(La repugnante extrema izquierda española.
¿Y Sánchez?)
LA OMINOSA FARSA DEL CRIMINAL MADURO Y LA REPUGNANTE EXTREMA IZQUIERDA ESPAÑOLA.
La votación ilegítima bochornosamente escenificada este domingo por el régimen del sanguinario Nicolás Maduro es consecuencia de la desesperación de un tirano tan tramposo como estúpido (qué momento, el de su votación) que se sabe arrinconado. Desde que, el 6 de diciembre de 2015, perdiera las elecciones legislativas, todas las acciones del régimen liberticida que padecen los venezolanos han estado destinadas a dinamitar definitivamente las instituciones del país sudamericano.
Ya lo dijo el propio Maduro infame: lo que no lograran por medio de sus vergonzosamente manipulados procesos electorales lo conseguirían por la fuerza de las armas. La salvaje represión incesante, que sigue segando la vida de venezolanos inocentes, es el reflejo de la orden criminal de acabar con cualquier foco de resistencia democrática.
El infausto referéndum del domingo tenía por objetivo cambiar ilegalmente la Constitución, acabar con el Poder Legislativo e instaurar de una vez por todas un régimen totalitario de inspiración castrista. El montaje fue tan burdo que EEUU, la mayoría de los países hispanoamericanos y la Unión Europea anunciaron que no reconocerían la sedicente Asamblea Constituyente antes incluso de que finalizara la consulta. La comunidad internacional, tan absurdamente cautelosa en otras ocasiones ante los desmanes de Maduro y sus sicarios, ha sido en este caso especialmente contundente, y afortunadamente España se cuenta entre los países que no van a sancionar este nuevo desafuero bolivariano.
Muy otra ha sido la reacción de la extrema izquierda española, de una repugnancia infinita. Mientras aquí se presentan como corajudos luchadores por la libertad que deben hacer frente a un régimen sólo formalmente democrático sometido a los dictados de Bruselas, como los grandes valedores de "los de abajo" y como los peores enemigos de la corrupción, en Venezuela apoyan a una cleptocracia militar enfeudada a la dictadura comunista de La Habana que asesina con total impunidad a decenas de estudiantes y machaca implacablemente a los que nada tienen.
Son lo que parecen ser: la hez de la clase política, enemigos jurados de las libertades y alabarderos de asesinos de la peor especie. Son indignos de tener la menor representación en cualquier institución española, para qué hablar de su intención de llegar al poder solos o en compañía de otros. Pedro Sánchez debería volver a tenerlo claro y prohibirse cometer el peor de los errores de su vida política. Tendría consecuencias devastadoras.
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