A DON PEDRO PLURINACIONAL.
Hoy Pedro
Sánchez, secretario general del PSOE, ha explicado por fin cuántas
naciones cree que hay en España. Y ha hablado de tres: Cataluña, País Vasco y
mi tierra natal, Galicia.
Así comienza la última entrada del blog ‘Contando estrelas’, del conocido tuitero Elentir. A continuación
reproducimos la carta que enviado a Pedro Sánchez, el ‘inventor de naciones’:
”Don Pedro
Sánchez:
Tras leer
sus declaraciones calificando a Galicia de “nación”, he echado mano de mi
cartera y he sacado mi DNI, por si durante años y por algún casual me hubiese
engañado la vista. Y no, sigue
figurando lo que ha puesto siempre: “España”. En este Documento
Nacional de Identidad (lo de “Nacional” es por España, claro) figura mi ciudad
de nacimiento y de residencia, Vigo, y la provincia de la misma: Pontevedra.
Por
ningún lado se indica que yo tenga una doble nacionalidad, o que haya nacido en
una nación dentro de otra (lo cual, dicho de paso, es un absurdo).
Es cierto
que el DNI viene en español y en gallego, como todos los que se expiden en
Galicia. A fin de cuentas, en esta comunidad autónoma -que no nación- tenemos dos lenguas cooficiales, las citadas. Por supuesto, tener
dos lenguas no nos convierte en una nación distinta de España.
La República de Irlanda tiene dos lenguas -el
inglés y el gaélico irlandés- y es una sola Nación. Finlandia tiene dos
idiomas -finés y sueco- y es una sola Nación. Suiza tiene cuatro idiomas -alemán, francés,
italiano y romanche-, y algunos de sus cantones son bilingües, pero todos los
suizos se consideran hijos de la misma Nación.
Podría seguir
poniendo ejemplos, pero creo que los citados bastan para manifestar lo obvio.
De hecho, resulta difícil de cuadrar con la realidad ese concepto
decimonónico de asociar la idea de Nación con la existencia de una lengua. Si
fuese como usted dice, todos los países de habla hispana serían una misma
Nación. Y todos los países que tienen el alemán por lengua, o el
inglés. Busque un mapamundi y se llevará una sorpresa.
A lo mejor usted alega que Galicia
es una nación por su historia. El caso es que el nombre de mi tierra procede de la
Gallaecia romana, que era parte de Hispania. A la caída del Imperio
romano fuimos invadidos por los suevos -que se mantuvieron como una casta
germánica prácticamente ajena a la población hispanorromana-, volviendo a
formar parte de la Hispania (esta vez bajo dominio visigodo) a finales del
siglo VI.
Tras la invasión musulmana, Galicia se sumó a la Reconquista
como parte del Reino de Asturias, luego León y más tarde bajo la Corona de
Castilla. Durante esos siglos y debido a cuestiones de meros repartos
dinásticos, Galicia sólo fue un reino con una muy relativa e inestable
independencia durante 13 años no consecutivos: 13 años de un total de
781.
Cuando
España se unifica bajo el reinado de Isabel y Fernando (1479), el Reino de
Galicia ya llevaba 370 años incorporado a la Corona de Castilla. Desde esa unificación de los
reinos de España han pasado 538 años. Para que nos hagamos una idea, Estados
Unidos lleva 241 años de independencia. Llamar a Galicia “nación” es mucho más
absurdo que llamárselo a los estados de Pensilvania o de Nueva Jersey, por
citar a dos de las trece colonias originales de EEUU.
Es muy
posible que usted diga que con independencia de la lengua y de la historia,
Galicia es una nación porque así lo han dicho los gallegos. Pues tampoco. El Estatuto de Galicia no
menciona a mi tierra como “nación” en ninguna parte. Cita el término “nacionalidad
histórica”, una expresión ambigua que figura en el Artículo 2º de la
Constitución Española, el mismo artículo que afirma: “La Constitución
se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e
indivisible de todos los españoles”. Diga lo que diga usted, la inmensa mayoría de los
gallegos nos sentimos españoles.
De hecho, en
esta tierra los partidos separatistas no han ganado nunca unas elecciones
autonómicas en todos los años que llevamos de democracia. Es más: en Galicia los partidos separatistas llevan ya años
en declive. Y a pesar de los insistentes intentos de ciertos políticos
por desplazar a la lengua común, el uso del español está
aumentando en Galicia, y esto en
una región en la que la mayoría de sus habitantes dominamos las dos lenguas
oficiales.
Precisamente, su partido, el PSOE, ha
ido cayendo en Galicia por actuar como un portamaletas de los separatistas. En las Elecciones Gallegas de 2016
obtuvo un exiguo 17,87% de los votos, siendo tercera fuerza (recordemos que en
2005 llegó al poder tras lograr el 33,64% de los votos y quedar de segundo,
gracias a su alianza postelectoral con el BNG). Aliarse con unos ultras
hispanófobos tuvo un coste electoral enorme para los socialistas gallegos.
Pagaron
en las urnas su apoyo a los planes de sus socios separatistas para imponer el
gallego por encima de nuestras libertades. En vez de caer de la burra, hoy
usted sigue intentando sembrar la división y la discordia entre
españoles. Su modelo territorial se parece cada vez más al cantonalismo
que tuvo tan desastrosos resultados en la Primera República. Vivimos
en un momento en el que cada vez más españoles nos sentimos hartos de las
consecuencias de un desaforado Estado Autonómico, que ha multiplicado por
17 las trabas administrativas, sembrando la desigualdad y -en el caso de
Cataluña- incluso amenazando con romper la convivencia.
Lo
que usted propone es apagar un incendio echando gasolina a las llamas, y
para ello pretende buscar la complicidad de una parte de la población,
engatusándonos con patrañas nacionalistas. Pues
mire usted: conmigo no cuela. Yo soy gallego y por tanto español.
He nacido en Galicia, y en consecuencia mi Nación es España.
Y
no me cansaré de repetírselo a políticos como usted, que quieren trepar al
poder a costa de llenar España de fronteras interiores, como si un
murciano, un andaluz, un catalán, un castellano, un vasco y un gallego no
tuviésemos nada en común más allá de un ejército de funcionarios llamado
Estado. Pues no, oiga: todos somos españoles. Deje de una vez de
inventarse naciones con el único fin de complacer a quienes odian a España y
actúan con deslealtad y desprecio hacia el resto de los españoles.
Un saludo
desde Vigo (España).”
(La Gaceta)
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