sobre
blanco aquello que no fue más allá de fantasear con otro final posible (por
ejemplo, que Cataluña se hubiera convertido en una república bajo protección
del Imperio y de los aliados o, incluso, en alianza con los turcos), se opta
por construir un relato teleológico (...) La vulgata del relato
institucional, difundido desde el nuevo Born, convertido en el centro cultural
del Tricentenario, induce a dar por supuesto que las Constituciones y
libertades catalanas estaban irreversiblemente amenazadas desde el principio
por Felipe V, y que el trato recibido al acabar la guerra y, claro está, desde
entonces hasta hoy, se asemeja bastante al de una ocupación colonial por parte
de la monarquía borbónica y mutatis mutandis del Estado español.
Se persigue fijar en la retina de
los catalanes la prueba de ese sometimiento, persuadiéndoles de que las razones del actual desafecto, de los
esgrimidos agravios económicos y políticos, no son coyunturales, sino
estructuralmente persistentes desde hace 300 años. La conmemoración, pues, se utiliza como
telón de fondo del momento actual que está viviendo Cataluña, igualmente
histórico, único y excepcional («Ara, la historia ens convoca» reza el lema del
anuncio institucional) (...)
Basta, por ejemplo, con fijar la
atención en las palabras del presidente de la Generalidad Artur Mas cuando dice
que los catalanes de hoy luchan por lo mismo que tres siglos atrás o que
«Cataluña quiere defender con los votos lo mismo que los héroes de 1714». Pero
si la idea de un continuum histórico entre pasado y presente se fuerza tanto,
hasta el punto de obviar algo tan sustancial como es la Constitución de 1978 y
la recuperación de las instituciones de autogobierno, es porque lo
que se pretende es extenderlo hacia el futuro (...)
Tras el cambio político en el
Ayuntamiento de Barcelona en mayo de 2011 y con la llegada del convergente
Xavier Trias al frente del consistorio, el proyecto del Born como centro
cultural ha derivado en un templo del victimismo, en algo así como la
encarnación de la «resistencia frente al enemigo» o en la «zona cero» de la
destrucción bélica.
Desgraciadamente, lejos de ayudar a entender la compleja
guerra de sucesión a la corona española del siglo XVIII, se ha convertido en
una pieza altamente simbólica de la propaganda secesionista. (...)
La victoria de Felipe V significó el
final de las constituciones catalanes, al igual que había sucedido
anteriormente en Valencia y Aragón. Pero en el origen no hubo una disyuntiva
entre pactismo o absolutismo, libertad o sumisión. (...) A partir de esta
premisa, se cae en el maniqueísmo interpretativo. Los catalanes
estuvimos del lado de los buenos, de las «potencias protoindustriales y
protodemocráticas», en referencia a Inglaterra y Holanda, frente al absolutismo
francés y castellano (...)
El ejemplo más clamoroso de hasta
qué punto la agitación y propaganda secesionista se
esfuerza por establecer una relación directa y causal entre pasado y presente,
es que desde septiembre de 2012 un sector del público del Camp Nou estalla en
un grito independentista en el minuto 17 y 14 segundos. La politización del
Barça, incluyendo la exitosa operación de la segunda camiseta del equipo con la
bandera catalana, pone en evidencia que se está desarrollando un potentísimo
programa de socialización, que se sirve de todo tipo de excusas culturales,
deportivas, lúdicas, educativas y hasta gastronómicas, con el objetivo de
convertir la celebración del Tricentenario en un momento cumbre a favor de la
separación (...)
En definitiva, más allá de la
existencia en Cataluña de unas condiciones hostiles a Felipe V, debido a una
fuerte galofobia popular fruto de las guerras anteriores, de unas motivaciones
económicas más profundas en un sector de la burguesía mercantil, o del hecho de
que las arbitrariedades políticas cometidas por el Virrey Velasco actuaran en
esa delicada coyuntura de poderoso precipitante, lo cierto es que el paso al
austriacismo de las instituciones catalanas jamás se hubiera producido de no
haberse visto enormemente incentivado desde fuera y, sobre todo, ante la
perspectiva de una victoria de los aliados frente a Francia (...)».
Datos útiles
Título: «Cataluña: el mito de la secesión».
Editorial: Almuzara.
Autores: Libro coral coordinado por Juan Arza y
Joaquim Coll.
A la venta el
15 de septiembre.
(ABC)
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